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La democracia tambalea en Putumayo

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27 de febrero de 2025 - 05:00 a. m.
Las dudas sobre la elección del nuevo gobernador en Putumayo muestran a un departamento bajo la influencia de grupos ilegales sin mucha respuesta estatal.
Las dudas sobre la elección del nuevo gobernador en Putumayo muestran a un departamento bajo la influencia de grupos ilegales sin mucha respuesta estatal.
Foto: Archivo particular
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Mientras el Gobierno de Gustavo Petro insiste en que la seguridad del país ha mejorado, en Putumayo acaban de elegir a un gobernador señalado de haber recibido el apoyo de una organización armada. Las elecciones atípicas se hicieron en medio de fuertes presiones, una alerta temprana de la Defensoría del Pueblo y líderes sociales que han hablado con El Espectador en medio del terror de ser perseguidos. Aunque el gobernador electo niega cualquier tipo de influencia negativa, la situación en Putumayo muestra lo que sigue ocurriendo en territorios donde la presencia de grupos armados se convierte en una autoridad de facto y el Estado no responde.

Nos encontramos en uno de esos casos extraños de Colombia, donde hay señalamientos que se dicen en medio de susurros y se acumulan hasta convertirse en gritos, pero también donde nada se ha probado y los involucrados niegan que haya pasado algo turbio. Sin embargo, el país entero debe conocer los testimonios recopilados en prensa, pues apuntan a que, en efecto, el grupo Comandos de Frontera utilizó su fuerza para que las elecciones no fueran libres.

En Colombia+20 de El Espectador, por ejemplo, una fuente reservada nos confirmó cómo operó la logística para una movilización que se realizó antes de las elecciones. “La mayoría de la gente no quería salir porque los obligaron a marchar. Incluso les estaban cobrando hasta $5 millones si no salían a las marchas”, explicó, para agregar: “En un audio señalaron que para el caso de Puerto Asís debía salir la mitad de la población, y tal cual fue eso, la manifestación estuvo casi rondando las 10.000 personas”. Lo abrumador del testimonio, corroborado por otras fuentes, es la capacidad que tiene un grupo ilegal en un territorio que supuestamente debería estar bajo control del Estado colombiano. Se sienten los ecos de los 80, los 90 y principios de los 2000, cuando había regiones del país donde la democracia estaba supeditada a los designios de los alzados en armas.

Hay más relatos. El País de España cuenta de tres fuentes, también reservadas, que confirmaron que en Puerto Leguízamo los Comandos de Frontera estaban promoviendo la candidatura del eventual ganador, John Gabriel Molina Acosta. Ese periódico cita a la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), que lleva insistiendo en prestar atención a Putumayo. Una de las fuentes es clara: “Acá esos manes (Comandos de Frontera) están apoderadísimos de esa vuelta. Mira que acá ya se metieron. El de amarillo (John Molina) vino acá a Guadualito y mandaron a llamar a toda la gente (los Comandos de Frontera). Teníamos que ir; no era si queríamos”, dijo.

Ahora Molina Acosta es el nuevo gobernador, con 42.673 votos. Él niega cualquier tipo de nexo ilegal. En Blu Radio, por ejemplo, insistió en su transparencia. Puede ser, claro, que sea víctima de la desinformación. Sin embargo, el punto más importante es otro: las personas que viven en Putumayo se sienten abandonadas a su suerte, sin poder resistir la influencia de los grupos ilegales. En medio de los procesos de paz total la ausencia estatal se ha recrudecido y, con ello, la democracia tambalea.

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José Tiberio Gutiérrez Echeverri(70717)27 de febrero de 2025 - 10:21 p. m.
El Putumayo continúa como uno de los departamentos con más sembrados de coca en el país, después de Cauca, Nariño y Catatumbo, entonces que más se puede decir? Cuánto hace que un embajador de EEUU aseguró que Colombia era un narcoestado, una narcodemocracia ? Y mientras no se acabe la coca no se acabará el narcoestado y ni la narcodemocracia, y para ello hay que acabar con el mercado norteamericano legalizando la droga. Siguen buscando el ahogado río arriba.
  • Felipe Fegoma(94028)27 de febrero de 2025 - 11:11 p. m.
    NI el congreso gringo ni el parlamento europeo legalizarán la cocaína en décadas, si es que algún día lo hacen. Lo que usted propone es que, como eso no ocurre, el gobierno de Colombia debe permanecer de brazos cruzados viendo cómo el país se sigue desangrando, jugando a mesas de paz que son mamaderas de gallo y prohibiendo la intervención del ejército, como hizo Petro. Su propuesta es el típico y falaz argumento traqueto: "Aquí somos los buenos, los malos son los consumidores".
José Tiberio Gutiérrez Echeverri(70717)27 de febrero de 2025 - 10:21 p. m.
El Putumayo continúa como uno de los departamentos con más sembrados de coca en el país, después de Cauca, Nariño y Catatumbo, entonces que más se puede decir? Cuánto hace que un embajador de EEUU aseguró que Colombia era un narcoestado, una narcodemocracia ? Y mientras no se acabe la coca no se acabará el narcoestado y ni la narcodemocracia, y para ello hay que acabar con el mercado norteamericano legalizando la droga. Siguen buscando el ahogado río arriba.
ANGEL maria SANCHEZ LOPEZ(55667)27 de febrero de 2025 - 09:27 p. m.
Y Pastrana sigue cayado por las acusaciones de nexos con papá pitufo .por qué será?
Pelagato(41805)27 de febrero de 2025 - 09:19 p. m.
El resultado de la paz total es el fortalecimiento y expansión de los grupos ilegales. Fracaso total.
javier arlés(96673)27 de febrero de 2025 - 09:15 p. m.
Si fuese bajo el dominio de las viejas mafias oligárquicas se estaría celebrando el siempre cacareado "triunfo de la democracia" y la "prevalencia de los valores republicanos".
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