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En la edición del 10 de agosto, El Espectador tituló “En la recta final del gobierno Petro conviene la concertación”, y citó la encuesta “Colombia Opina” de Invamer que registró el 37 % de favorabilidad del gobierno, con el remanente de 58 % de imagen negativa. Dedujo que una porción significativa de los ciudadanos juzga que el presidente ha logrado conectarse con reclamos históricos que habían sido ignorados. Concluye que los éxitos corresponden a la concertación. Recabó que el presidente, basado en ese 37 %, ha construido una narrativa dicotómica, estigmatizando de “enemigos del pueblo” a quienes se opongan a su plan de gobierno, a quienes produzcan riqueza, generando tensiones institucionales muy dañinas, y una visión maniquea de la realidad. No obstante, agrega que “el presidente tiene razón cuando afirma que la democracia se fortalece cuando más voces se sienten representadas, y en eso su gobierno ha hecho un aporte innegable”.
Finaliza preguntando “¿cuál será el legado que deja el presidente para el país, más allá de la representación simbólica?”. Advierte que “puede caer en la trampa, en la que ya parece incurso, de aprobar todo a decretazos, de fomentar ´jugaditas’, de la confrontación directa, de hacer lo posible para fortalecer su proyecto político en un año electoral”. Remata afirmando que “es momento de aterrizar su legado y de recordar que su gobierno es para ese 37 %, pero también para el resto. No desaproveche la oportunidad”.
En la misma fecha, el constitucionalista Rodrigo Uprimny tituló su columna ¿Un gobierno “saádico?”, en la que resalta que “una de las peores decepciones con este gobierno es que su actual jefe de gabinete sea el autodenominado pastor Alfredo Saade”. Interpreto que el presidente cayó en la trampa, y, mientras no deseche ese nombramiento, seguirá incurso en la misma. El columnista recuerda que el tal pastor le dijo: “presidente, escuche a su pueblo, cierre el Congreso de la República”. (1-05-25). Agrega que aseveró como jefe de gabinete, “firmamos un acuerdo con un gobierno legítimamente establecido en Venezuela, que lo decidió el pueblo de Venezuela”. Comenta Uprimny que “Saade desconoce no solo el monumental fraude electoral de Maduro, sino las gravísimas violaciones a los derechos humanos cometidas por ese régimen”.
Aludió a “su coqueteo con las estrategias de perpetuación en el poder de Petro, que obviamente desconoce la Constitución”. Se refirió a los logros autoritarios de Bukele en el Salvador, quien luego de reelegirse logró una reforma exprés que amplía el período presidencial y establece la reelección indefinida. “Saade trinó lo mismo pasará en Colombia, qué bien”.
El señor Saade es un personaje siniestro, sin sentido de humanidad. Conocido el asesinato de Miguel Uribe Turbay, declaró en entrevista que es un “accidente de la actividad política, comparable a la caída de un ciclista”. Ante tantas estupideces del jefe de despacho, el presidente no ha reaccionado, confirmando que sigue incurso en la trampa, para desventura de su gobierno y el rechazo unánime de la opinión pública.
“Las campanas de Miguel Uribe Turbay doblan por ti”,(12-8-25), editorial que recuerda las palabras de “Jhon Donne, que resuenan hoy con un eco amargo en Colombia. Las campanas fúnebres hoy no suenan solo por Uribe Turbay, sino por nuestra comunidad y la democracia misma: ambas quedan disminuidas. Paz en la tumba de un hombre de 39 años, padre de familia, y servidor público que, con sus aciertos y desaciertos, creyó que su país podía ser mejor”. Señaló que Uribe Turbay llegó como el senador más votado del país, que practicaba la política dentro de las reglas. No obstante, resaltó que “en medio del dolor, resulta grotesco que este hecho se esté usando como arma electoral. Tanto que se especulen teorías de conspiración como que se intente sumar réditos políticos con el atentado es una afrenta a la memoria de Uribe Turbay. El rechazo a este crimen debe ser unánime y sin matices ni oportunismos”.
“¡Qué falta hace don Guillermo Cano¡”(13-10-25). El día anterior se celebró, en el Gimnasio Moderno, un conversatorio para conmemorar los 100 años de don Guillermo Cano, al que asistimos para presenciar el cortometraje animado hecho por la unidad de video del periódico, “Mientras haya tinta”, que compendia no solo la historia de El Espectador, sino la de Colombia en el centenario celebrado. El Espectador se ha enfrentado a la violencia, a la censura y a la persecución. Sobresalen las denuncias de don Guillermo Cano contra el narcotráfico de la época de Pablo Escobar y la de manipulación dolosa de los ahorradores del grupo Grancolombiano de Jaime Michelsen Uribe. El banquero intentó sin éxito asfixiar económicamente a El Espectador, retirándole la pauta publicitaria. Michelsen fue condenado por la justicia colombiana y huyó a Panamá.
La celebración de la memoria de don Guillermo Cano culminó con el conversatorio programado, rico en anécdotas e historias verdaderas, de doña Ana María Busquets, de Maryluz Vallejo, de Jorge Cardona, y del actual director, Fidel Cano, a quien agradezco tan placentera invitación.
