Fantasma

Yohir Akerman
12 de abril de 2020 - 05:00 a. m.

“A mí sí me importa si los altos funcionarios aparecen en fotos compartiendo con paras, terroristas o narcos!! Y a ud?” (sic). Ese fue un trino de la ahora vicepresidenta Marta Lucía Ramírez del 2 de febrero de 2012.

Esa es la opinión que hoy se le devuelve como un boomerang a la vicepresidenta Ramírez. Y no por una foto, sino por una relación contractual con un presunto narcotraficante, paramilitar y lavador de dinero que logró colar su capital hace años en un proyecto inmobiliario de una sociedad llamada Hitos Urbanos, donde el esposo de la vicepresidenta es uno de los accionistas.

No es menor.

Y esto fue descubierto por la investigación de la organización Insight Crime que, además de destapar la existencia de ese peso pesado del narcoparamilitarismo que se volvió invisible para las autoridades, llamado Guillermo León Acevedo, demuestra que este tipo vive a sus anchas en Madrid, después de haber ostentado más poder que Macaco en el Bloque Central Bolívar como alias Memo Fantasma o Sebastián Colmenares.

El trabajo de dos años de Jeremy McDermott, periodista cofundador de Insight Crime, fue muy profesional, profundo y revelador. (Ver Tras un narco invisible).

Tanto, que logró descubrir cómo fueron los inicios de este narco paramilitar en los años 90 cuando trabajaba con el clan Galeano, uno de los bloques más fuertes del cartel de Medellín en la época de Pablo Escobar.

La investigación llegó a determinar que, tras la muerte de Fernando Galeano a manos de Escobar, Memo Fantasma recibió un cargamento de droga en Estados Unidos y, al no tener a quién rendirle cuentas, lo vendió y con eso logró un capital para iniciar su carrera en el narcotráfico. (Ver Así encontraron a “Memo Fantasma”).

Pues McDermott también pudo determinar que hace 15 años esta persona, usando su nombre real y haciéndose pasar por un ganadero paisa interesado en invertir en propiedad raíz, logró pasar todos los controles y “procesos internos de debida diligencia que la sociedad adelanta para verificar la idoneidad legal, financiera y ética de quienes se acercan a hacer negocios con la compañía”, como dijo el comunicado de la empresa donde es accionista el señor Álvaro Rincón, esposo de la vicepresidenta.

Uno de los problemas es que, como está establecido en los documentos y registros de la compañía Hitos Urbanos, esta es una sociedad que nació el 19 de agosto de 2003 con escritura pública 1905 de la Notaría 22 de Bogotá y que cuenta con matrícula número 01302308, donde la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez también es accionista y con un porcentaje mayor que el de su esposo. (Ver Acta de junta de socios).

El otro problema es que esto pasó en pleno proceso de desmovilización de los paramilitares y en medio de la discusión en el Legislativo del marco jurídico que le dio viabilidad al proceso de paz con las Autodefensas Unidas de Colombia, organización a la que presuntamente Acevedo pertenecía como un gran cacao con mucho poder.

Por eso, llamar la investigación de Insight Crime una “crónica amarillista”, como lo hizo la vicepresidenta en entrevista con W Radio, es una ligereza y un error craso.

No solo por las implicaciones que eso tiene para la seguridad del periodista que manejó la investigación, y para su familia, sino también para la legitimidad que debe tener la pesquisa por parte de la justicia de los elementos que en los artículos se desentramaron sobre un personaje que ha movido más de 100 toneladas de cocaína y siempre ha evadido a las autoridades de Colombia y Estados Unidos.

Ahora bien, es claro que nadie está dudando de la honradez de la vicepresidenta Ramírez, ni de la de su familia, pero tampoco quedan dudas de que en los negocios de su marido en una compañía donde ella es accionista se colaron, en esa inversión, dineros de un narcoparamilitar.

Y eso tiene un peso político que no se puede dejar pasar, como lo dijo la vicepresidenta en sus propias palabras en ese trino del 2 de febrero de 2012. (Ver Trino).

Como también tiene peso el hecho de que la vicepresidenta conocía que el periodista McDermott estaba investigando a Acevedo en Madrid, cuando en ese momento solo él y su esposa eran las personas que manejaban y conocían esa información. ¿Quién le habrá podido contar de ese hecho? No fue un fantasma. Y, de nuevo, eso no es un tema menor.

@yohirakerman, akermancolumnista@gmail.com

 

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