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“En Colombia no hay diseñadores de tallas grandes”

Con sólo 25 años, María Jiménez Pacífico, oriunda de Plato (Magdalena), ha conseguido ser portada de la revista “Vogue” en Italia, además de la imagen de marcas como Zara, Topshop y Karen Millen en Islandia.

Un chat con...
02 de marzo de 2016 - 04:24 a. m.

Desde el año pasado viene trabajando en favor de las mujeres de talla grande que han padecido matoneo. ¿Qué otras modelos la acompañan en esta campaña?

Somos una comunidad de modelos de tallas grandes que luchamos porque nuestro cuerpo sea aceptado por la sociedad, por los diseñadores y por la mentalidad de la gente. Por ejemplo, está Ashley Graham, que viene trabajando por la diversidad de tamaños, mientras yo estoy enfocada en el matoneo, porque lo viví desde los seis años.

Cuando habla de tallas grandes, ¿qué medidas entran en esta categoría?

Son mujeres que tienen tallas de 14 a 22, como la estadounidense Tess Holliday, que es de talla 22 y trabaja en las campañas publicitarias de marcas como Torrid. Pero hay que aclarar que esto no sólo se basa en las tallas de la modelo, sino en su actitud, en el mensaje que quiere compartir, porque si es una modelo que no tiene carácter, que no tiene una historia por contar, es simplemente una caja vacía, una más del montón.

Además de ser la imagen de marcas como Zara en Islandia y Karen Millen, también fue portada de la revista “Vogue” en Italia. ¿Cuál considera que fue su plus para lograr tal reconocimiento en tan sólo cinco años de carrera?

Cuando fui descubierta por el fotógrafo de las reinas de belleza de Islandia, Arnold Bjornsson, él me propuso hacer un portafolio en el que quedara en evidencia mi potencial, y así fue. Esas fotos me abrieron todas las puertas del mundo, y hasta el día de hoy no he tenido dificultades. Pero también considero que parte de ese éxito radica en que sé cuál es el mensaje que les debo enviar a las mujeres.

¿Cómo conoció a Arnold Bjornsson?

Por redes sociales. Él me envió un mensaje diciendo que tenía un buen registro fotográfico, que le interesaba realizar una sección de fotos. Me convenció y fui a la sección fotográfica y quedé sorprendida, porque no podía creer que con mis kilos y con tantas inseguridades me viera tan bonita en esas fotos. Me sugirió que las enviara a Eskimo Models, una de las agencias más reconocidas en Islandia, y a los tres días me llamaron para firmar contrato. Luego me presenté en un “casting” para modelar los diseños de la diseñadora Sigrún Lilja Guðjónsdóttir, competí con varias “top models” y gané.

Ahora, con 25 años, ¿cómo recuerda la etapa en la que tuvo que enfrentar el matoneo?

Por diez años tuve que soportar el rechazo de mis compañeras de colegio. Pensé en suicidarme, debido al acoso del que fui víctima. De niña le pedía a mi mamá que quería hacerme una cirugía plástica en mi nariz, porque mis amigas me colocaban sobrenombres. Cuando me mudé a Islandia, a los 15 años, el cambio fue radical, porque allá debía ducharme con otras niñas y eso fue crucial para mí. Pero debo rescatar que allí respetan a las mujeres, allá se celebra ser mujer, mientras que en Colombia se rechaza a una mujer con sobrepeso.

¿O sea que se liberó de los miedos? ¿Del pudor?

El pudor todavía me persigue, me cuesta quitarme la ropa, porque fui educada en un colegio de monjas, pero aun así amo habitar mi cuerpo, porque aprendí que lo más importante es lo que se lleva en el corazón y en la mente. Todas las mujeres somos bellas y todas debemos sentirnos bien en nuestra propia piel.

Algunas mujeres afirman que parte de sus inseguridades provienen de los estándares que los hombres utilizan para definir la belleza. Desde su experiencia, ¿cómo fue y es la relación con el sexo opuesto?

Recuerdo que cuando tenía seis años me gustaba un niño del colegio, pero una de las niñas que continuamente me hacían comentarios fuertes influyó para que ese chico me dejara de hablar. Pero en Islandia sucedió todo lo contrario: para ellos mi belleza era exótica, lo que me ayudó a reconocer mi belleza y autenticidad.

En medio de las inseguridades, la bulimia llegó a su vida. ¿Sintió satisfacción al bajar de peso?

Interiormente no era feliz, porque no era yo. Me enfermé, me la pasaba vomitando en el baño, me esforzaba haciendo ejercicio. Fui esclava de mi propio cuerpo durante dos años, porque es un trastorno que llega y no te das cuenta de que estás cayendo en ese abismo, quizá porque no hay suficiente información. Era una competencia conmigo misma, quería ser más flaca para ser más bella. A los 17 años estuve en 58 kilos, tan delgada que me ofrecieron ser Miss Magdalena, pero no acepté, porque quería ser médica forense.

¿Hubo un respaldo de parte de su familia durante el acoso que vivió?

Cuando niña mi mamá me decía que no debía sentirme mal y que si quería estar delgada debía hacer mucho ejercicio, quizá porque en el fondo ella también sentía la presión social. De hecho, ella se practicó una cirugía luego de sus tres embarazos. Con el tiempo se ha dado cuenta de que las mujeres de talla grande también tenemos oportunidades de ser reconocidas.

¿Ha vuelto a pensar en la posibilidad de practicarse una cirugía?

No, soy natural y quiero seguirlo siendo. Considero que con dos horas de ejercicio y una buena alimentación puedo lograr una vida saludable y mantener mi peso de 80 kilos.

¿Ha considerado tomar la vocería de las mujeres de talla grande en Colombia?

El año pasado estuve en el país compartiendo mi historia de vida, pero me sorprendió que no encontré algún diseñador que confeccionara ropa para mujeres de tallas grandes, por eso es que desafortunadamente Colombia está atrasada en este aspecto, porque mientras los diseñadores no comiencen a diseñar para las mujeres de tallas grandes, este país no será tenido en cuenta en el movimiento de la diversidad de tamaños. Hay gente que no está de acuerdo con romper los estigmas, pero de lo que no se dan cuenta es que la gran mayoría de las mujeres que están en la calle son de tallas grandes, sólo un porcentaje muy pequeño son tallas pequeñas. En Colombia no hay diseñadores de tallas grandes.

Para concluir, ¿podría asegurar que se siente conforme y segura con su cuerpo?

Día a día estoy aprendiendo cosas nuevas, pero me siento muy feliz de ser quien soy, de los valores que me han inculcado. Sé cuál es el mensaje que debo enviar a las mujeres. Hoy en día puedo caminar con libertad.

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