El exsenador Armando Benedetti fue una de las personas más importantes en la campaña de Gustavo Petro, incluso fue considerado como su mano derecha y el dueño de su agenda. Cuando llegó la repartición de cargos, fue enviado como embajador a Venezuela. Aunque algunos han dicho que se trató de una fórmula para alejarlo de los problemas legales que enfrenta en Colombia, otros, incluido el ahora embajador, aseguran que su designación fue un gesto de confianza del presidente y un mensaje de lo importante que es reanudar las relaciones con Venezuela.
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A un mes y un poco más de la presentación de credenciales, El Espectador habló con Benedetti sobre lo que ha sido la reanudación de las relaciones con el régimen de Nicolás Maduro. El diálogo sirvió para cuestionar su supuesta cercanía con el mandatario venezolano y hablar de la inclusión, nuevamente, del vecino país como garante de las negociaciones de paz con el Eln.
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¿Cómo ha sido el proceso de restablecer las relaciones en estos dos meses?
Realmente no son dos meses, pues presenté credenciales el 29 de agosto. Y para que vean, al 29 de septiembre ya se habían restablecido las relaciones diplomáticas con Venezuela y logramos que Monómeros nos pudiera vender la urea a US$600 y no a como se consigue en el mercado, US$930. Eso va a ayudar a que los insumos sean más baratos. También hemos reactivado la operación judicial, la reapertura de la frontera y ya se les dieron permisos a aerolíneas de Venezuela para que puedan aterrizar en Colombia. Falta que ellos hagan la verificación técnica para darles el visto bueno a las de Colombia. En menos de 40 días lo hemos logrado y falta esperar a que esto se desarrolle de la forma más rápida y fluida que se pueda.
Hablando de la reapertura, los pasos siguen cerrados y hay muchos elementos sin reanudarse, ¿no ha faltado mayor organización en este proceso?
Lo que sucede es que encontré todo en cero. Me ha tocado todo. En la residencia del embajador no llega el agua al segundo piso, las oficinas de los consulados han sido desmanteladas a su totalidad. La embajada es la que está más o menos bien, pero no tengo ningún auxiliar. Si se van a la frontera, pues al puente Tienditas le falta unas cosas que dependen de Venezuela y eso se abrirá en unos tres meses. Arrancarles la frontera a las mafias es difícil. Nosotros hemos estado arrancando y construyendo todo de cero. Las cosas no son fáciles.
¿Cómo ha sido el tema de los cónsules? ¿Ya hay avances en esa línea?
Eso ya es tema de Cancillería y es difícil, porque lo que sucedió acá es que dejaron tirados a cinco millones de colombianos sin apostillar sus títulos, sin cédulas, pasaportes, registro civil o cualquier cosa que los colombianos necesitaban de sus consulados. Fueron abandonados en la desidia completa cinco millones de personas. Lo que más le interesa al presidente Petro son esos temas de contingencia y luego reconstruir la parte comercial, que también fueron siete millones de colombianos afectados. Toda nuestra agenda tiene un carácter humanitario, social y económico. La gente siempre confunde o cree que hablar de derechos humanos es solamente la parte política y civil, y les falta la parte social y económica. En este caso estamos atendiendo esas dos últimas.
Hablando de lo económico, ¿cómo va la reanudación del comercio en la frontera?
Lo que pasa es que los temas consulares dependen de la burocracia de la Cancillería. Estoy a la espera de que resuelvan, porque en todo este tiempo he estado absolutamente solo.
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¿Y cómo van a tener seguridad los colombianos para invertir en Venezuela y vender allí cuando a los colombianos se les dejó de pagar en anteriores crisis diplomáticas?
Es un mito decir que se les expropió, la mayoría fueron indemnizados. Acepto que hay desconfianza y lo único que se puede hacer ahora es que paguen de contado y por adelantado. No hay forma de quitarlo por los problemas que hubo en el pasado.
Ya que dice que ha sido una demora burocrática, ¿quién es parte de su equipo?
Con Lorena Arboleda, que me ayuda en comunicaciones, y Germán Castañeda, somos los únicos tres que estamos al frente y ellos dos sin estar contratados.
