De caballos y helicópteros

Yohir Akerman
10 de junio de 2018 - 04:05 a. m.

El domingo anterior publiqué una columna sobre los nueve cables del Departamento de Estado que fueron desclasificados y que hablan de los vínculos de Álvaro Uribe Vélez con el narcotráfico. Como dije, en el cable de enero 24 de 1992, la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá recopiló una lista de políticos colombianos “sospechosos de tener vínculos con el narcotráfico”, en la que incluyen al hoy senador.

Otro cable del 22 de febrero de 1993 dirigido al Departamento de Estado informó que el senador Luis Guillermo Vélez Trujillo, aliado político de Uribe Vélez, le hizo saber a la Embajada que la familia Ochoa Vásquez, fundadora del Cartel de Medellín, había financiado la campaña política de Uribe al Congreso. (Ver Confidential 02870).

Pues veamos de qué se trata la relación entre los Ochoa y los Uribe y nada mejor para hacer eso que desde las mismas palabras del patriarca de esa familia, Fabio Ochoa Restrepo, padre de los Ochoa Vásquez.

El señor Ochoa Restrepo escribió dos libros sobre su mayor pasión: los caballos. En su segundo tomo el jefe del clan rindió un homenaje a sus amigos “caballistas” entre los que incluye al señor Alberto Uribe Sierra, padre de los Uribe Vélez, por ser un gran juez de esos animales. (Ver Libros Impresos Litográficos, Medellín 1988).

Para alguien no iniciado en el lenguaje y actividades de los equinos, es difícil entender los textos del señor Ochoa sobre su amigo Uribe Sierra. Pero hagamos un esfuerzo.

En la página 44 de Mi vida en el mundo de los caballos se encuentra un capítulo completo dedicado a Alberto Uribe Sierra.

“Gran juez, aficionado de tiempo completo, chalán como ninguno y transmite como Danilo. Las arrienda, las muestra y las disfruta (arrendó, entre otras, a Sucesor) yo lo crié y fue mi discípulo en la pesebrera Ayacucho, pero se le pasó al maestro y le enseña al padre a hacer hijos; gran comerciante, sufrido, de muchos altibajos ‘mis triunfos, mis derrotas’ pero ahora sí se le montó a la vida y les robó el amor a las mujeres, de una habilidad sorprendente, con quien él se engancha lleva la peor parte”. (Ver Mi vida en el mundo de los caballos).

Agrega Ochoa, “Alberto Uribe debía ser el ministro de Agricultura de por vida, pues este sí ha palpado, vivido y sufrido los problemas del campo, la reforma agraria, la violencia, etc., tantas güevonadas que inventaron los políticos y demagogos que no han salido de la carrera Séptima; su hijo Álvaro es otro exponente de talla presidencial y Santiago ni se diga”. (Ver Cita).

Ni se diga.

Según el libro, que muestra secciones al estilo de un diario, Ochoa escribió de nuevo sobre Uribe Sierra diciendo: “Ahora que empuño de nuevo el lápiz, ya Alberto ha hecho mil travesuras más, antes no dio al ‘travieso’ como le decía él, a Luis Gonzalo (Q. E. P. D.); pues se fue a Méjico y trajo 7 caballos de rejoneo, se encontró con Conchita Cintrón y está encantado, la invitó con su familia y comitiva a visitar la feria de agosto en Medellín ¡en hora buena Conchita, bienvenida! También trajo helicóptero, tendré que escribirle un libro a él sólo”. (Ver 14 de julio de 1981).

Hubiera sido una maravilla.

Pero incluso este texto que es en honor a varios de sus amigos, cercanos y socios, describe varias fiestas que esa familia Ochoa le organizó a su amigo Alberto Uribe Sierra, trae cientos de fotos del jinete montando los costosos caballos de Fabio Ochoa y describe varios negocios de ventas de equinos entre los Ochoa y los Uribe Vélez.

Por ejemplo, para solo mencionar una foto del 23 de febrero de 1983, la imagen muestra al narcotraficante Fabio Ochoa Vásquez, en ese momento ya famoso narcotraficante, cabalgando con su amigo Alberto Uribe Sierra, padre de Álvaro Uribe Vélez, quien para entonces ya les había concedido pistas y matrículas aéreas desde la Aerocivil para aeronaves del Cartel de Medellín. (Ver Fabio Ochoa y Uribe Sierra).

