La pandemia y el inútil encierro
William Shakespeare vivió entre 1564 y 1616, época en que convivían con enfermedades como la viruela, la fiebre bubónica, la sífilis... y entonces los Estados y gobiernos hacían lo mismo que hoy: cerrar los teatros y prohibir la movilización. Esto quiere decir que la respuesta no ha evolucionado, pero las enfermedades sí. La respuesta a las pandemias es la misma, con el agravante de que dejan, como entonces, la responsabilidad de la vida o la muerte al ciudadano o súbdito. La pregunta es: ¿para qué nos han servido Estados, gobiernos y monarquías si nada ha cambiado? Pero ahora los grandes conglomerados se adueñaron de las economías y de esos Estados y gobiernos, pues si bien hicieron vacunas, las vendieron al mejor postor, en un mundo donde la pobreza pulula como las ratas en el Támesis en época de Shakespeare. Ellos, los países que se enriquecieron con sus colonias, con la sangre de los países sometidos, fueron los primeros en vacunarse, pero sin modificar un ápice su forma de producción ni de vida. Ellos, con sus privilegios, su ciencia y sus servicios de salud, siguen respondiendo igual que la Inglaterra del siglo XVI: encierro y represión. Pero aquí en Colombia la respuesta fue peor: militarizar, encerrar y perseguir a los ciudadanos que debían buscar su sustento; los servicios de salud hicieron su fiesta, abandonaron a los enfermos en sus casas, no respondieron a las llamadas, los dejaron a su suerte. Ya se llegó a la cifra mundial de cinco millones y medio de muertes, un número inimaginable en 2019, pero hoy los muertos han pasado a ser como los pronósticos del clima, nada nos mueve ni nos sorprende. Esta es la sociedad que se necesita: que trabaje en silencio, que no pregunte ni que sufra por los otros… Una sociedad que mate la solidaridad, la empatía, que nos convierta en empresarios capaces de sobrevivir en soledad a la guerra económica de cada uno.
Johnny Rafael Martelo Roa
Defensa de la tierra coguana
Ante la muy atinada carta de los lectores firmada por miembros de la comunidad coguana (03/01/2022), en respuesta a una columna de Brigitte Baptiste, estoy de acuerdo: es lamentable que quienes deben defender los recursos, la tierra y demás solo aparezcan tratando de imponer un discurso que en nada beneficia a las generaciones venideras de Cogua y de cualquier municipio, vereda o espacio de nuestra querida Colombia.
Me uno a los firmantes de esa carta tan acertada. Que por fin nuestros gobernantes entiendan que se deben al pueblo, no a los intereses económicos de los de “arriba”.
Muchas gracias por esta carta y qué bueno que su periódico aún es de los poquitos que muestran las verdades y realidades.
Nubia Gómez
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