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Ya nos lo han dicho. Colombia es un país muy desigual. Lo que no se suele repetir es que esta realidad puede cambiar, y que, de hecho, está cambiando. Esta es la principal conclusión de la vuelta por Colombia que lideramos desde el proyecto Reimaginemos para unir a más de mil colombianas y colombianos de la academia, el gobierno, la empresa, el sector social y las artes, para dialogar sobre cómo se experimenta la desigualdad en cada uno de los 32 departamentos de nuestro país, y también, sobre cómo podemos construir una equidad tangible.
Como resultado de ese ejercicio, y en colaboración con la Escuela de Gobierno de la Universidad de Los Andes y con el Observatorio Javeriano de las Desigualdades, construimos 24 propuestas de política pública para una Colombia menos desigual. Compartimos estas recomendaciones como un punto de partida para que, como colombianos, miremos juntos hacia la construcción de equidad. Creemos que, aunque nos hayamos acostumbrado a ver como normales las desigualdades extremas e injustas que colorean a Colombia, esto no debería ser aceptable. No solo desde un punto de vista moral, sino también porque ser una sociedad dividida, polarizada y donde más de la mitad de las personas no tienen lo mínimo para vivir con dignidad y alcanzar sus sueños es una traba para nuestro propio desarrollo, como personas, sociedad, economía y país.
Las 24 recomendaciones parten de cinco grandes conclusiones a las que llegamos tras un proceso de escucha que llegó hasta los rincones más lejanos de Colombia.
Primero, descubrimos que en Colombia hay un interés creciente por hablar de la desigualdad, un tema invisibilizado históricamente pero que, hoy en día, se empieza a nombrar cada vez con más fuerza.
Segundo, constatamos que nuestras desigualdades son históricas y están arraigadas en nuestra geografía, con dinámicas de exclusión que tienen raíces en la colonia y afectan especialmente a regiones como el Pacífico y la Amazonía.
Tercero, reconocimos que Colombia sigue siendo clasista, racista y sexista, lo que se evidencia en cosas abstractas como el lenguaje, y en cosas concretas como la distribución desigual de recursos que llega a ciertos grupos y ciertos territorios.
En cuarto lugar, recordamos que el campo colombiano sigue sufriendo desigualdades profundas en comparación con las zonas urbanas, y que necesita inversiones que reconozcan su potencial para el desarrollo del país.
Por último, constatamos que, a pesar de estos desafíos, existen muchas personas, líderes, organizaciones y colectivos trabajando activamente en la construcción de una Colombia más justa; y que visibilizar y apoyar estos esfuerzos es clave para acelerar el cambio.
Con estas conclusiones en mente, revisamos más de 400 páginas de relatorías y columnas que escribimos desde los Diálogos Territoriales sobre Desigualdad; y a partir de ahí, redactamos, con la asesoría de voces de la academia, el gobierno y el sector social, las 24 recomendaciones.
Cinco de ellas son recomendaciones nacionales, que todo Colombia necesita. Las 19 recomendaciones restantes están agrupadas en siete regiones; cada una con sus propios retos y sus propias oportunidades. Hicimos un esfuerzo por especificar qué debemos hacer, y, sobre todo, cómo podemos hacerlo. Nombramos los actores clave que deben ser parte de las soluciones, y especificamos a qué desigualdades responde cada propuesta de política. En estas 24 recomendaciones encontrarán cosas tan sencillas como un llamado a crear licencias ambientales para la ganadería extensiva, y cosas tan complejas como un llamado a integrar miradas ecosistémicas, biofísicas y culturales propias en los proyectos de desarrollo.
Cada una de las 24 recomendaciones recoge en sí las voces de miles de personas, y refleja cinco grandes principios que consideramos deben definir las soluciones: la visión sistémica, el enfoque territorial, el enfoque diferencial, la gobernanza participativa, y la sostenibilidad y resiliencia. Por ejemplo, hablamos de un enfoque sistémico que nos permita abordar las desigualdades interconectadas; y hablamos de una gobernanza participativa que invite a que las comunidades participen en las decisiones y acciones que afectan sus vidas.
Sabemos que el camino hacia una sociedad menos desigual requiere tiempo y compromiso. Y que las transformaciones que buscamos no se lograrán de un día para otro, pero creemos que dar visibilidad a estas prioridades y establecer una hoja de ruta es un paso crucial para dirigir nuestros esfuerzos hacia la dirección correcta. Esto es lo que buscamos con los Diálogos Territoriales sobre Desigualdad, y es lo que recogen las 24 recomendaciones de política, que ahora ponemos a disposición de la ciudadanía. En ellas se encuentra un esfuerzo colectivo, un ejercicio riguroso de escucha y análisis. Esperamos que este documento sea la semilla de un diálogo que continúe y que inspire políticas y acciones concretas para las transformaciones que Colombia necesita.
Consulta acá el Reporte de Recomendaciones y cuéntanos qué crees que hace falta:
Autora: @Allison_Benson_. Investigadora y Directora de Reimaginemos
