La Violencia Contra las Mujeres (VCM) en los entornos digitales crece a la par con la penetración de Internet.
Aunque combatirla es esencialmente responsabilidad del Estado, algo podemos hacer desde la sociedad civil para frenarla. Les propongo actuar.
Hemos establecido que el marco jurídico colombiano no tiene las herramientas suficientes para enfrentar la VCM (vieja conocida) en el nuevo entorno tecnológico. Las leyes de no violencia contra las mujeres y de violencia intrafamiliar se pensaron para el mundo análogo y la de delitos informáticos para el sector corporativo. Sin embargo, ambas dan pistas sobre posibles respuestas. La VCM en entornos digitales puede catalogarse usualmente como violencia psicológica que cuando proviene de una persona cercana (pareja, expareja, sobrino, prima, etc.) tiene la capacidad incluso de hacer más daño.
Pero, además, está arraigada en prácticas culturales como la naturalidad con la que compartimos nuestras claves de acceso a correo electrónico y redes sociales con la pareja “porque no tenemos nada que ocultar”, y en todo caso compartirlas suele ser “muestra de confianza”.
Y por si esto fuera poco, los efectos nocivos en las víctimas se potencializan cuando enfrentan el desconocimiento de los funcionarios que no reconocen muchas de estas acciones como actos violentos, “para que dio papaya”, “eso no es nada” o lo catalogan de manera incorrecta como “injuria o calumnia”, enviando a las víctimas a recorrer caminos legales sin sentido. El tema lo hemos venido pensando y, además del contexto propio de la VCM, creemos que de no atacarla pondrá en peligro el Internet Libre que defendemos.
Apoyando a Colnodo, la Fundación Karisma se unió a los 16 días de activismo contra la violencia de género, desarrollando la campaña “Actuemos para denunciar la violencia contra las mujeres en entornos digitales". Porque creemos que el primer paso es empoderar a las mujeres para que identifiquen cuando son víctimas, que se cuiden, que denuncien y que exijan que haya respuesta a la situación que sufren; la propuesta es usar lo que hay, visibilizar el problema, exigir soluciones y dar ideas para otras poblaciones más allá de la VCM intrafamiliar. La invitación es a actuar, para dar el primer paso: denunciar.