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Mención al ‘puñetazo’ de Vargas Llosa a Gabo

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Dairo Elías González Quiroz
12 de mayo de 2025 - 05:00 a. m.
"Lamento que El Espectador no haya dicho nada sobre el 'moretón enigmático' que el nobel peruano le propinó a García Márquez": Dairo Elías González Quiroz*.
"Lamento que El Espectador no haya dicho nada sobre el 'moretón enigmático' que el nobel peruano le propinó a García Márquez": Dairo Elías González Quiroz*.
Foto: Archivo
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En respuesta al editorial del 16 de abril de 2025, titulado “Vargas Llosa cierra una era”.

Lamento que El Espectador, en su editorial del 16 de abril (“Vargas Llosa cierra una era”), no haya dicho nada sobre el “moretón enigmático” que el nobel peruano le propinó a nuestro nobel Gabriel García Márquez, a pesar de que eran grandes amigos y dos destacados colegas del famoso Boom latinoamericano, que “se habían escrito cartas y leído mutuamente con admiración”.

Mario le asestó el “puñetazo mansalvero” a Gabo en 1976, cuando este se acercó a abrazar a su entrañable amigo en un atestado teatro en Ciudad de México, derribándolo y dejándolo aturdido, con un ojo morado. Esta insólita agresión sorprendió a todo el mundo: imposible de olvidar, difícil de perdonar, y que empaña mis recuerdos de Mario Vargas Llosa, como bien lo dijo Enrique Santos Calderón. Así, esa amistad entrañable acabó abruptamente.

“Contra todo pronóstico, la amistad se envenenó y se estropeó para siempre”. Ninguno de los dos explicó el motivo. Incluso el peruano decidió, de modo desafortunado, detener las reimpresiones y vetar La historia de un deicidio, un monumental ensayo —su tesis doctoral— que había publicado en 1972 sobre Cien años de soledad y todas las creaciones que hasta entonces había producido el mago de Macondo. Claro que, al morir Gabo, Mario autorizó numerosas ediciones. Pero en el entorno del escritor peruano sugieren que Patricia Llosa pudo ser la razón, lo que medio se confirmaría después, cuando su esposo le dijo al periodista Manuel Jabois, de El País de España, quien le preguntó: “¿A qué se debió el puñetazo a García Márquez?”. “Mujeres”, se limitó a responder. Claro que Patricia, hasta ahora, no ha dicho nada.

Tampoco esta casa editorial mencionó el menosprecio del nobel peruano hacia su gran compatriota y escritor, José María Arguedas —autor de algunas obras importantes—, ni su aval a personajes cuestionables como Isabel Ayuso y Jair Bolsonaro; tampoco dijo nada sobre su elogio a Margaret Thatcher y Ronald Reagan —dos grandes conservadores de la política mundial—, ni mucho menos sobre la legitimación de ciertos gobernantes objetables y polémicos como Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque.

Por supuesto, la muerte de Mario Vargas Llosa marca el fin de una era en la que los latinoamericanos brillamos con nuestra propia forma de contar historias. Junto a Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, hoy constituyen un patrimonio común, con sillón fijo en la comandancia de la literatura mundial, al que seguiremos acudiendo los lectores que buscamos respuestas sobre quiénes hemos sido, quiénes somos y quiénes seremos. Por desgracia —o tal vez por destino—, al ilustre peruano, neoliberal y francamente conservador, le tocó “el triste privilegio de tener que apagar la luz y cerrar la puerta” de la explosión literaria de América Latina.

* Profesor emérito, escritor platomochotano, filólogo unilibrista y magíster en literatura del Instituto Caro y Cuervo.

Por Dairo Elías González Quiroz

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