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En el camino

Un mundo más incluyente

John Galán Casanova
14 de septiembre de 2024 - 05:00 a. m.
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Tengo claro que al querer destacar el tema del lenguaje incluyente no estoy descubriendo que el agua moja. Sé que lluevo sobre mojado respecto a un asunto que puede parecer trasnochado, pero que no por ello deja de revestir importancia, tal como no por ser trasnochadas podemos ignorar problemáticas como la violación de topes electorales, la corrupción en la contratación estatal, la asignación clientelista de cargos diplomáticos o la pasividad ante patrones de maltrato a la mujer que no pocas veces terminan en feminicidios.

Hace 18 años, el 9 de agosto de 2006, la psicóloga Florence Thomas, activista curtida en múltiples causas feministas, denunció en su columna de El Tiempo como algo “terrible y casi vergonzoso” que dicho diario hubiera publicado días antes el siguiente titular de primera plana: “Capturan a 20 cada día por abuso sexual contra niños”. Al revisar la noticia, y constatar que la inmensa mayoría de esos niños abusados eran, en realidad, niñas violadas por hombres, planteó que con un tratamiento más justo y riguroso del lenguaje dicha nota debió haber informado: “Capturan a 20 hombres cada día por abuso sexual contra niñas y niños”.

Su reclamo parece estéril al considerar que, hace poco, el viernes antepasado, a propósito de un caso similar en el que resultó condenada una excandidata al Reinado de la Independencia en Cartagena, a pesar de que la inmensa mayoría de los niños explotados eran, de nuevo, niñas, El Tiempo volvió a titular que a la excandidata se le atribuía “haber instrumentalizado a 54 niños para delitos sexuales en Barú”.

En 1789, como referí en la columna anterior, los revolucionarios franceses, abanderados, con mayúsculas, de la Igualdad, la Libertad y la Fraternidad, se negaron a incluir a las mujeres en la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, pese a que estas habían propuesto un decreto para que les fueran otorgados los mismos derechos. Tampoco surtió efecto que al año siguiente Nicolas de Condorcet y Etta Palm plantearan lo mismo en la Asamblea Nacional, ante lo cual Condorcet declaró: “el que vota en contra del derecho de otro, cualquiera que sea la religión, el color o el sexo de ese otro, ha abjurado del suyo”.

Esto hizo que, en septiembre de 1791, una ilustre antecesora de Florence, la escritora Marie Gouze, quien firmaba con el seudónimo de Olympe de Gouges, publicara la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana, en la cual, parafraseando, cuestionando y afinando la Declaración de los derechos masculinos, exigió un trato igualitario para las mujeres en los ámbitos públicos y privados.

Donde, por ejemplo, los ufanos varones habían decretado dos años antes que “El ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el disfrute de los mismos derechos”, Olympe les replicó: “La libertad y la justicia consisten en devolver todo lo que pertenece a los otros; así, el ejercicio de los derechos naturales de la mujer solo tiene por límites la tiranía perpetua que el hombre le opone”. Los revolucionarios no se lo perdonaron. Aprovechando que la precursora feminista se opuso a la pena de muerte contra el rey Luis XIV, la sindicaron de traición y, tras un juicio sumario, el primer domingo de noviembre de 1793 la guillotinaron.

Que en nuestra época una mujer como Florence Thomas no haya corrido con la trágica suerte de Olympe de Gouges indica que los tiempos en algo han cambiado. A los 81 años, la veterana activista se mantiene al pie de la letra con coraje y convicción. En octubre de 2021, respondiendo una columna donde Daniel Samper Pizano sostuvo que el lenguaje incluyente sobraba, aburría, agobiaba y retorcía “la milenaria estructura del español”, Florence le señaló que, convertido en un arsenal de exclusión en culturas patriarcales, el lenguaje provoca “la ausencia de las mujeres en el mundo”, y que, en ese sentido, la cuestión del lenguaje incluyente no tiene que ver solo con lo gramatical, sino que, de fondo, es un debate de orden político y profundamente ético.

