Tal como lo vaticiné en la columna anterior, Mordisco y sus secuaces llegaron a Jamundí, distante solo 15 minutos de Cali, donde explosionaron una carga de dinamita o algo por el estilo, destrozando los alrededores de una estación de policía. Menos mal el ataque no cobró vidas humanas, pero causó pánico entre los habitantes de este próspero municipio vallecaucano, sembrando desasosiego, terror y desesperanza.
Lo anterior obedecería, insisto, a un plan macabro que llegaría a Cali próximamente —ojalá esté equivocado—, porque esta organización narcoterrorista está empeñada en dar un gran golpe que estremecerá al país entero.
A pesar de la orden impartida por el alto Gobierno de copar el territorio con la fuerza pública, no será tarea fácil contrarrestar la andanada de un grupo que ve en Cali la joya de la corona para sus fines criminales y para lo cual está bien entrenado.
La amenaza de la que fue víctima Dilian Francisca Toro, exparlamentaria, expresidenta del Partido de la U y hoy aspirante a repetir en la Gobernación del Valle, no es de poca monta: el panfleto le ordena suspender unos actos públicos programados en un centro de eventos del sur de la ciudad, so pena de que la declaren objetivo militar a ella y a quienes colaboran en su campaña.
Cali debería estar en alerta roja en estos momentos, pero no se ha dimensionado aún la magnitud de esta amenaza que significaría una nueva hecatombe. La ciudad no se ha recuperado todavía de los destrozos de la primera línea que acabó en pocos días lo que se había construido en 20 años.
La situación es tal que la Gobernación del Valle acaba de reclamarle al presidente Petro más atención para su departamento, por cuanto las medidas de seguridad que se han prometido parecen haberse quedado en buenas intenciones.
A su turno, el alcalde de Jamundí ha sido enfático en reafirmar la impotencia de este municipio para controlar el orden público en el casco urbano y más aún en los corregimientos aledaños, donde la presencia del Estado es nula y quienes mandan son la delincuencia y la narcoguerrilla.