La decisión unilateral de deportar 603 colombianos desde Ecuador hizo que se volviera a posar la mirada sobre la relación entre los gobiernos de Gustavo Petro y Daniel Noboa, que han pasado por situaciones críticas en los últimos meses. Una crisis de violencia en el vecino país y las dudas que mantuvo el presidente colombiano sobre la reelección de su homólogo están en la lista de disgustos de lado y lado.
Este viernes, la Cancillería emitió un comunicado informando de la nota de protesta que había enviado a Quito por la expulsión de los connacionales sin un protocolo establecido. De acuerdo con el Ministerio de Exteriores, en cabeza de la ministra (e) Rosa Villavicencio, expresó que había sido un “gesto inamistoso” y aseguró que impidió "la plena identificación de los ciudadanos deportados, la verificación de su situación jurídica, e incumpliendo así las más básicas nociones del Derecho Internacional, que prohíben las deportaciones masivas”.
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“Ecuador nos responde con desdén. No está bien; la patria de Manuelita Saénz, puede acercar y no alejar. El proyecto grancolombiano de Bolívar que podría tener otro nombre, por ejemplo: Amazonía, es el corazón vital del mundo, y, por tanto, no debe dividirse. Si la Grancolombia entra en guerra, entra en guerra la humanidad. Si la Grancolombia se encuentra, se encuentra la humanidad”, aseguró el mandatario a través de su cuenta de X, horas después.
En todo caso, en los últimos meses varias situaciones han generado disgusto de ambos lados. En abril, tras las elecciones presidenciales en Ecuador, Petro afirmó que “no [podía] reconocer” el resultado y pidió revelar las actas de votación antes de pronunciarse.
“La OEA señala irregularidades en las elecciones del Ecuador. En siete provincias se decretó el estado de excepción. El ejército dirigió la jornada electoral, las mesas durante las elecciones, y el conteo de votos. No hay elecciones libres bajo estado de sitio. No puedo reconocer las elecciones en el Ecuador”, escribió en ese entonces.
La situación generó, incluso, choques internos en el “Gobierno del cambio”. Horas antes de que el presidente se pronunciara al respecto, la entonces canciller Laura Sarabia había felicitado a Noboa por su victoria y el mensaje del presidente se leyó como una desautorización a su ministra, especialmente en medio del clima político que había en la Casa de Nariño entre altos funcionarios.
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En todo caso, en mayo, el jefe del Estado colombiano fue uno de los mandatarios presentes en la posesión de Noboa. Y aunque estaba previsto un encuentro entre los dos, en el que Petro pediría la liberación de “todos los presos políticos, articular las fuerzas de defensa para contener el crimen, y establecer un diálogo nacional democrático”, según dijo la Casa de Nariño, eso no se concretó.
“Ecuador necesita diálogo nacional, Colombia también, Venezuela también, el diálogo nacional es la base fundamental de la paz y la democracia. Creo que [Jorge] Glas es un preso político”, afirmó en una declaración a medios que no llegó a buen puerto en Ecuador.
Entre los hechos más recientes, también está las dudas que dejó la visita de Petro a Manta, uno de los municipios ecuatorianos más peligrosos. Una posible reunión entre el presidente y el líder de la banda criminal ecuatoriana “Los Choneros”, José Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, generó polémica y desde la Casa de Nariño tuvieron que negar cualquier tipo de encuentro o gestión.
“No tengo ni idea quien es el tal ‘Fito’. Como todo presidente que visita un país extranjero, siempre soy cuidado permanentemente, día y noche, por la fuerza pública del país hermano. Basta ya de falsedades de la extrema derecha”, aseguró el mandatario en su cuenta de X.
Por su lado, la Cancillería publicó en ese momento un comunicado en el que confirmó que la embajada de Colombia en Ecuador, encabezada por la embajadora María Antonia Velasco, había recibido una “supuesta comunicación atribuida al señor ‘Fito’. Allí, se había solicitado la intermediación del Estado colombiano como garante de una eventual entrega, con el fin de evitar su extradición a los Estados Unidos”.
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“Ninguna comunicación oficial ha sido remitida a la Cancillería por canales diplomáticos o institucionales”, se lee en el texto. Y el Ministerio continúa explicando que “no ha realizado gestión alguna relacionada con el señor ‘Fito’, ni interna ni ante autoridades ecuatorianas, ni ante ningún otro gobierno”.
En todo caso, las relaciones se han mantenido ente ambos países con comunicación en los canales diplomáticos.
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