No había sonado aún el himno de Colombia en el Capitolio para marcar un nuevo inicio de las sesiones ordinarias del Congreso, cuando ya el presidente Gustavo Petro había lanzado una serie de dardos contra el Legislativo. Lo hizo vía X, siete horas antes de que comenzara la legislatura en el Senado y ocho horas antes de que la Cámara comenzara sus deliberaciones.
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En una publicación en esa red, su principal medio de comunicación, el jefe de Estado –como lleva haciéndolo desde el segundo semestre del año pasado– acusó al Congreso de “no querer aprobar” las reformas que promueve. Pero el mensaje llegó apenas un día después de que el ministro del Interior encargado, Gustavo García, lanzara una rama de olivo con los partidos ante la promesa de que la “puerta está abierta” para que entren al Ejecutivo, en medio de la esperada recomposición del gabinete.
Este choque, que no es nuevo sino una reedición de los que viene teniendo el presidente con el Congreso desde que este no aprobó su presupuesto para 2025, marcará el tono de un periodo de sesiones en el que el progresismo quiere mover sus principales propuestas sociales, como la reforma a la salud y la laboral, y otros proyectos como la jurisdicción agraria.
Además, en un año en el que el Senado elegirá a tres de los nueve magistrados de la Corte Constitucional, una discusión en la que el Ejecutivo quiere tener una voz de peso. De hecho, ya lo hizo con la elección de Miguel Polo Rosero para el alto tribunal, quien reemplazó a Antonio José Lizarazo, y contó con el visto bueno de Petro.
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Además, como lo contó El Espectador, se da cuando los partidos que hoy no hacen parte de la coalición petrista han sido incluidos en las negociaciones para la recomposición del gabinete.
Minutos antes de las 8 de la mañana, el presidente Petro escribió en X: “Los congresistas en su mayoría, por ahora, no ven pertinente hacer las reformas y desean mantener el país en el caos de un neoliberalismo moribundo”. Además, en su publicación –en la que también criticó a los medios y al sector privado– dijo que mostraría cómo votaron los representantes a la Cámara en las extra de la reforma a la salud; una suerte de paredón digital.
Con ese ambiente, el presidente del Senado, Efraín Cepeda (Partido Conservador), y quien no estuvo presente en la instalación del periodo ordinario, no tardó en responderle al jefe de Estado. Aseguró que enviaba una “mala señal al iniciar el periodo legislativo con un X donde arremete contra la prensa, contra el sector privado, contra el poder legislativo independiente. No se puede ocultar el mal gobierno con esos trinos con ataques permanente”.
E incluso Jaime Raúl Salamanca (Alianza Verde), presidente de la Cámara y criticado desde la oposición por respaldar al Gobierno, reparó en el señalamiento generalizado de Petro: “Yo creo que es verdad que hay una resistencia al cambio expresada en un sector del Congreso y del país. Pero no creo que sea mayoritario, siento que hay disposición”.
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El ambiente ya estaba enrarecido, entre otras, porque la citación a las extras no estuvo exenta de polémica. Para empezar, el ahora exministro del Interior Juan Fernando Cristo se mostró en desacuerdo con que se citaran. Y luego, por la vacancia en el ministerio de la política, hubo dudas sobre la publicación del decreto en el que se llamó a los representantes.
Incluso, en reuniones con representantes del Gobierno, Salamanca insistió en que no se citaran aduciendo falta de tiempo, sumado a la confusión por la legalidad de la citación. Al final, se logró discutir, aunque solo el jueves pasado cuando se aprobaron apenas siete de los 39 artículos pendientes del proyecto (en total consta de 62). De hecho, un representante del ala petrista de los verdes aseguró que las declaraciones de Petro y la insistencia en citar las extras, aunque no hubiera ambiente para su discusión, se podía entender como una búsqueda del presidente por “buscar un nuevo enemigo”.
La situación alrededor de esta reforma ha sido tan compleja, que en la noche de este lunes, se supo que la Cámara tuvo que cambiar su orden del día para la próxima plenaria. Originalmente, el primer punto era este proyecto, pero los vicepresidentes Jorge Tovar (Curules de Paz) y Lina Garrido (Cambio Radical) se negaron a firmar ese orden por lo que tuvo que modificarse.
Las sesiones iniciaron de manera casi paralela con un quórum que, poco a poco, se fue desarmando. En el Senado se registraron 87 parlamentarios y, en la Cámara, 146. Sin embargo, y como se vio en la cámara alta, sobre las cinco de la tarde, apenas eran un par de decenas los congresistas que seguían en el recinto. La jornada en el Salón Elíptico sí se extendió hasta cerca de las siete de la noche, toda vez que se aprovechó, además de anunciar proyectos, para presentar el informe de la comisión accidental para evaluar la crisis en Catatumbo.
Adicional a las reformas de Petro, el Congreso este año también espera mover proyectos como el de la reducción del salario de los congresistas, la llamada Ley Ferroviaria para reiniciar este sector en el país, el del acceso de menores de 14 años a las redes sociales y nuevos intentos para reformar al Consejo Nacional Electoral (CNE).
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Además, también se prevé la realización de varios debates políticos a ministros –nombrados y por nombrar– como es el caso, esta semana, del ministro de Minas, Ómar Andrés Camacho. Incluso, podría llegar a haber mociones de censura, como han anunciado sectores opositores por temas como la crisis diplomática con Estados Unidos.
En ese contexto, el enrarecimiento del clima no significó el cierre absoluto de las negociaciones que se estarían dando con varios partidos que, aún pese a distanciarse de las decisiones de Petro, aspiran a tener puestos en el gabinete. Sin embargo, sí había un tono de prevención entre los congresistas, que manifestaron su preocupación porque se caigan algunas de las negociaciones.
Así lo confirmaron a El Espectador varios congresistas, que optaron por hablar con reserva, y que insistieron en que, más allá de las declaraciones de Petro hay un interés por volver a una coalición más amplia. En esas conversaciones están liberales, La U y un sector de los conservadores.
Pero así también lo dijeron congresistas del Pacto Histórico, como las senadoras María José Pizarro y Clara López, quienes han insistido en la necesidad de que se logren esos acuerdos. Eso sí, también aseguraron que esa coalición debe armarse con cuidado para “evitar que ocurra en 2022 cuando llegaron personas que no estaban comprometidas con el programa de gobierno”, como indicó un congresista de las huestes petristas.
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Esa puerta también estaría abierta en la Casa de Nariño, así no lo esté en el X del presidente. En entrevista con este medio, el ministro (e) García aseguró que “todo esto hace parte de las ideas de liberales, algunos conservadores, de la U y de otros. Esas ideas van a nutrir un diálogo de mayor énfasis de apertura. La agenda legislativa del Congreso toma un nuevo vigor con ese mensaje que el presidente nos transmite”.
De esta forma, y aunque este martes fue la instalación del periodo ordinario del Congreso, este martes iniciará la discusión de proyectos. En la plenaria de la Cámara, el primer punto del día será, precisamente, la reforma a la salud, que se lleva discutiendo desde finales de 2024. Será entonces cuando se haga evidente si el Gobierno logrará conseguir los apoyos que espera para las discusiones claves de su programa este año.
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