Becas para docentes, pero no para bachilleres
De labios para afuera “reconocen” que el sistema es mixto en educación superior.
En la rueda de prensa de la nueva política de gratuidad, a una pregunta de Luisa Fernanda Soto de CM& (que Dios la guarde), la ministra de Educación nos regaló una respuesta que permite mostrarle al gobierno que, bajo la misma lógica que ahora reconoce, fue un error acabar la bolsa de becas de pregrado.
“En su visión de conservar y fortalecer el sistema mixto, el gobierno está financiando el acceso a educación superior en universidades privadas a través de programas como Poder Pedagógico, esto es, 5.000 licenciaturas para normalistas y 20.000 posgrados para docentes” (en el periodo).
Aunque al presidente no le gusta subsidiar la demanda ni las instituciones privadas, la realidad es que se habría creado un problema de haber dicho que esos 25.000 beneficiarios tenían que ir todos a universidades estatales. Primero, porque el subsector público no tiene esa cantidad de oferta de calidad, y segundo, porque lo habrían tomado como recorte grave de las posibilidades de escoger.
Bueno, eso mismo aplica para los bachilleres talentosos de familias de escasos recursos. Solo que el “reconocimiento” del sistema mixto (cuando alguna periodista pregunta) no llega hasta allí. Para complacer a Fecode, becas donde quieran; para los bachilleres, “en este gobierno no damos becas para estudiar en universidades privadas”.
El gobierno sueña con la gratuidad universal en las universidades estatales, es decir, que el joven de estrato 6 o 20, de colegio bilingüe y 450 puntos en Saber 11 (que puede ingresar a la universidad que prefiera), pague cero pesos en Medicina en la Nacional, por ejemplo, si le da por ahorrarse esa platica para viajar a Europa o invertir en la Bolsa, en lugar de becar con esos recursos a un pilo de clases emergentes en una buena universidad privada.
Los dirigentes sindicales del magisterio fueron enemigos de “Ser Pilo Paga” porque era darles fondos públicos a las universidades privadas, pero qué contentos están con sus becas para subir en el escalafón.
Mientras ellos, profesionales, están eligiendo maestría gratis, miles de buenos bachilleres que no lograron entrar a las mejores universidades públicas o simplemente prefieren una carrera en determinada universidad privada, tienen que considerar endeudarse con Icetex para perseguir sus sueños (las becas privadas no logran sustituir la bolsa pública).
A muchos que en lo primordial les interesa subir en el escalafón (o que pidan la maestría en modalidad dual), los premiamos financieramente; al talento joven que necesitamos potenciar dándole libertad de elección de calidad, lo castigamos.
Es paja que valoran el sistema mixto. Está claro con las becas para bachilleres. Tampoco pasarían la prueba ácida de construir campus para que universidades públicas y privadas concurran en la oferta de programas pertinentes para apuestas productivas del país en zonas apartadas, como los Llanos Orientales. Creen que la cobertura por sí misma (y estatal) es lo que necesitamos.
De labios para afuera “reconocen” que el sistema es mixto en educación superior.
En la rueda de prensa de la nueva política de gratuidad, a una pregunta de Luisa Fernanda Soto de CM& (que Dios la guarde), la ministra de Educación nos regaló una respuesta que permite mostrarle al gobierno que, bajo la misma lógica que ahora reconoce, fue un error acabar la bolsa de becas de pregrado.
“En su visión de conservar y fortalecer el sistema mixto, el gobierno está financiando el acceso a educación superior en universidades privadas a través de programas como Poder Pedagógico, esto es, 5.000 licenciaturas para normalistas y 20.000 posgrados para docentes” (en el periodo).
Aunque al presidente no le gusta subsidiar la demanda ni las instituciones privadas, la realidad es que se habría creado un problema de haber dicho que esos 25.000 beneficiarios tenían que ir todos a universidades estatales. Primero, porque el subsector público no tiene esa cantidad de oferta de calidad, y segundo, porque lo habrían tomado como recorte grave de las posibilidades de escoger.
Bueno, eso mismo aplica para los bachilleres talentosos de familias de escasos recursos. Solo que el “reconocimiento” del sistema mixto (cuando alguna periodista pregunta) no llega hasta allí. Para complacer a Fecode, becas donde quieran; para los bachilleres, “en este gobierno no damos becas para estudiar en universidades privadas”.
El gobierno sueña con la gratuidad universal en las universidades estatales, es decir, que el joven de estrato 6 o 20, de colegio bilingüe y 450 puntos en Saber 11 (que puede ingresar a la universidad que prefiera), pague cero pesos en Medicina en la Nacional, por ejemplo, si le da por ahorrarse esa platica para viajar a Europa o invertir en la Bolsa, en lugar de becar con esos recursos a un pilo de clases emergentes en una buena universidad privada.
Los dirigentes sindicales del magisterio fueron enemigos de “Ser Pilo Paga” porque era darles fondos públicos a las universidades privadas, pero qué contentos están con sus becas para subir en el escalafón.
Mientras ellos, profesionales, están eligiendo maestría gratis, miles de buenos bachilleres que no lograron entrar a las mejores universidades públicas o simplemente prefieren una carrera en determinada universidad privada, tienen que considerar endeudarse con Icetex para perseguir sus sueños (las becas privadas no logran sustituir la bolsa pública).
A muchos que en lo primordial les interesa subir en el escalafón (o que pidan la maestría en modalidad dual), los premiamos financieramente; al talento joven que necesitamos potenciar dándole libertad de elección de calidad, lo castigamos.
Es paja que valoran el sistema mixto. Está claro con las becas para bachilleres. Tampoco pasarían la prueba ácida de construir campus para que universidades públicas y privadas concurran en la oferta de programas pertinentes para apuestas productivas del país en zonas apartadas, como los Llanos Orientales. Creen que la cobertura por sí misma (y estatal) es lo que necesitamos.