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Abundan las quejas por la Ruta del Sol

El Espectador

06 de enero de 2023 - 12:00 a. m.
Además de los escándalos de corrupción, ahora vemos que ni siquiera la parte construida del proyecto cumple los estándares de seguridad necesarios.
Foto: ANI

En esta semana de retornos y viajes, cuando los colombianos se tomaron las carreteras del país, las redes sociales se llenaron de quejas por tres razones que se repiten una y otra vez: el alto número de peajes, los trancones y el pésimo estado de las vías. Tal vez el mejor ejemplo es la Ruta del Sol, una de las apuestas más importantes de la Red Nacional de Vías de Colombia y que, sin embargo, está llena de baches peligrosos, huecos, espacios sin la correcta pavimentación y parece haber sido abandonada a su suerte. Los concesionarios de los peajes y el Gobierno Nacional deberían dar explicaciones sobre las múltiples denuncias de accidentes y vehículos dañados por culpa del pésimo estado de esa vía. Todo esto, en vísperas de saber cuál será el plan maestro de infraestructura de la administración de Gustavo Petro.

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La Ruta del Sol es un proyecto impresionante. Va desde la intersección del Cune (en Villeta, Cundinamarca) hasta la Troncal del Caribe, cerca a Santa Marta. Si estuviese en buenas condiciones y no hubiese estado enmarcada en tantos escándalos, sería una vía rápida que conecta el centro del país con la costa Caribe. Es muy útil, por ejemplo, para acortar los viajes entre Bogotá y Medellín. Sin embargo, además de los escándalos de corrupción que han dejado a la Ruta del Sol 2 en problemas, ahora vemos que ni siquiera la parte construida cumple los estándares de seguridad necesarios.

A pesar de que hay 12 peajes operativos en la Ruta del Sol, lo que de por sí genera protestas de los usuarios, el estado de la vía es peligroso. Vimos videos en redes sociales de personas con llantas estalladas o esquivando lo que parece una carrera de obstáculos. Todo esto, por cierto, hace que manejar de noche por la Ruta del Sol sea un deporte de alto riesgo. No debería ser así. Colombia necesita buenas vías que conecten al país entero. ¿Quién se responsabiliza de los arreglos? ¿Por qué permitimos que incluso los proyectos viales más importantes del país caigan en la negligencia y el descuido? ¿Cómo es posible que la vida de los colombianos esté en riesgo cuando deciden salir de sus ciudades?

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No es una exageración. Si ese es el estado de una de las rutas nacionales más importantes, ¿qué esperar del resto de vías? ¿Cómo garantizar la seguridad de los conductores? Entendemos que el proyecto ha estado plagado por corrupción y problemas, pero por eso mismo los concesionarios y el Gobierno deberían dar respuestas. Más aún cuando tantas personas necesitan transportarse por tierra.

Hace unas semanas contamos cómo la Procuraduría sancionó disciplinariamente a Eder Ferracuti, empresario brasileño que era la cabeza de la concesionaria conformada por Odebrecht, Episol de Corficolombiana y el Grupo Solarte. Según el Ministerio Público, en la Ruta del Sol suscribieron y pagaron contratos irregulares o inexistentes por un valor aproximado de $27.000 millones. Ya que las autoridades han seguido desmantelando el entramado de corrupción, el Estado le debe al país que las vías construidas estén bien cuidadas, para poder pasar la página.

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