La semana pasada, en “¡Soy una mujer blanca y soy feminista!”, su más reciente columna, la perenne militante se permitió un balance halagüeño al definir el movimiento feminista como “el más importante movimiento social de la modernidad, la única revolución triunfante del siglo XX. Una revolución que puso fin a siglos de discriminaciones inauditas y de violencias de toda clase para las mujeres”.

A través de más de dos siglos de lucha, sus palabras guardan vasos comunicantes con las de la visionaria Olympe de Gouges en el epílogo de su Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana de 1791: “¡Oh, mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuándo dejaréis de estar ciegas? El potente imperio de la naturaleza ha dejado de estar rodeado de prejuicios, fanatismo, superstición y mentiras. La antorcha de la verdad ha disipado las nubes de la necedad y la usurpación. Cualesquiera sean los obstáculos que os opongan, podéis superarlos; os basta con desearlo”.

CODA

Hoy sábado, en la Fiesta del libro de Medellín, conversaré con Gabriela Parra y Frank Báez acerca de “El vuelo literario en el periodismo narrativo”. Teatro parque Explora, 3 p. m. Después, a las 7, con Báez y el poeta Santiago Rodas haremos trío en el bar El Guanábano.

John Galán Casanova

Por John Galán Casanova

Poeta y ensayista bogotano. Premio nacional de poesía joven Colcultura, 1993. Premio internacional de poesía "Villa de Cox", 2009.

 

ALVARO(28865)14 de septiembre de 2024 - 11:12 p. m.
Soy incluyente: el futbolisto, el tenisto, el ciclisto, el artisto, el poeto, el periodisto, etc. ¡Que bello es nuestro idioma, señor columnisto! Podemos hacer de todo con él, ¿o no?
luis(18551)14 de septiembre de 2024 - 03:35 p. m.
¿Por qué cree que a los lectores nos interesa su "Coda"? A mí, particularmente, no me interesa.
  • Gines(86371)14 de septiembre de 2024 - 04:54 p. m.
    Mucha altura tiene tu respuesta, John. ¡Felicitaciones! A los que amamos la cultura, todos estos eventos nos interesan.
  • John(88407)14 de septiembre de 2024 - 04:42 p. m.
    Vamos a tratar de ilustrar el tema del vuelo literario en el periodismo narrativo, Luis. Si está en Medellín, lo invito.
Manuel(21794)14 de septiembre de 2024 - 02:12 p. m.
El lenguaje debe enfocarse en lo posible en ser claro y preciso en lo que quiere describir,conseguir tal tipo de objetivo a veces se convierte en todo lo contrario cuando hay personas que creen tener su propia idea de cómo debe hacerse y tratan de imponerla a como de lugar.
  • Mar(60274)14 de septiembre de 2024 - 09:15 p. m.
    El lenguaje debe incluir a todos, a todas y a todes, que tiene eso de impreciso? Por el contrario, más preciso no puede ser.
Jose(00751)14 de septiembre de 2024 - 02:04 p. m.
Respetado columnista: Ha incurrido en un garrafal error histórico al citar a Luis XIV, cuando en realidad se refería a Luis XVI.
  • Julio(83619)15 de septiembre de 2024 - 01:52 a. m.
    Es que el corrector cambió de sitio el V.
  • John(88407)14 de septiembre de 2024 - 03:39 p. m.
    Tiene toda la razón, Michel, muchas gracias por la corrección.
Gines(86371)14 de septiembre de 2024 - 12:47 p. m.
El sexo bello, está en todo su derecho a reclamar sus reivindicaciones, máxime en las sociedades patriarcales en donde han vivido. Esa discriminación absurda la hemos visto con creces contra nuestra vicepresidenta Francia Márquez, quien habla sin tapujos, como ella es, lo cual difícilmente tolera una sociedad machista y anacrónica como la nuestra.
  • Mar(60274)14 de septiembre de 2024 - 09:19 p. m.
    Excelente comentario Gines🤗
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