De Peñalosa a Duque: ¿un trampolín de burocracia?
Varios funcionarios de la administración de Enrique Peñalosa están hoy en el gobierno Duque. El fenómeno persiste y tiende a aumentar. ¿Afinidad ideológica o repartija política?
El reciente nombramiento de Orlando Molano en Parques Nacionales, así como un frustrado contrato de asesoría de Miguel Uribe Turbay en el Instituto Humboldt -ambas entidades a merced del gobierno de Iván Duque-, levantaron roncha en un sector de la opinión pública. Si bien son varios los cuestionamientos que les enrostraron, particularmente su escasa experiencia en materia ambiental, el derrotero de la controversia fue su cercanía política y administrativa con Enrique Peñalosa. ¿La razón? Ambos fueron altísimos funcionarios del exalcalde durante su pasada administración y no dejó de llamar la atención que ahora dieran el salto al Ejecutivo.
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El reciente nombramiento de Orlando Molano en Parques Nacionales, así como un frustrado contrato de asesoría de Miguel Uribe Turbay en el Instituto Humboldt -ambas entidades a merced del gobierno de Iván Duque-, levantaron roncha en un sector de la opinión pública. Si bien son varios los cuestionamientos que les enrostraron, particularmente su escasa experiencia en materia ambiental, el derrotero de la controversia fue su cercanía política y administrativa con Enrique Peñalosa. ¿La razón? Ambos fueron altísimos funcionarios del exalcalde durante su pasada administración y no dejó de llamar la atención que ahora dieran el salto al Ejecutivo.
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Sin embargo, lejos de ser una casualidad, el “reclutamiento” y tránsito de empleados entre las dos administraciones no es nuevo y sendos ejemplos dan cuenta de la cercanía entre los mandatarios, una afinidad que ahora se estaría concretando en puestos y contratos. De tal calado es el asunto, que hay ministro, viceministros y hasta asesores presidenciales de Duque que apenas hace dos años estaban bajo la batuta de Enrique Peñalosa en su “Bogotá Mejor para Todos”.
Una revisión al gabinete del presidente -eso sí, sin considerar los innumerables cargos y puestos que conforman los mandos medios- evidencia la representatividad de Peñalosa en la administración Duque en al menos 14 plazas (ver infografía). Una de ellas es la de María Victoria Angulo, quien acompañó al exalcalde durante dos años en la Secretaría de Educación del Distrito para luego ser, nada menos, ministra de Educación. No menos llamativos son los casos de Jairo García y Francisco Cruz, otrora secretarios del exmandatario hasta el fin de su administración, que hoy ocupan roles de viceministros.
En el listado aparecen también el hoy consejero para el Posconflicto Emilio Archila, primo de Peñalosa y que ocupó un cargo directivo en la ETB, así como Pedro Agustín Valencia Laserna, hermano de la senadora Paloma Valencia (del Centro Democrático), que fue asesor en la Secretaría de Integración Social y luego nombrado cónsul de Colombia en Miami.
Figuran además Matilde Mendieta, también empleada de Integración Social en tiempos de Peñalosa, y luego directora de la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (USPEC) hasta junio de 2019, así como Jean Philippe Pening, asesor de la Alcaldía en el desarrollo de proyectos de infraestructura en APP, que alcanzó a ser nombrado director del Fonade (Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo). No obstante, su designación se habría caído por haber tenido un contrato con Odebrecht.
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Incluso, en el ramillete está Carolina Villegas, exconcejal uribista que trabajó también en Integración Social y que después asumió una dirección en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). Aunque no tuvieron vinculación laboral con Peñalosa, en el listado también podrían estar los exconcejales del Centro Democrático Diego Molano y Daniel Palacios, afines al exmandatario y que después migraron a la administración Duque.
El representante por Bogotá David Racero, de la coalición Decentes, ha alertado por algunos de esos nombramientos y si bien reconoce que detrás de ellos hay afinidades ideológicas y políticas, critica que el trasfondo son las relaciones de poder que mantienen Peñalosa y Duque, quienes coincidieron como alcalde y presidente, respectivamente, durante poco más de un año.