Siendo tan importante la reanudación de las relaciones con Venezuela, ¿por qué no meterle el acelerador a ese tema en cuanto a consulados?
Como lo dije anteriormente, es un tema de burocracia. A mi consideración, la ley que cobija a la carrera diplomática está mal hecha y hay que reformarla. Es una burocracia lenta, tortuosa y es tonta.
¿Cuándo se va a dar el esperado encuentro entre Nicolás Maduro y Gustavo Petro?
Maduro iba a ir a lo de Cúcuta, pero no fue por temas de seguridad. Ellos tienen una seguridad muy grande y saben que hay precio por la cabeza de ellos. Se estaba ambientando ese encuentro, pero no se logró. Ahora viene una decisión entre ellos dos para ese encuentro, porque ya se logró que hablen fluidamente.
¿Cómo ha sido el proceso para que Venezuela vuelva a ser garante de las negociaciones con el Eln?
Prefiero no meterme en ningún tema de la paz. Lo que hay que hacer es lograr que Venezuela sea garante de ella, porque el Eln está muy fortalecido militarmente y está en la frontera, entonces ahí vemos que es imposible hacer un proceso que no pase por Venezuela. Pero es que tampoco ellos son extraños en este papel, nosotros solo estamos recogiendo el proceso donde lo dejó Juan Manuel Santos, que fue interrumpido por el gobierno anterior. Lo único que estamos haciendo esa desarrollar lo que ya estaba. No estamos inventando nada nuevo. Insisto, es primordial porque no puede haber proceso de paz sin Venezuela metida en el cuento.
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Supuestamente el gobierno Maduro ha sido permisivo con el Eln y otros grupos en la frontera, ¿le han hecho alguna petición a Venezuela?
Me causa sorpresa que viven pendiente de los tres campamentos del Eln que hay en Venezuela, cuando en Colombia hay 70, ¿por qué no se distraen con ellos? Me causa sorpresa que digan que por qué no cogen a ‘Iván Márquez’ cuando no lo pudo hacer Uribe, Santos o Duque. ¿Por qué siempre intentan estigmatizar a Venezuela y las relaciones cuando tú tienes al Eln? Me da risa y me parece poco serio cuando me dicen que en Venezuela está el Eln. Hay 70 campamentos en Colombia, por qué no se preocupan por ellos.
¿Se ha avanzado en algo para ser intermediarios en un posible acercamiento entre Estados Unidos y Venezuela?
Ellos vienen hablando bastante bien. Se ha despejado mucho el campo de las conversaciones. Lo que tengo entendido es que esas conversaciones van por buen camino y término.
Se le ha cuestionado mucho por el tono que ha usado en las redes sociales para hablar de distintos temas de actualidad nacional y de Venezuela, y hasta le han dicho que no ha entendido que ya no es senador sino embajador...
Las críticas que me han hecho no es por expresarme sobre las relaciones. Han sido porque he dicho malas palabras, y tienen razón en que no puedo usarlas, pero no pueden decir que eso es algo grave. Y tienen razón en que yo no tengo por qué estar hablando de San Andrés y tengo que moderarme, pero no es nada grave como salieron los llorones a decir.
¿No cree que hablar de Juan Guaidó y Monómeros se metió directamente con un tema interno de Venezuela?
No, porque es una empresa venezolana que está en Colombia, que los trabajadores son colombianos y que nosotros dependemos de ellos en cuanto a la seguridad alimentaria. Juan Guaidó fue el que se metió primero conmigo cuando yo fui designado y por eso le respondí.
¿Esas formas no les da la razón a los que dicen que se debió haber nombrado a alguien con mucha más carrera diplomática?
No he escuchado esa versión de nadie. He escuchado es todo lo contrario: el único que podía con esta vaca loca era yo. Me lo han dicho en privado y en público. La decisión no fue tanto diplomática, porque no tengo esa formación, sino un tema político. No me imagino a un embajador de carrera o del Interior haciendo lo que hemos hecho en 30 días. Hemos hecho algo inimaginable y titánico. Me he sorprendido de mí y de lo que he sido capaz de hacer aquí y lo que hemos avanzado en relaciones. Eso se lo debo a Gustavo Petro que fue capaz de ver lo que yo podía hacer. Lo que dicen eso son enemigos personales que tampoco saben de diplomacia.