Pero volvamos al helicóptero que mencionó Ochoa que se compró el padre del expresidente Uribe Vélez. Ese es el mismo helicóptero en el que, el 14 de junio de 1983, se movilizaban Uribe Sierra y su hijo Santiago, cuando las Farc asesinaron sangrientamente al padre de los Uribe Vélez. Cuando eso sucedió el señor Uribe Vélez se montó en un segundo helicóptero de propiedad de Pablo Escobar para rescatar a sus familiares. (Ver Helicoportados).

Pero no para ahí.

Después de la lamentable muerte del señor Uribe Sierra, el 16 de junio de 1983, El Colombiano de Medellín publicó unas esquelas fúnebres que terminan de demostrar la relación del padre del senador con la mafia colombiana.

Una es una invitación al sepelio de Alberto Uribe Sierra, por parte de “la Junta Directiva y empleados de Medellín sin tugurios”. En la Junta Directiva de “Medellín sin tugurios” estaban Pablo Escobar, Juan Gonzalo Ángel Restrepo y Jairo Ortega, que fue el renglón principal de la lista del narcotraficante a la Cámara y la persona que inició el debate en contra de Rodrigo Lara Bonilla por la lucha que estaba haciendo en contra del narcotráfico.

El otro aviso fúnebre para resaltar fue puesto por los mismos hermanos Luis Guillermo Ángel Restrepo y Juan Gonzalo Ángel Restrepo, compartiendo su luto e invitando al funeral del señor Uribe Sierra. (Ver El Colombiano 16 de junio 1983).

Como he establecido antes, Luis Guillermo Ángel Restrepo, mejor conocido como Guillo Ángel, es uno de los 12 narcotraficantes que fueron indultados en 1993 a cambio de su colaboración con la justicia en el desmantelamiento del Cartel de Medellín.

Guillo Ángel es propietario de la empresa Helicargo dueña del helicóptero Bell 2006 B donde murió el empresario Pedro Juan Moreno Villa. Helicargo también fue la empresa escogida años más tarde por el entonces presidente Uribe Vélez para transportar en sus helicópteros a los paramilitares que se desmovilizaron en la zona de Ralito. (Ver La compañía).

Es importante recordar que el 8 de septiembre de 1983 el Consejo Nacional de Estupefacientes, presidido por el ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, ordenó a la institución “suspender los vuelos de naves de narcotraficantes” y derogar cientos de licencias, señalando que en el pasado la Aeronáutica Civil había adolecido de una actitud pasiva y negligente por parte del entonces director, Álvaro Uribe Vélez.

Entre la lista de aviones de narcotraficantes que fueron suspendidos figura la matricula HK-2967 a nombre del señor Juan Gonzalo Ángel, hermano de Guillo Ángel, y una persona tan cercana a la familia Uribe Vélez que fue uno de los invitados al matrimonio del hijo del ahora senador. (Ver Suspenden operación de 57 aviones).

Según lo publicó el periodista investigativo Gerardo Reyes, semanas antes de ser asesinado, el ex ministro de Justicia de Colombia Rodrigo Lara Bonilla se quejaba incesantemente, en público y en privado, de la infiltración del narcotráfico en todos los sectores de la sociedad.

Sus señalamientos no eran genéricos e iban acompañados con nombres propios, fechas y lugares. Como ejemplo de esa infiltración, el exministro mencionó la relación del señor Alberto Uribe Sierra con los Ochoa y de su hijo Álvaro Uribe Vélez. Esto según una declaración bajo juramento de la hermana de Lara obtenida por el periodista Reyes.

La declaración, rendida en julio de 1984 a raíz de la muerte de Lara Bonilla, sugiere que el exministro consideraba que Uribe Sierra estaba vinculado con el mundo del narcotráfico pues se había descubierto un helicóptero de su propiedad en un gigantesco allanamiento a un laboratorio de procesamiento de cocaína al sur del país, en un lugar conocido como Tranquilandia. (Ver Cabos sueltos en la muerte de Lara).

Esa es la misma aeronave Hughes 500 con matrícula HK 2704-X que pertenecía al padre del senador Uribe Vélez y que el señor Fabio Ochoa resaltó en su libro. (Ver El Tiempo - marzo 11 1984).

Una historia de caballos, helicópteros, política y narcotráfico.

@yohirakerman

akermancolumnista@gmail.com

 

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