En 1994 conocí al historiador Sergio Antonio Mosquera, debido a los años que él llevaba inmerso en los archivos notariales y judiciales de Quibdó e Istmina. De esa pasión ha resultado una especie de enciclopedia sobre el Afrochocó, consistente en 27 libros sobre la resistencia contra esclavización, lingüística, legislación, antropofauna, participación de la gente negra en la independencia, espiritualidad, así como racismo y sus consecuencias, entre otros temas. Llevan el sello de Ma’ Mawú, en nombre de la diosa dahomeyana de la creación, la única orisha que para Mosquera sobrevive en el Afropacifico. El pasado 7 de septiembre nos reencontramos, porque la historiadora Claudia Leal lo invitó a que ofreciera en la Universidad de los Andes la conferencia “El inconsciente colectivo en los esclavizadores y esclavizadoras afrodescendientes en el Chocó”.
Antes de la charla formal, rememoramos cómo gracias a su estancia en Ghana aprendió que la separación visible entre sus incisivos superiores es un atributo genético ashanti. La llaman Puerta del Cielo. Me había expuesto que las conductas antagónicas de castigo y ternura hacia los perros se deben a que los esclavistas los azuzaban contra los rebeldes. No obstante, la gente afrochocoana también los valora y ama porque ahuyentan a los invasores y les siguen la pista a venados, guaguas y demás animales de presa que persigue el cazador. De ahí la carrera ceremonial de “bañador de perros”, sanador de males y heridas, conocedor de los secretos que les mejoran el olfato y los hacen más veloces. Fue evidente el entusiasmo que esa conversación le causó a la profesora Leal: dentro de sus investigaciones sobre historia y medio ambiente, le interesan los papeles que desempeñan perros y mulas1. Promete un producto de su trabajo consista en la genealogía de los gozques, y por la calle retrata los de los recicladores, que se amparan de sol y lluvia bajo carretas llenas de cartón y vidrio. También aquellos mediante los cuales los grafiteros adornan las paredes.
A la entrada del auditorio, se nos unió María Fernanda Parra, la coequipera de Mosquera en el manejo del “Muntu-Bantu, Centro de memoria, documentación y materialidades afrodiaspóricas”, localizado en Quibdó, frente a la Universidad Tecnológica del Chocó-Diego Luis Córdoba. A comienzos de este año, escribí que ambos confían en reabrirlo pronto. Se ilusionan de que la presión académica internacional contribuya a acallar las amenazas de un grupo armado inconforme con las reivindicaciones y actividades del Centro.
Uno de los imaginarios que Mosquera aproximó fue el de la “zanganería” Bantú, huella de africanía proveniente del Congo que se refiere a la sabiduría para el buen manejo de riberas y selvas tropicales húmedas. Su ausencia habría comprometido el logro del segundo ciclo de la minería del oro en el Pacífico, durante los siglos XVII y XVIII. Para el expositor, además, sumergido en el inconsciente está el horror por la tortura que los amos aplicaban para convertir a seres libres en esclavizados. Mediante el látigo crearon personas “a la imagen y desemejanza” de los europeos, de modo que aun hoy los afrodescendientes deben enfrentar la persistencia de la memoria de laceraciones corporales destinadas a esclavizar la mente.
Sin embargo, a los amos blancos también los atenazan las remembranzas de la esclavización. Para titular uno de sus libros, Mosquera apeló a una sentencia de Julio Arboleda: “Negro ni mi caballo”. Deshacerse de semejante indignidad implica el dolor de identificarla, requisito consecuente con la ética de aceptar y defender las diferencias étnico-raciales. A ella la instituyó el interculturalismo de la Constitución de 1991, luego de que fuera evidente el fracaso del monoculturalismo que había instalado la carta de 1886.
Para Mosquera, también hay que reconocer las secuelas de la exacerbación de las enemistades entre pueblos de África occidental y central, de las cuales tenían noticia los tratantes. De ahí el libro “Merienda de negros”, el cual junto con los demás hará visibles los retos que enfrenta la gente afrochocoana para hacer valer sus cualidades dentro de esa ciudadanía plural que, pasados treinta años, aún estamos por adoptar a plenitud.
* Miembro fundador, Grupo de estudios afrocolombianos, Universidad Nacional; Patronato de Artes y Ciencias.
1 Credencial está por publicar su artículo sobre pasados y presentes de perros de raza y sin raza.