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Cuidado colaborativo para salvar vidas

En medio de la pandemia, los casos de ansiedad, depresión y soledad han aumentado de forma significativa en las personas mayores, por eso es determinante fortalecer las redes de apoyo, identificar entornos de riesgo y promover el autocuidado.

Carolina Castro

23 de agosto de 2020 - 09:00 a. m.
Mantener contacto con familiares y amigos es clave para una buena salud mental.
Foto: / Pixabay
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A las seis de la mañana María prende la radio y lo primero que le indican es que las cifras de muertos han aumentado y que el rango está sobre todo en los mayores de 65 años. Al encender la televisión, solo se les dice que deben aislarse, que el virus es mortal y que no hay vacunas aún para ello.

Al tomar su desayuno desconfía del paquete de manzanas que compró en el supermercado, del domiciliario y hasta de sus propios familiares que demoraron en lavarse las manos al llegar. Una tos la alarma, pero no ha podido agendar cita médica, parecen demoradas, no hay dinero para cita particular. A la hora de dormir enciende nuevamente la televisión y en primer plano salen noticias relacionadas con la inseguridad de las ciudades, pasa triple candado y hace una oración para que no se le metan los ladrones.

Ese es el diario vivir de muchas personas mayores en los últimos días en Colombia, lo que ha llevado a la presentación de diferentes malestares psicológicos, como ansiedad, depresión, incerteza, insomnio, angustia, paranoia, soledad, falta de apetito y debilitamiento de lazos sociales. Estas manifestaciones han sido las causales de consulta de las personas mayores en los últimos meses, disparando así las cifras de llamadas, solicitud de servicios y acompañamiento. Este grupo en especial ha padecido los efectos psicológicos mencionados, ya que se les ha bombardeado a diario con informaciones que los alarman y no saben cómo reaccionar frente a ello, y más cuando muchos están en un entorno en el que no pueden compartir con sus seres queridos o están aislados por su seguridad.

En este tiempo la labor de los psicólogos se convirtió en una de las de más demanda en los últimos meses, hemos tratado de contener la situación acompañando, orientando y buscando la manera que el impacto sea menor, pero esto no es una tarea fácil si no trabajamos de manera coordinada e integral con las instituciones que brindan protección a las personas mayores. Y esto de los malestares no es nuevo, estos han venido en aumento en la última década hasta llegar a elevar los casos de suicidio, incluso antes de la pandemia en todas las clases sociales.

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Por eso, en el marco del Día del Adulto Mayor, hablar de salud mental es determinante para que las personas se desenvuelvan en entornos seguros, y si por el caos que se vive tienen alguno de los síntomas, puedan recibir ayuda de forma oportuna y entender que no están solos, que en equipo se sortean las dificultades y que en este tiempo se puede acceder a varias herramientas para mitigar los riesgos.

Una lección aprendida en medio de la pandemia es que la formación, por lo menos, en el uso de tecnologías de la información y la comunicación, así como el derecho a acceso a internet, se vuelven imperativos para garantizar su derecho a la socialización, entendiendo que con o sin cuarentena muchas personas mayores no pueden desplazarse y cada vez más sus hijos salen del país buscando un futuro mejor.

Debemos tener en cuenta que más allá de la condición clínica, varias de las sintomatologías presentadas por esta población son efecto de un contexto de inseguridad, desigualdad y falta de acceso a los servicios que ha padecido la población, especialmente los no pensionados, sin dejar de lado que quienes tienen la pensión también son víctimas de actos discriminatorios y una incesante angustia por la inseguridad o la situación de crisis por la que atraviesa el país.

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El clima político, la historia y la condición social de las personas, el acceso a servicios de salud, educación y los espacios urbanos seguros son factores que inciden en el bienestar mental de todas las personas, por eso, aunque levanten la cuarentena, es imprescindible abrir los espacios de discusión para la generación de políticas integradoras que procuren cuidar de la salud mental de las personas mayores mediante un enfoque sociosanitario, comunitario e integral.

Recordemos que los problemas de salud mental no se solucionan completamente con apenas asistir a terapias, sino que es imprescindible generar un ambiente propicio para gozar de la vida después de los 65 años y, para ello, todos los sectores deben actuar. Y mientras estas soluciones se presentan, los familiares, cuidadores y amigos pueden ejercer un rol para un cuidado colaborativo y así ser parte de esos entornos que favorezcan la salud mental de las personas mayores.

Por ejemplo, con la tecnología como aliado, las videollamadas, el acceso a cursos de arte, bibliotecas o los servicios que prestan diferentes entidades para formar en oficios y desarrollar nuevas habilidades son una buena opción para mantener una buena salud y compartir con otros amigos o los familiares. También es importante recalcar que, para esa buena salud mental, las personas mayores deben ser conscientes del autocuidado, de estar pendientes de su salud, en este caso en medio de la pandemia, identificar síntomas que les estén afectando la salud y comunicarlo a sus cuidadores o ir al médico, porque estamos viendo que muchos se quedan en casa. En conclusión, se deben adelantar acciones de tipo estructural, en los entornos de las personas mayores junto con acciones individuales centrada en el cuidado individual y el cuidado de quienes nos rodean.

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Por Carolina Castro

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