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Por cuenta del fanatismo político la gente pierde la razón, no quiere oír argumentos e ignora realidades, incluso, las que tienen todo tipo de evidencias.
Eso es lo que ha pasado con un personaje que, según la justicia y mi manera de ver y entender las cosas, es un absoluto bandido. Lo he dicho desde siempre y muchas veces. Se trata de Andrés Felipe Arias, alías “Uribito”.
El de Arias es un caso más que inédito. A pesar de ser uno de los pocos que ha logrado batir el terrible récord consistente en haber sido sancionado o condenado por “Raimundo y todo el mundo”, hay algunos que, aún, lo consideran un pobre angelito y un perseguido.
Por el escándalo de “Agro Robo Seguro”, Arias fue condenado por la Corte Suprema a 17 años de prisión -previa acusación de la Fiscalía-, fue sancionado por la Procuraduría con destitución e inhabilidad de 17 años; y fue declarado fiscalmente responsable por la Contraloría, con el agravante de que, por ser aforado, lo condenaron las máximas cabezas de esa institucionalidad.
Pero esta columna no se trata de ese caso, pues por sus faltas y delitos en “Agro Robo Seguro” ya Arias ha sido lo suficientemente condenado y la justicia hizo lo que había que hacer.
Escribo entonces sobre Arias porque la semana pasada alias Uribito volvió a ser noticia a raíz de una “hackeada” que sufrió la Fiscalía y que menciona al exministro Arias, otrora precandidato presidencial del manzanillo y arrodillado Partido Conservador.
Arias habría sido ficha clave en el escándalo de “Ruta del Sol II” en el que empresas ligadas con el delito como Odebrecht e Episol del Grupo de Luis Carlos Sarmiento sobornaron al entonces director del INCO y viceministro de transporte Gabriel García Morales para que se les adjudicara ese contrato a las ya mencionadas empresas, pertenecientes ellas al club de bandidos que ganan contratos a punta de coimas, lo que está absolutamente probado por varias autoridades, entre ellas, la Superintendencia de Industria y Comercio.
En efecto, según esa información y otra que circulaba ya desde el 2017 cuando el país se sorprendió por lo sucedido en la tramitación de la licitación y la adjudicación del contrato de Ruta del Sol II, resulta que Arias siendo precandidato conservador era un asalariado de Odebrecht en 2009 y devengaba un sueldo equivalente en su momento a 8 mil dólares mensuales (hoy 40 millones de pesos mensuales) y cuyo trabajo era el de hacerle el lobby a su corrupto empleador ante el gobierno nacional en plena contratación de la Ruta del Sol II, única licitación en la que Odebrecht estaba participando en Colombia, reitero, con Episol de Sarmiento.
Esta información vuelve a “explicar” la presencia de quien ya no era ministro sino precandidato presidencial -también cotizado lobista de Odebrecht- en la famosa reunión del 17 de septiembre de 2009 en el Salón Obregón del Palacio de Nariño entre el presidente Uribe y Marcelo Odebrecht, en la que se reitera también estaban García Morales y Arias, en plena licitación y obvio, tres meses antes de la adjudicación del millonario contrato al corrupto consorcio.
Como lo pueden ver, Arias no es ninguna “perita en dulce” sino todo lo contario; un tipo que se ha movido y untado de la más miserable corrupción. Primero, en el escándalo de “Agro Robo Seguro” y después en el de “Ruta del Sol II” como asalariado de Odebrecht quien junto con las empresas de Sarmiento pagaron una coima de 6,5 millones de dólares para que el exviceministro les excluyera a sus competidores -como en efecto lo hizo con la española OHL- y después les adjudicara el contrato quedando como únicos licitantes, a pesar de que la oferta de OHL era 100 millones de dólares más económica como lo reveló la investigación de la Superindustria.
En resumen, contrasta la justicia que se hizo con el exministro Arias en “Agro Robo Seguro” con la impunidad reinante que beneficia al asalariado Arias en “Ruta del Sol II”.
