Sobre el artículo “Los que se van y llegan al Concejo de Bogotá”:
Imagínese que usted, tras varios años de esfuerzo académico, obtiene una beca para estudiar su carrera favorita en una de las mejores universidades del mundo. Digamos que en Harvardpor citar solo un ejemplo. Y que en la mitad de su pregrado cambia sus prioridades y decide abandonar sus estudios porque ahora quiere probar suerte y aspirar a una beca diferente para estudiar en otra universidad prestigiosa, digamos que en Oxford.
Está bien que su deseo de superación sea cada vez más alto o que sus ambiciones vayan cambiando por motivos circunstanciales. Lo que no lograríamos entender muchos es por qué ese estudiante, que tanto luchó por ganarse una beca en Harvard, simplemente decidió dejar la carrera tirada a medio camino para probar suerte en otra universidad, aun sin tener la certeza de que va a ingresar.
El caso del estudiante de Harvard es un ejemplo que podría relacionarse con la inscripción de candidatos al Congreso de la República, quienes serán elegidos el próximo 13 de marzo en una de las pujas políticas más intensas de los últimos años.
En Bogotá, seis concejales del Distrito decidieron renunciar a su curul para buscar un espacio en el Legislativo, entre ellos Andrés Forero, quien encabeza la lista a la Cámara de Representantes por el Centro Democrático, y Carlos Fernando Galán, quien obtuvo un espacio en el cabildo distrital gracias al Estatuto de la Oposición tras perder la Alcaldía con Claudia López y renunció para aspirar al Senado por el Nuevo Liberalismo.
En Medellín el panorama no dista mucho de lo que pasó en la capital. Dos corporados también renunciaron para “pelear” las legislativas de 2022. Daniel Carvalho, del movimiento Todos Juntos, dejó su curul el 30 de noviembre bajo el argumento de que quería poner sobre la mesa discusiones de marca mayor y que en el Concejo de Medellín ya no lo podía hacer. El otro fue Álex Flórez, del movimiento Independientes y alfil político del alcalde Quintero, quien sabía qué “agua lo mojaba”. Flórez hizo bien los cálculos políticos y renunció antes de que el Consejo de Estado fallara en su contra y le quitara su curul por haber hecho campaña mientras tenía un contrato con el Estado. Ahora es el número 11 en la lista del Pacto Histórico de Gustavo Petro.
Quienes hemos participado en política sabemos lo difícil que es ganarse la confianza ciudadana para que un electorado deposite el voto en las urnas por convicción. Aquellos que logran ocupar un cargo dignatario como el Concejo de una ciudad no deberían dejar su curul tirada a medio camino por simples ambiciones políticas.
Está bien que como el estudiante de Harvard quieran participar en otros escenarios, pero es mucho más importante cumplir el ciclo que el voto popular y democrático les concedió. Es un asunto meramente ético.
Una renuncia en estos momentos interrumpe importantes procesos de ciudad. Que el sello de identidad de los aspirantes al Congreso no sea la politiquería. En estos tiempos de división se requieren funcionarios que no dejen sus curules a medias. Está bien que en ocasiones el azar imponga las prioridades, pero como dirían algunos: “En política no todo se vale”.
Andrés Duque Gutiérrez. Medellín.
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