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Los bandidos le hacen juego a la ultraderecha
Leyendo su editorial del 24 de mayo, titulado “Álvaro Uribe radicaliza el discurso y el presidente responde”, especialmente sus líneas que rezan que “el petrismo revive a su viejo contrincante y caballito de batalla. Ganan políticamente, pero pierde el país”, no creo sinceramente que este Gobierno se esté aprovechando de la situación reviviendo al uribismo; creo, más bien, en que estas agrupaciones ya no guerrillas sino bandidos del ELN y disidencias de las FARC, le hacen el juego a la ultraderecha y leen entre lineas lo que le conviene a Uribe, quien no descansa y debería hacer uso de su buen retiro, así como Santos, y dedicarse a sus nietos, pero su oscuro pasado no lo deja y debe seguir remando y moviendo sus hilos para mantener su impunidad, así con ello arrastre la paz de este maltratado país. Recordemos que recién posesionado Duque, el ELN le explotó un carro bomba en la Escuela de Carabineros y eso justificó su política de hacer trizas la paz de Santos. Muy conveniente, no le parece. La paz y la guerra como negocio para instrumentalización de la justicia.
Jair Delgado
Declaraciones ilegales del expresidente
A propósito del editorial del 24 de mayo, así como las últimas declaraciones del señor Álvaro Uribe. Estas últimas son declaraciones temerarias e irresponsables claramente en contra, no solo del Gobierno de Gustavo Petro, sino de todos los colombianos y de los residentes en el país. No solo está dando opiniones -a lo que tiene derecho-, sino también sugiriendo actuaciones e incitando directamente a las Fuerzas Armadas a seguirlas, a sabiendas de que su figura genera gran influencia, aun dentro del mismo Ejército. ¿Esto no es irresponsabilidad y abuso? ¿Esto no es ilegal?
Además, no se necesita mucha suspicacia para relacionar sus incendiarias declaraciones con el hecho de que en este preciso momento se esté adelantando un juicio en su contra.
Me reservo otras percepciones que tengo al respecto de toda esta situación y su relación con el orden público y seguridad nacional, pero sí quiero hacer un llamado urgente a los investigadores (oficiales e independientes) para desentrañar el fondo de este asunto, pues me parece que las fuerzas oscuras que mueven la agudización del conflicto sí están tomando ventaja con una apuesta por la violencia, saboteando a cada instante y en cada rincón el propósito de paz de todos, exceptuando -claro está- a los que les beneficia la guerra y que son en realidad muy pocos.
María C. Ortiz
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