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La alternativa real: el mixto

John Sudarsky*
23 de enero de 2023 - 05:02 a. m.

En respuesta al editorial del 13 de enero de 2023, titulado “La lista cerrada es una apuesta por la coherencia”.

Lamento tener que estar en desacuerdo con su editorial del pasado viernes 13 sobre el debate listas cerradas o abiertas, principalmente porque usted acepta que hay que escoger entre una u otra y en ello se oculta la alternativa del sistema electoral mixto, inscrito como proyecto de acto legislativo n.° 23, avalado por congresistas progresistas y verdes y ahogado por la andanada legislativa del gobierno.

Arranquemos con que efectivamente las listas abiertas son una fuente importante de corrupción, no ya clientelismo, pues de este no queda sino la pura corrupción. Hoy, la lealtad vertical personal, privada y desigual en que se basaba el clientelismo desapareció: los congresistas simplemente compran los votos y como los pagan no quedan en deuda alguna con sus electores ni queda obligación alguna con ellos. Comprando unos pocos de estos votos camuflados en circunscripciones muy grandes sale elegido para drenar el Estado y seguir en esta dinámica indefinidamente. Lo que queda hoy en día es la estructura institucional desueta, sin que se genere ninguna lealtad ideológica o programática, las ideas que usted igualmente extraña.

Es evidente entonces que lo que hay que rediseñar es la forma como la ciudadanía entra en la política, creando un vínculo colectivo y público donde se establezca un representante claramente identificado al cual se tenga cómo pedirle cuentas, este las rinda y se le premia con una eventual reelección si cumplió con la voluntad colectiva construida con planeación participativa o se le castiga por no hacerlo. Para ello el sistema mixto elige la mitad de sus curules en distritos uninominales, en territorios de un tamaño más acorde a lo que el ciudadano comprende concretamente. Como en Estados Unidos y el Reino Unido, cada partido inscribe un candidato en cada distrito, se vota y el que saque más votos se convierte en el representante de todos los habitantes de tal distrito. Estos distritos se convierten en los ámbitos en los que, luego de varias elecciones, surgirá una nueva cultura política donde el representante no hace favores sino cumple con un mandato. Esto no es una novedad en Colombia: las muy luchadas 16 Circunscripciones Especiales de Paz son distritos uninominales. Son un experimento político vivo que hay que observar detenidamente.

El otro 50 % de las curules se escogerían de listas cerradas por partidos. Muchos de los candidatos representan globalmente su departamento. La gente vota dos veces: una por distrito y otra por lista cerrada. Los partidos se fortalecen porque no simplemente dan unos avales sin tener que asumir ninguna responsabilidad, sino que escogen con infinito cuidado, pues sus avalados van a ser su cara en el tarjetón en cada elección. Adicionalmente, se fortalecen al tener que mantener consistencia entre su ideología programática en listas cerradas y la expresión en concreto en el territorio. No tenemos que escoger entre lo malo y lo peor. Podemos escoger el sistema electoral que realmente acabe al clientelismo y no someta al ciudadano al igualmente desueto bolígrafo de antaño. Y por favor dígale a Roy Barreras que lo que dice el Acuerdo de Paz (punto 2.4.2.1) es la adopción de un sistema mixto: el que se propone.

*Exsenador de la Alianza Verde.

Por John Sudarsky*

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