Mientras el Congreso discute sobre la viabilidad de la consulta popular y el presidente Gustavo Petro, junto a buena parte de su gabinete, intenta estrechar lazos comerciales con China, quienes buscan un carril en el partidor presidencial de 2026 se siguen moviendo para pavimentar su llegada a una eventual coalición de izquierda, derecha o centro que los deje bien posicionados en la primera vuelta.
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El progresismo u oficialismo va en cabeza de carrera, pues la mencionada consulta popular, como lo han dicho los congresistas del Pacto Histórico y funcionarios del Ejecutivo, se convertirá en unas elecciones primarias que ayudarán a este sector a ambientar la reelección del proyecto que representa el presidente Petro. Aunque este grupo se diferencia del centro y la derecha en que ya lanzó una campaña y una narrativa, también se ha visto bloqueado por el fuego amigo, las discrepancias y los escándalos judiciales.
En el primer caso, como el mandatario no ha cantado su respaldo por ninguno de los opcionados para retomar las banderas del “cambio”, en las últimas horas se han avivado los focos de pelea interna. En este sentido, el primer nombre que salta a la vista es el de Gustavo Bolívar, saliente director de Prosperidad Social, quien lidera las encuestas en la mayoría de escenarios (11,8 % en la más reciente medición de Invamer), pero parece no contar con el respaldo de todo el petrismo.
Su candidatura no le suena a algunos de los alfiles más fieles a Petro, como el ministro del Interior, Armando Benedetti, o la senadora María José Pizarro. El primero y otros más que le hablan al oído al presidente han señalado en voz baja que Bolívar sería fácil de vencer y que lo que requiere el proyecto es retomar la idea de un “frente amplio” que reúna a aliados del Partido Liberal, La U, la Alianza Verde e incluso los conservadores, tal y como ocurrió en 2022.
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El mismo director de Prosperidad Social le reconoció a El Espectador que Petro le dijo que pensara mejor su candidatura “porque sentía que de pronto las encuestas me estaban inflando y que era un candidato más fácil de derrotar”. Fuentes de la Casa de Nariño le dijeron a este diario que la falta de un espaldarazo a Bolívar también se debe a que el jefe de Estado no ve con buenos ojos que un exfuncionario concentre los focos de la opinión pública en pleno remate de su administración y que, además, sigue montado en la idea de unirse con las facciones progresistas de los partidos tradicionales.
El caso Bolívar ha generado choques incluso en el corazón de Colombia Humana, partido creado por Petro, ya que una ala de esta colectividad rechazó el “regaño” del mandatario al funcionario por estar presente en un evento público tras haber renunciado; sin embargo, en la noche del lunes se conoció un nuevo pronunciamiento, con la firma de la cúpula del movimiento, en el que respaldaron las decisiones del jefe de Estado y dijeron que la posición en favor de Bolívar no era oficial.
A estas discrepancias internas se suma el estancamiento en las encuestas de las otras cartas petristas, como Carolina Corcho, María José Pizarro y Daniel Quintero. Este último, el único de esa triada que ya anunció su intención de llegar a la Casa de Nariño, genera fuerte resistencia en una parte de las bases petristas, en parte por los cuestionamientos que rodean su gestión como alcalde de Medellín. En el oficialismo, el exmandatario tiene férreos opositores como Gustavo Bolívar o Carlos Carrillo, director de la Unidad de Gestión del Riesgos y Desastres.
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Por otra parte, Quintero enfrenta una imputación de la Fiscalía por presunto prevaricato por acción y peculado por apropiación en favor de terceros, esto por el supuesto favorecimiento a los dueños del famoso lote “Aguas Vivas” para incrementar su precio de $2.700 millones a $48.000 millones. De acuerdo con el ente investigador, el ahora precandidato habría utilizado el decreto que creó su política del “Valle del software” para aumentar el valor del lote al incluirlo en el terreno para el proyecto “Parque ambiental del Valle del Software”.
Quintero se ha defendido señalando que el vínculo de la administración de Medellín con el lote nació en la primera administración de Federico Gutiérrez, con lo cual ha cimentado su campaña en su defensa judicial y en los ataques al hoy alcalde. Este martes, en un debate de control político en el Senado, dijo que si alguien encuentra en las licencias del caso alguna mención a su decreto, renunciará a su aspiración presidencial. Aún así, su nombre no convence a la primera línea del Gobierno.