“Eso evidencia que Peñalosa no fue un independiente, como siempre se quiso presentar. A él se le cayó el telón desde que (Álvaro) Uribe le cargó el megáfono en plena campaña”, reclamó Racero, quien advierte por otra situación cuando menos singular: varios de los funcionarios analizados trabajaron en la Secretaría de Integración Social en tiempos de Peñalosa.
No es un detalle menor. En los cuatro años de su administración, en Bogotá se invirtieron recursos por más de $4 billones en esa entidad, que figuró siempre en el top 5 de las de mayor presupuesto. Lo destinado por Peñalosa a Integración Social es casi una cuarta parte de lo que costaría el metro de la capital.
“La Secretaría fue entregada al Centro Democrático por Peñalosa, por eso uno ve muchos subdirectores locales y subdirectores técnicos que pasaron a ser parte del Gobierno. Fue un fortín del uribismo en la Alcaldía Peñalosa. Incluso, la exsecretaria de Integración Social María Consuelo Araújo fue ministra de Uribe. Es una entidad que siempre ha sido muy apetecida por los politiqueros, pues maneja comedores comunitarios, la política de subsidios y la relación directa con la comunidad”, explicó Racero, quien dice conocer la Secretaría de cerca, pues fue subdirector de Juventud en la Alcaldía de Gustavo Petro.
El Espectador consultó a Peñalosa, quien aseguró que, contrario a alguna cuota burocrática, lo que hay detrás de los nombramientos de sus funcionarios en el Ejecutivo son sus capacidades y vocación técnica. Según el exmandatario, a excepción de Orlando Molano, ninguno de ellos trabajó en política con él. “Nunca en mi vida he pedido un puesto. No es el tipo de política que hago o que hice. Estoy retirado. A Molano, por ejemplo, lo quiso nombrar Claudia López en el IDU hasta que le armaron problema sus amigos y él no quiso ir. Alicia Arango (hoy ministra del Interior) trabajó conmigo en mi primera Alcaldía. Uribe tuvo cuatro ministros exsecretarios míos. Con el presidente Duque hicimos equipo en muchas cosas”, argumentó Peñalosa.
En esa línea, el también representante a la Cámara por Bogotá Édward Rodríguez (Centro Democrático) defendió los nombramientos e insistió en que todo obedece a su perfil tecnócrata: “Eso es normal en cualquier gobierno. Hay que traer gente técnica y buena, que le sirva al país. Se trata de conformar equipos que ayuden a concluir lo realizado, además todos los nombramientos se han hecho con transparencia y honorabilidad. No importa si es liberal, conservador o de otro, sino que pueda dejar una huella de honestidad”.
Finalmente, el analista político y profesor universitario Mauricio Jaramillo asegura que todo se explica por la coherencia ideológica entre uribismo y peñalosismo, dos sectores políticos que han tenido sintonía y afinidad en los últimos años. A ello se suma, sostiene, que en el gobierno Duque pululan los políticos y no los técnicos, por lo que se hace necesario echar mano de la gente del exalcalde.
“El uribismo tiene una gran carencia de gente técnica. Tienen muchos políticos, pero pocos técnicos y eso ha sido uno de los grandes defectos durante dos administraciones de Uribe. Por el contrario, antes de que se politizara, a Peñalosa le reconocían su buen ojo para los técnicos”, dice Jaramillo.
Restan poco menos de dos años para que concluya el gobierno Duque y la experiencia indica que seguirán los cambios y relevos, más si se tiene en cuenta que se viene un año electoral. El reto para la administración Duque será que sus funcionarios demuestren su talante y logren encarar los desafíos en materia de planeación y administración. Solo así podrán ser reconocidos por su contribución al Estado y no por representar a determinado grupo político o mandato.
jgonzalez@elespectador.com