Este año, más de 800 jóvenes que tienen la oportunidad de irse de Colombia a estudiar no se ganaron Colfuturo. Y no fue por un bajo desempeño en comparación con cohortes anteriores, fue por la falta de financiación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia. No lo veíamos venir. En años anteriores, Colfuturo rompió el récord de cupos disponibles, permitiendo a muchos colombianos la oportunidad de salir del país impulsados por el sueño de una educación de calidad.
Si no hubiera sido por Colfuturo, en el 2023 no habría vivido esta experiencia que mucho me ha aportado, tanto a nivel personal como profesional, y que, sin duda, también representa un beneficio para el país. Hago parte de los más de un millón de colombianos que emigraron del país del 2022 al 2023, una cifra que rompió los récords desde 2012, superando en más de 2.7 veces el promedio anual de emigración. Gracias a la financiación de Colfuturo ocupé uno de los 3.890 cupos disponibles para continuar con mis estudios en el exterior en universidades de alto prestigio internacional.
Colfuturo es un programa de crédito-beca dirigido a colombianos, financiado por la Fundación Colfuturo y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Su objetivo es apoyar a profesionales que desean realizar estudios de posgrado en el exterior.
Los beneficiarios son seleccionados con base en un puntaje que se calcula a partir de cuatro criterios: el promedio académico del pregrado, la calificación que la universidad extranjera otorga al aspirante, la calidad del programa elegido y un ensayo personal.
Una vez finalizados los estudios y obtenido el crédito-beca, los profesionales retribuyen al país devolviendo el dinero mediante la figura del crédito. Sin embargo, quienes regresan a Colombia reciben un beneficio condicional que reduce el monto a pagar. En cambio, quienes deciden no regresar deben asumir una tasa de crédito más alta.
Un año estudiando en Inglaterra representó un enorme crecimiento personal, la expansión de mis redes, una mayor apertura de pensamiento y, sobre todo, la constante conciencia de mi contexto local: Colombia.
Durante ese año, compartí con personas de muchas culturas y conocí diversas perspectivas que transformaron mi manera de resolver conflictos y de aproximarme a los problemas. Siempre, al inicio o al final de cualquier reflexión, tenía presente una pregunta: ¿cómo puedo seguir aportando a Colombia? Además, establecí conexiones personales y profesionales que difícilmente habría logrado de otra forma.
Pienso en todos los jóvenes colombianos que aún no han tenido acceso a becas o programas como este, y en el impacto positivo que podríamos generar si cada vez más tuvieran la oportunidad de vivir una experiencia internacional. Volverían al país renovados, con más experiencia, mayor conciencia y la capacidad de abrir nuevas oportunidades para quienes vienen detrás.
Históricamente, el 70 % de quienes accedemos a Colfuturo regresamos a Colombia. En mi opinión, lo hacemos más educados, más apasionados y con habilidades que difícilmente habríamos podido desarrollar de otro modo. Ahora, como beneficiaria que está retribuyendo el crédito recibido, me preocupa que cada vez menos personas tengan la oportunidad que yo tuve. Más aún, preocupa que una cooperación de más de 20 años entre el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y la Fundación Colfuturo no se haya renovado, dejando a esta iniciativa sin el 36 % de su presupuesto y que esté confirmado para el 2026 que no recibirá recursos del Gobierno Nacional y se tendrá que reestructurar.
Aún no sé si regresaré pronto, pero lo que sí sé es que seguiré aportando con certeza de que mi esfuerzo se verá representado en otros jóvenes que más adelante acceden al mismo crédito–beca y a las mismas oportunidades.
Tatiana Gaitán Amortegui
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