Roy Barreras y Carlos Amaya: ¿los ases bajo la manga de Petro?
En su intención de mantenerse por el camino del “frente amplio”, el presidente Petro se acercó a dos figuras que han respaldado su gobierno, pero que tienen fuertes conexiones con otros partidos e incluso podrían tender puentes con otros poderes. Se trata del gobernador de Boyacá, Carlos Amaya, y el exembajador de Colombia en Reino Unido, Roy Barreras, ambos con la intención de competir por la Presidencia en 2026.
Amaya es hoy uno de los hombres fuertes de la Alianza Verde, con varios nexos en el Ejecutivo e incluso con un aliado en la Presidencia de la Cámara, el también boyacense Jaime Raúl Salamanca. El nombre del gobernador cae bien en varias oficinas del palacio presidencial, el Ministerio del Interior y el Congreso, ya que algunos lo califican como un posible articulador del petrismo con el poder regional y una ficha para desarticular otras campañas del Verde, como las de Claudia López o el senador “Jota Pe” Hernández.
Sin embargo, a su posible aspiración, que depende de su renuncia a la Gobernación, ya le han surgido trabas en el interior de su colectividad. Este lunes, en una reunión de bancada, varios congresistas del partido opositores del Gobierno mencionaron que los resultados de una encuesta interna sugieren que lo mejor para la colectividad es mantenerse en el centro y no jugar con el oficialismo, lo que implicaría pensar en candidaturas como la de Sergio Fajardo o Claudia López.
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Algunas voces de esa última facción incluso sugirieron que si Amaya se lanza, saldría a flote su cercanía con Sandra Ortiz, la exconsejera para las Regiones de Petro, hoy presa por el escándalo de corrupción en la Unidad para la Gestión del Riesgo de Desastres. Horas después del encuentro, el partido oficializó la suspensión de Ortiz y de Iván Name, el senador verde que acaba de ser capturado por el mismo caso.
El tema volvió a dejar en evidencia las grietas de la Alianza Verde, pues cuando la representante Katherine Miranda habló de mantenerse en la independencia y no apoyar a Petro, su colega Jaime Raúl Salamanca le respondió que desde su sector proponen reconocer a los liderazgos locales y regionales y que “le tienen miedo a Carlos Amaya” aun cuando no se ha lanzado. “Quieren que el Verde se vaya con Galán”, cuestionó.
En el caso de Roy Barreras, que también estuvo en la Casa de Nariño con Petro, el problema parece estar en que tampoco tiene buenas posiciones en las encuestas y, además, genera resistencia de otras figuras cercanas al Gobierno, como el exministro de Comercio Luis Carlos Reyes, quien incluso lo salpicó en el escándalo de la supuesta influencia del contrabandista alias Papá Pitufo en la DIAN y otras entidades.
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Barreras también tiene fuertes conexiones con otros partidos, como es el caso de La U; sin embargo, la dirigencia de ese movimiento ha querido desligarse de su figura por el rastro de petrismo que lo acompaña. Por ahora, según sus asesores, Roy Barreras estará fuera del país en busca de otros posibles respaldos y meditando cuándo y cómo se lanzará a la carrera presidencial.
Ante la mención del caso de alias Papá Pitufo, no se puede perder de vista que el escenario judicial muy seguramente impactará en la contienda política, pues el país está pendiente de si caerán más figuras en el escándalo de Gestión del Riesgo o la presunta financiación irregular de la campaña de Petro en 2022. Este último caso es, precisamente, otra fuente de confrontación en el interior del Gobierno, pues el cruce de audios y acusaciones entre el ministro Benedetti y la canciller Laura Sarabia sigue escalando en la Fiscalía y los estrados judiciales.
Lo que muchos en el petrismo se preguntan es cuándo encontrarán una salida. Un sector amplio propone que en junio se defina el mecanismo para elegir a la ficha para las presidenciales, lo que implicaría un encuentro de todos los precandidatos. La propuesta de Gustavo Bolívar es que todos los nombres interesados compitan en la consulta interna de octubre y así definir el nombre para la primera vuelta.
En este punto vuelve a entrar en juego el “frente amplio”, pues lo que esperan en la cúpula del Ejecutivo es que los grupos de centro afines al progresismo hagan sus propias consultas y se sumen a una coalición que defina candidato único en las elecciones legislativas.
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