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Las listas abiertas no tienen la culpa

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Hernando José Cortés Luna
16 de enero de 2023 - 05:00 a. m.
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En respuesta al editorial del 13 de enero de 2023, titulado “La lista cerrada es una apuesta por la coherencia”.

Mucho se ha discutido en el Congreso de la República la forma en que los partidos políticos presentan sus candidatos para ocupar las corporaciones públicas. En estos debates existe una constante: la satanización de las listas abiertas.

Las listas abiertas permiten votar por un candidato específico de una colectividad política en vez de votar por todo un partido político y el orden de candidatos por él impuesto. Hoy, a este mecanismo de listas abiertas se le culpa de fomentar los personalismos, la corrupción y demás vicios políticos.

Las listas abiertas per se no tienen la culpa de las malas prácticas. Empecemos por el aspecto de coherencia ideológica o doctrinaria. Si bien es cierto que las listas cerradas pueden fomentar la coherencia ideológica de un partido, también pueden llegar a anular los matices dentro de cada colectividad y generar así la exclusión de los sectores minoritarios. Las listas abiertas, por el contrario, permiten a los partidos recoger los matices que se pueden presentar en ellos. Pensar que en los partidos políticos todos piensan igual es una expectativa equivocada y es, precisamente, lo que hoy nos lleva a tener más de 16 partidos políticos y un tarjetón de votación enorme e inmanejable.

En segundo lugar, en lo que respecta a los personalismos, viene bien entender que, tanto en la política como en el fútbol, siempre es importante tener jugadores estrella que le muestren al público qué esperar de cada partido. Los liderazgos son importantes, pues son la voz viva de cada movimiento. Siempre que los personalismos —o mejor, liderazgos— no degeneren en una iglesia uribista o maradoniana, o donde solo valga la voz del barón electoral, no considero que exista un problema. Eso sí, en lista cerrada existe un jefe máximo, y será quien ocupe el primer renglón de la lista, pues todos los demás candidatos tendrán que trabajar para que este ocupe una curul.

Considero que los partidos políticos que tengan un riguroso control ético al avalar candidatos y exijan un compromiso doctrinario no tendrían mucho de qué preocuparse.

Finalmente, las listas cerradas tampoco son la panacea. En estas también se pueden presentar incoherencias ideológicas y el actual partido de gobierno nos lo confirma, pues no hay semana donde no se presente una pelea dentro de la bancada del Pacto Histórico. Tampoco son garantía de ética, pues no es ético que la cabeza de lista cerrada del Pacto Histórico, el senador Roy Barreras, quiera acomodar a su familia en puestos del Estado, como a su exesposa en un cargo consular.

Al final del día, la política es como el hombre la hace. Abierta o cerrada, ninguna de las dos listas tiene la culpa de los escándalos que vemos hoy.

Por Hernando José Cortés Luna

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