Recuperar la Corte Constitucional

El Espectador
15 de febrero de 2018 - 02:30 a. m.
Más allá de los obstáculos que se vienen para la Corte, lo más importante es que los magistrados sepan que necesitan recuperar la confianza de la ciudadanía con la justicia. / Gustavo Torrijos - El Espectador
Más allá de los obstáculos que se vienen para la Corte, lo más importante es que los magistrados sepan que necesitan recuperar la confianza de la ciudadanía con la justicia. / Gustavo Torrijos - El Espectador

Con la llegada del jurista Alejandro Linares a la Presidencia de la Corte Constitucional se sintió, por lo menos desde el discurso y la disposición de los magistrados, un poco de alivio. En medio de escándalos de corrupción en la judicatura que han sido respondidos con misticismo y arrogancia por los altos funcionarios, el nuevo vocero del alto tribunal se escucha reflexivo y, más importante aún, con propuestas puntuales para reconstruir la confianza perdida de la ciudadanía con la Rama Judicial.

En entrevista con El Espectador, Linares reconoce que los retos de la Corte Constitucional son básicamente cuatro: agilizar el estudio de las normas aprobadas en cumplimiento del Acuerdo de Paz, pero haciéndolo de tal manera que no se ponga en duda la independencia del tribunal; ponerse al día con los temas ordinarios de la Corte que se han visto demorados por las competencias adicionales que se le otorgó el año pasado; encontrar la manera de, con escasos recursos, hacer que el tribunal sea más eficiente y, tal vez más urgente que todo lo anterior, tomar medidas para garantizar que escándalos como el Cartel de la Toga, o Fidupetrol, no manchen la reputación de la Corte.

Para Linares, aunque ha habido retrasos, el alto tribunal ha demostrado que “esta Corte no es gobiernista. Es una Corte independiente”. Estamos de acuerdo. En medio del ruido polarizador del año pasado, los magistrados hicieron un ejercicio impresionante de encontrar puntos en común y balancear el interés del país y la Constitución con la necesidad de no mandar al traste el proceso de paz. Contrario a lo que muchos críticos suelen decir con argumentos facilistas, la Corte Constitucional planteó debates complejos y bien fundamentados que sustentaron su respaldo, con condiciones, a las normas aprobadas por el Congreso vía fast-track. Eso genera esperanza de que harán lo mismo en el estudio de las normas restantes.

Más allá de los obstáculos que se vienen para la Corte, lo más importante es que los magistrados sepan que necesitan recuperar la confianza de la ciudadanía con la Justicia. Por eso, celebramos que Linares haya dicho que “estamos comprometidos con que cada día vamos a ser una Corte más transparente. Vamos a tratar de mejorar la página web para que podamos publicar nuestros patrimonios. Vamos a mejorar la transparencia interna para que el ciudadano tenga más acceso a los procesos que se llevan. Queremos también publicar las hojas de vida de los conjueces y de los magistrados auxiliares”. Deben cumplirlo, cuanto antes, y que las demás entidades del Estado sigan el ejemplo.

No obstante, esos cambios no son suficientes, y Linares lo sabe: “Lo que tenemos que hacer es diseñar los procedimientos y herramientas para (que los escándalos no pasen). Y si pasaran, que les cueste mucho trabajo. Tenemos que estar siempre vigilantes y espero que nunca ocurra algo así que desprestigia tremendamente a una Corte tan importante como esta”.

Hay que volver a lo básico. La Justicia debe ser el orgullo de los colombianos, la Rama impoluta que vigila a las demás. En esa lucha, a lo largo de su historia, la Corte Constitucional siempre ha sido el faro de referencia. Esperamos que recupere pronto ese lugar.

Por El Espectador

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