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En respuesta al editorial del 02 de diciembre de 2020, titulado “Una propuesta para generar empleo”.
Le contesto a un editorial que sólo tiene en cuenta los intereses de los empresarios, las estadísticas y los parámetros, como la productividad, establecidos para situaciones “normales”, por un lado, y, por otro, a la eliminación de cualquier riesgo para las empresas sin que estas aporten de lo suyo para superar las dificultades de la actual situación.
Las consideraciones sobre la realidad, así sea coyuntural o temporal, se deben hacer en forma integral, no parcializada.
No es solo el empleo lo que se debe considerar, es la economía en su conjunto, no solo para el lucro de las empresas, sino para el bienestar de todos los colombianos y la disminución del índice de pobreza del país.
Frente a la economía hay, entre otras, dos consideraciones:
1. Recortar gastos para no correr riesgos y mantenerse, por lo menos, en lo que se está, y eso se percibe en el momento mismo de la decisión, como cuando se considera recortar el salario.
2. Invertir para crecer y eso puede exigir un sacrificio inicial y solo se siente con el tiempo.
Es el consumo lo que influye con mayor incidencia en el crecimiento de una economía. Si se acepta la propuesta de los trabajadores, habrá un sacrificio inicial que puede ser atenuado con una acción del Estado subsidiando por un tiempo prudencial a las empresas, para que puedan cumplir con ese aumento y luego permitirles administrarse solas, dentro de todas las normas laborales existentes. Dicho eso, también se incrementaría el consumo nacional en un poco más de dos billones de pesos mensuales, dado el número de trabajadores con salario mínimo que hay en el país y ante el hecho de que la cultura del ahorro es precaria y las necesidades apremiantes de la gente de salario mínimo no lo permiten.
Cuanto mayor sea el incremento, mayor será el aporte positivo y representativo de los trabajadores al crecimiento de la economía. No un aporte como lo es ahora cuando todo el progreso se le adjudica a las empresas y a los empresarios que se lucran de trabajadores que viven para la supervivencia.
Las empresas, que en su gran mayoría tienen una capacidad instalada por encima de la demanda habitual, entrarían a producir más sin tener que acudir a inversiones adicionales y necesitarían contratar más operarios.
¿Que inicialmente se afectaría el empleo? No sería mucho pues el desempleo en Colombia no es coyuntural sino estructural y esta situación de posible aumento del desempleo, dada la intervención del Estado de la que hablábamos, se obviaría, al menos durante ese tiempo prudencial que se tomarían para incrementar la demanda y lograr una respuesta adecuada que permitiera la rentabilidad esperada de las empresas con una retribución digna a los trabajadores.
¿Tendrán los empresarios esa actitud de grandeza de ponerse en los zapatos del otro y mirar los intereses de todos los colombianos, en particular de aquellos que los han enriquecido con su labor?
Humberto Jaramillo B.
Suscriptor de El Espectador.