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El Espectador
05 de septiembre de 2019 - 05:00 a. m.
La industria de bebidas acaba de dar un paso importante que puede empezar a modificar la manera en que los colombianos se alimentan. / Foto: Pxhere
La industria de bebidas acaba de dar un paso importante que puede empezar a modificar la manera en que los colombianos se alimentan. / Foto: Pxhere

En el debate por mejorar el tipo de consumo que los colombianos hacen de bebidas azucaradas y comida “chatarra”, la industria productora de estos acaba de dar un paso muy importante que demuestra su voluntad de cambio y de comprender las preocupaciones expresadas por la ciudadanía en los últimos años. Ahora será el Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación (Icontec) el encargado de verificar que las promesas de autorregulación, que se han hecho desde 2016, en efecto se cumplan en la práctica.

El debate en torno a la alimentación de los colombianos, en particular la de los menores de edad, ha sido tensionante e infructuoso. Varios proyectos de regulación, impulsados desde la sociedad civil y sectores de la academia, han sido obstaculizados, generando frustración entre sus proponentes. Por otro lado, la industria productora de bebidas azucaradas y empaquetados ha insistido en que la autorregulación es suficiente para mejorar los hábitos alimenticios del país. El resultado ha sido un impasse que no ha hecho más que solidificar la puja entre ambos sectores.

Por eso, en 2016, la industria se comprometió a varias medidas, incluyendo cambiar el etiquetado por uno con mayor información, variar los tamaños de los artículos, no presentar comerciales de bebidas azucaradas cuando la audiencia infantil, en el caso de la televisión, supere el 35 %, y evitar vender en los colegios gaseosas, tés, bebidas energizantes y refrescos saborizados. Se trata de promesas que, de cumplirse, sí pueden empezar a modificar la manera en que los colombianos se alimentan.

Sin embargo, hay varias denuncias que cuestionan el cumplimiento de lo prometido. Un informe de este año de Dejusticia encontró que en por los menos 21 escuelas de Bogotá “los entrevistados consideran que no se cumple con ninguno de los puntos, excepto por la diversidad de tamaños”. De ahí surge la desconfianza que expresan quienes vienen pidiendo cambios en el etiquetado de los productos y otras medidas.

Por eso, el anuncio que esta semana dieron el Ministerio de Salud, la ANDI, Bavaria, Postobón, Coca- Cola Company, Coca-Cola Femsa, Pepsico, Redbull y Monster es muy bienvenido. De ahora en adelante los compromisos de autorregulación serán una norma técnica, lo que significa que su cumplimiento podrá ser vigilado y exigido por el Icontec.

Como explicó el director ejecutivo de este Instituto, Roberto Enrique Montoya Villa, “elevar los compromisos de autorregulación a Norma Técnica de Empresa es un gran paso para la industria de bebidas, pues esto les permite estandarizar el cumplimiento de sus cinco compromisos de autorregulación y establecer un proceso de verificación”. No solo es un acto de buena voluntad, sino que le da una autoridad clara a la que los ciudadanos le pueden exigir que haga valer las promesas anunciadas.

El debate no termina aquí. Sin embargo, la vigilancia estatal puede dar nuevas luces sobre qué funciona y qué no en la lucha justa por una Colombia que se alimente de manera más saludable.

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