Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Al presidente Petro no le simpatizan las obras de transporte. Se le ha oído decir que solo benefician a los ricos que cuentan con vehículos veloces que demandan autopistas de quinta generación: las 5G. No obstante, todo lo que reduzca el costo de llevar una mercancía de su sitio de producción al de su venta final redunda en beneficio del consumidor y de la sociedad: mientras más pobre sea el consumidor, más le impactará en su capacidad adquisitiva el costo de transportar los bienes que consume.
Aunque el presidente se recibió de economista en la Universidad Externado de Colombia, parece haber olvidado que el costo de transporte es un fundamento crucial en el precio de las mercancías, y que todo lo que contribuya a reducirlo hará que se beneficien todos los consumidores, siendo más importante para los pobres que para los ricos, pues para para los primeros constituye una parte sustancial de sus gastos mientras que para los ricos puede no hacerles diferencia que noten.
La poca atención de parte del presidente al transporte ha significado su práctico abandono al sector durante sus tres años de gobierno. La última directora nombrada del Instituto Nacional de Vías (Invías) es Alexandra Reyes, quien asumió la dirección general de la entidad; ella es ingeniera y tiene estudios de posgrado en construcción de vías. Según este diario “ya son siete los directores que han pasado por el Invías en lo que va del gobierno de Gustavo Petro: cuatro hombres y tres mujeres. Una rotación que llama la atención, pues se da en medio de cuestionamientos por la lenta ejecución de recursos y la pérdida de dinamismo en los proyectos de infraestructura”.
La pereza del presidente frente al sector se evidencia en la poca ejecución de su presupuesto: de los casi 4 billones de pesos asignados al Invías en 2025, apenas se había ejecutado el 27 %. Para empeorar, el presupuesto de inversión fue recortado de $1,13 billones en 2024 a $974,000 millones en 2025, o sea un 14 %, afectando en especial la atención de las vías secundarias y terciarias con que se beneficiarían los campesinos y productores de las regiones más apartadas y pobres del país.
El gremio de los contratistas, la Cámara Colombiana de la Infraestructura, reveló que Invías les adeudaba un billón de pesos, lo que podía paralizar los trabajos en 57 vías estratégicas del país. El exministro Ricardo Bonilla se comprometió a abonarles esa suma en noviembre pasado, algo que finalmente ocurrió cinco meses más tarde. La suspensión de las obras obligó al licenciamiento de los trabajadores durante ese lapso, y el pare y siga aumentó los costos considerablemente. El desarrollo de los Caminos Comunitarios fue también deficiente: de los 2.157 contratos firmados, solo 728 fueron terminados y el resto, más de la mitad, quedó sin concluir con el riesgo de que se conviertan en elefantes blancos.
Según El Espectador, “la estrategia estima una inversión de $8 billones, de los cuales $6,5 billones estaban destinados para vías regionales estratégicas y $1,5 billones para fortalecer la gestión local en comunidades y organizaciones”. Lo cierto es que el plan se incumplió: el 83 % de los recursos asignados no llegaron y no existen las partidas destinadas a este rubro después de haber efectuado los recortes presupuestales.
La llegada de Reyes como directora en propiedad es una buena noticia, pues estuvo manejada por encargo durante cinco meses. Pero con solo un año que le queda al gobierno, no es mucho lo que podrá lograr para “restablecer la confianza entre el Gobierno y el sector, [lo cual] será un peaje inevitable para la funcionaria, justo en un momento en que el país necesita acelerar proyectos de vías terciarias, puentes y mantenimiento vial para dinamizar la economía”, según dice El Espectador.
