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Humor

Yohir Akerman
31 de mayo de 2015 - 02:03 a. m.

Jaime Garzón tenia 39 años de edad cuando fue asesinado en la madrugada de un viernes 13. Su delito: la crítica por medio del humor. Su sentencia: seis disparos en la cabeza de un revólver 38 largo por parte de dos sicarios de la banda La Terraza.

16 años después, el olor a impunidad todavía sigue apestando sobre la historia de este espantoso magnicidio, como consecuencia de un complot por parte del DAS para obstruir la justicia, la desviación del expediente y la creación de testimonios y pistas falsas. (Ver acá el artículo)

Maquiavélico.

Pero las cosas empiezan a cambiar. La Fiscalía realizó la solicitud de una máxima condena contra el exsubdirector del DAS, José Miguel Narváez, por su presunta responsabilidad en el asesinato del periodista, así como la vinculación al caso del coronel (r) Jorge Eliécer Plazas Acevedo y la reiterada solicitud de versión libre de Rito Alejo del Río.

Eso permitiría concluir que por primera vez las autoridades están detrás de una pista seria en un caso que ha dejado a varias personas sospechosas pero un único condenado, ya muerto: el jefe paramilitar Carlos Castaño.

Un poco de historia para entender elementos de este caso. Según el expediente que tiene la Fiscalía, militares de la Brigada 13 del Ejército de Bogotá estuvieron involucrados en el homicidio de Garzón.

El departamento de inteligencia B-2 de la Brigada XIII del Ejército venía siguiendo a Garzón desde 1998 e interceptando sus comunicaciones, de manera ilegal, con el propósito de corroborar la hipótesis de que Garzón era un miembro de la guerrilla.

Como no encontraron evidencia, la fabricaron. Y de ahí viene la teoría falsa de que Garzón cobraba a las familias por las intermediaciones que hacía con los guerrilleros para liberar a secuestrados.

El temible director de ese grupo del Ejército era el coronel (r) Jorge Eliécer Plazas Acevedo, quien fue capturado en julio del 2014, después de estar 11 años prófugo de la justicia por secuestro y homicidio.

Plazas Acevedo fue la persona de confianza del general (r) Rito Alejo Del Río, condenado a 26 años de prisión por asesinato y conformación de grupos paramilitares durante su paso por la Brigada XVII del Ejército colombiano en el Urabá, cuando Álvaro Uribe Vélez era Gobernador del Departamento de Antioquia.

Del Río era amigo y hombre de confianza del expresidente Uribe desde la época en que fue nombrado comandante de la Brigada de Urabá, como el mismo expresidente Uribe lo confirmó en una carta el 8 de septiembre de 2013. (Ver acá tercer punto de la carta)

Según la investigación de la Fiscalía, el expediente que se armó en contra de Garzón por parte de la Brigada XVII del Ejército, fue entregado, por instrucciones de Plazas Acevedo y Del Río, a los líderes paramilitares, con detalles importantes para su asesinato, como sus movimientos diarios, sus contactos y sus rutas de desplazamiento.. El mensajero de la carpeta: José Miguel Narváez, quién se la entregó a Carlos Castaño.

Según el expediente, Castaño, después de revisar la carpeta en la reunión con Narváez, coordinó que sicarios de la banda La Terraza se encargaran de sentenciar a Garzón.

Narváez era en ese momento profesor de la Escuela Superior de Guerra, hombre de confianza de los militares como Plazas y Del Río, de los paramilitares, y cercano a alguien más: Álvaro Uribe Vélez.

Un tipo de contactos.

Narváez fue miembro de la comisión de empalme de Uribe cuando ganó su primera elección, posteriormente se convirtió en asesor del ministerio de Defensa durante su primer mandato y finalmente pasó a ser subdirector del DAS, bajo la dirección de Jorge Noguera Cotes.

En junio de 2011, Noguera confirmó que el nombramiento de Narváez como subdirector del DAS fue por orden directa del entonces presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez. (Ver acá el artículo)

Narváez también es protagonista en el asesinato de Manuel Cepeda Vargas en 1994, el secuestro de la exsenadora Piedad Córdoba en 1999 y el caso de las chuzadas del DAS.

Declaraciones de jefes paramilitares desmovilizados han corroborado que Narváez, mientras servía como funcionario del gobierno de Uribe, siguió siendo un aliado, ejecutor y representante fiel del paramilitarismo terrorista. (Ver acá artículo)

Un buen muchacho.

No existe, hasta ahora, una responsabilidad directa del expresidente Uribe frente al magnicidio de Garzón. Lo que sí es real es una cercanía desagradable entre el expresidente Uribe y los autores de la triste sentencia en contra del humor y la crítica de Garzón. Demostrando, de nuevo, el pobre criterio del expresidente Uribe al rodearse de tenebrosos personajes, como Del Río, Plazas y Narváez. 

 

@yohirakerman

 

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