Mi primera columna en este espacio, hace más de un año, abordó el uso de la raya como signo de puntuación. En esa ocasión, fue necesario escribir sobre el guion para comentar algunas diferencias, pero no recibió la atención que amerita. Una consulta y titulares recientes me motivaron a ahondar en el asunto.
La consulta tenía que ver con el hecho de que «colombo-español» y «colomboespañol» no son lo mismo. Mientras lo último puede hacer referencia a alguien que tiene ambas nacionalidades, es decir, que ambas características están reunidas en un sola persona o entidad, lo primero indica una relación: «el diálogo colombo-español». Tenemos, entonces, un primer uso del guion. Asimismo, podemos referirnos, por ejemplo, a un tramo: «la vía Bogotá-Villavicencio», con guion y sin espacios.
Otro de los usos principales de este signo se encuentra en los prefijos. Si bien la mayoría de las palabras prefijadas no necesitan guion ni espacio, recordemos que el signo es indispensable cuando el prefijo recae sobre una sigla o una palabra en mayúscula: «pro-Biden», «anti-ONU». La regla se suspende cuando la base tiene varias palabras; en ese caso, necesitamos del espacio: «pro Acción de Gracias», «anti viernes negro», etc.
Entre las funciones más comunes del guion también está la de dividir una palabra que, por falta de espacio, termina en la línea siguiente. Para finalizar: no olvidemos que la palabra «guion» se considera monosílabo, por lo que va sin tilde.