Hubo una columna muy fuerte que dice que usted aceptó esta embajada para alejarse de su problema judicial...
No voy a responder nada ahí.
¿Cómo hacer para que la reanudación de las relaciones no se convierta en una validación de las presuntas violaciones de derechos humanos del gobierno de Nicolás Maduro?
Los derechos humanos no son como creen en el país de que solamente son la parte civil y política. Los derechos humanos también tienen que ver con razones sociales y económicas. ¿Les parece poco que esté tratando de representar a cinco millones de familias que quedaron abandonadas tras el cierre de la frontera? ¿Les parece muy malo que venga a escuchar y buscar soluciones a los colombianos que están en Venezuela? ¿Eso no tiene que ver con derechos humanos? Si no les parece suficiente estar pendiente de los colombianos acá, no sé que son los derechos humanos entonces. No entro a calificar el gobierno de Nicolás Maduro, sino a proteger a los colombianos que están abandonados a la miseria y desidia.
Le han criticado que usted trató de minimizar la cantidad de venezolanos que están cruzando hacia Colombia...
El que haya dicho eso es un estúpido que no sabe leer. Lo que he dicho es que hay informes que demuestran que más gente se está devolviendo a Venezuela. Las cifras, que no son las que esperamos todavía, dicen que se están devolviendo tres veces más venezolanos de Colombia de lo que sucedía hace meses.
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Tres cercanos al presidente: León Fredy Muñoz (Nicaragua), Camilo Romero (Argentina) y usted, han sido nombrados en embajadas de países de izquierda de la región. ¿Eso no es una muestra de querer rehabilitar un eje continental de izquierda pero en cabeza de Gustavo Petro?
No, no me atrevería a darle tanta importancia. Lo que pasa es que Venezuela es el tema más duro de este gobierno y fui designado por mi temperamento, audacia, sagacidad, si quieren inteligencia, y por la confianza que me tiene Petro, porque sigo siendo su hombre de confianza. Ni Nicaragua ni Argentina tienen lo que vivimos acá. Yo no quiero demeritar a nadie, ni a los otros embajadores. Pero es obvio que yo estoy acá porque soy cercano a Petro y el quiere decirle a los que están en Venezuela que se está apersonando de la situación. Me tocan unos tigres muy duros: no solo es la balanza comercial, sino los colombianos tirados en la desidia y la reanudación de relaciones. Yo quiero dejar muy claro que todo esto se ha hecho con la mano y conocimiento de Estados Unidos. No hemos tomado por sorpresa a nadie.
Desde que entregó credenciales han criticado su posible cercanía a Nicolás Maduro, ¿qué les responde?
Hasta mi madre me hizo el reclamo. Ustedes que me conocen, saben que yo soy una persona jovial y lo que yo estaba hablando como si estuviera con cualquier persona. Pero no era que estuviera entregándome a él. Al contrario, a veces las conversaciones eran bastante álgidas y duras. Ese es el riesgo en el que yo estoy metido, estoy en el filo de la navaja porque estamos restableciendo relaciones de Estado a Estado. Y ese restablecimiento es una buena noticia para la región porque podemos ayudar a más de 10 millones de colombianos. La cercanía con Maduro no es ideológica, no tiene nada que ver, tiene que ver con las relaciones Estado a Estado entre los países hermanos que hemos compartido historia y tenemos más de 191 años de relaciones diplomáticas. Yo no vengo a castigar a Maduro o ver cómo lo friego. Vengo es a ver cómo ayudo a los colombianos.
¿Qué sigue en la agenda para el restablecimiento de las relaciones?
Lo más importante en este momento es montar los consulados para escuchar a los colombianos y restablecer las líneas aéreas. Lo que está sucediendo ahora es que alguien que quiere ir de Venezuela a Colombia debe pasar por Panamá y pagar casi US$1.000. Si logramos restablecer el transporte aéreo de pasajeros, estamos restableciendo las relaciones de verdad. Por ahora todo está abierto y crudo, pero debemos comenzar a operar y eso depende del Gobierno. Yo solo abro las puertas y quito los candados, de allí para adelante son ellos.