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Mujer y economía: ¿nos tuvo en cuenta la mano invisible?

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Columnista invitada
03 de diciembre de 2022 - 01:45 a. m.
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Por: Sara Ferrer Olivella*

Como mujer que ha dedicado su vida a los temas de desarrollo, he vivido en un mundo en el que se ha dado por sentado el rol de las mujeres y el cuidado, y velar por los hijos, los padres y la casa, pareciera ser asunto de quienes tenemos la capacidad de dar vida. No niego el rol de los hombres que han dado un paso a cuestionarse en estas materias, no obstante, es indudable la brecha entre hombres y mujeres frente a la responsabilidad del cuidado y la convivencia tácita con la idea de que este campo corresponde a las mujeres, ¿por qué?.

Nos enfrentamos a una organización social caracterizada por división sexual del trabajo, en roles productivos y reproductivos, que inicialmente relegó a las mujeres al cuidado y al hogar, que hoy se refleja en la distribución desigual de estas labores, poniendo sobre nosotras una sobrecarga de tareas no remuneradas, que limita nuestros recursos y tiempo para capacitarnos y cuidar de nosotras mismas. Cuestionémonos cuál es la importancia de la labor que hemos desempeñado históricamente las mujeres. Katrine Marçal, en su obra ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith?, nos muestra cómo Adam Smith, padre del liberalismo económico, ignoró el rol de su madre (su devota cuidadora) no solo en su vida, sino en la sociedad, al escribir su obra magistral La riqueza de las naciones.

¿Acaso nuestras economías crecerían como lo han hecho hasta hoy si nuestras madres, hermanas, abuelas y esposas no nos hubieran cuidado? Nuestra sociedad no reconoce el aporte de estas responsabilidades al desarrollo de nuestras sociedades, a pesar de que si lo cuantificáramos, estas equivaldrían el 20 % del PIB.

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Por el contrario, la sobrecarga de responsabilidades de cuidado ha puesto a las mujeres en un lugar de desventaja, aumentando nuestras probabilidades de entrar en ciclos de pobreza y de violencia. Según el “Informe regional de desarrollo humano (2021)” del PNUD, las mujeres dedicamos casi cuatro veces más tiempo a tareas de cuidado que los hombres en Colombia, lo que se traduce en la exclusión de muchas mujeres y niñas de espacios académicos, políticos y laborales, que impulsarían su autonomía económica.

Ante este panorama, celebro que Bogotá haya hecho una apuesta, al establecer el primer Sistema Distrital de Cuidado en América Latina, que ya cuenta con 14 Manzanas del cuidado con apoyo del PNUD, para fortalecer la oferta de servicios, y a través de georreferenciación, brindar información útil al gobierno local, que permita focalizar esfuerzos e impactar positivamente la vida de miles de mujeres, adultos mayores y niños.

Si queremos una sociedad igualitaria y un crecimiento económico que reduzca brechas de verdad, es indispensable invertir en sistemas de cuidado que incluyan mecanismos de protección social para redistribuir, reconocer y reducir las cargas que recaen actualmente sobre las mujeres. Entender, que más que deseable, es necesario poner los cuidados en el centro del desarrollo económico y social.

Sara Ferrer, representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Sara Ferrer, representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Foto: Cortesía

* Representante residente de PNUD.

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