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Cuando la guerra por los votos se libra en las redes

El Espectador habló con expertos en marketing político y comunicación estratégica para explicar por qué esta contienda ha estado cargada de juegos sucios y agresividad. Las redes sociales en la carrera por el poder han sido grandes protagónicas.

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Jhordan C. Rodríguez
12 de junio de 2022 - 02:00 a. m.
En la recta final de la campaña imperan el juego sucio y los ataques, por encima de las propuestas.
En la recta final de la campaña imperan el juego sucio y los ataques, por encima de las propuestas.
Foto: El Espectador
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Esta semana, la campaña del Pacto Histórico fue la protagonista de un nuevo escándalo en torno a las elecciones presidenciales 2022, por cuenta de unas grabaciones en las que se escucha a integrantes de su equipo hablar de planes y estrategias para desprestigiar y separar a otros candidatos, y así captar más votantes. Aunque esta contienda electoral ha estado marcada por fuertes y constantes agresiones entre los políticos, ha sido tal vez la más “sucia” y agresiva de las últimas décadas. ¿Por qué? Analistas que hablaron con El Espectador sostienen que si bien las bajas y cuestionadas prácticas de las campañas políticas no son nuevas, estos comicios tienen un elemento que las potencia y cambia sus dinámicas: las redes sociales.

Los dos más enlodados en el escándalo de lo que ya se conoce como los “petrovideos” son el senador Roy Barreras, del equipo de la jefatura de debate de Gustavo Petro, y Sebastián Guanumen, del equipo de comunicaciones de la campaña y quien lidera el tema de apoyos de influencers y demás. En lo que se ha conocido de las grabaciones, suministradas a varios medios, se ve a Barreras en una reunión en la que habla sobre el peligro, políticamente hablando, de Alejandro Gaviria, excandidato presidencial y ahora aliado para segunda vuelta. Habla de una estrategia para que Gaviria traicionara, por así decirlo, a Sergio Fajardo, excandidato por la Coalición Centro Esperanza, y con ello dividir el centro. Por su parte, Guanumen fue grabado en una reunión en la que exponía una estrategia que consistía en atacar directamente, mediante redes sociales, la imagen del entonces aspirante presidencial Federico Gutiérrez.

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Las palabras e ideas de los dos integrantes de la campaña del Pacto Histórico no cayeron muy bien en la esfera pública a escasos días de la segunda vuelta, pues se retomaron señalamientos de que el equipo de Petro no estaba jugando limpio, incluso desde antes de primera vuelta. Lo polémico por las grabaciones dio paso a la respuesta del petrismo, que rápidamente, bajándoles el volumen a sus tácticas, resaltó que la única forma en que conocieran sus estrategias sería porque los habrían infiltrado. Un juego sucio que había sonado incluso antes de primera vuelta, cuando Federico Gutiérrez, entonces candidato del Equipo por Colombia, hizo denuncias públicas por haber encontrado supuestos micrófonos en una de sus sedes.

Todos estos eventos en los que se ha visto una estrategia non sancta con tal de acercar a un candidato a la Casa de Nariño, aunque no son un asunto menor, tampoco son algo nuevo. José Penso, experto en marketing político y comunicaciones estratégicas, considera que “las campañas de ataque y de contraste son completamente normales en el marco de una estrategia electoral. En países como Estados Unidos son utilizadas muy frecuentemente”. Para el analista, lo que se debe tener en cuenta en estas elecciones, más allá del escándalo, es “dónde se pasan los límites éticos y, por otro lado, en el contenido, en las discusiones que se dan en un cuarto de guerra”. Según indicó, el contexto por el que atraviesa el país “pide precisamente decencia en la forma de hacer política”.

Además, advierte que las elecciones presidenciales 2022 dejaron ver que la forma de hacer política cambió, según su mirada, “por las redes sociales”. Estrategias como las que refirió Guanumen en la grabación para desprestigiar en su momento a Federico Gutiérrez son cuestionables pero efectivas y, en criterio de Penso, los estrategas políticos están “viendo con hechos cómo a partir de un debate en las redes sociales se generan corrientes de opinión que trascienden y que incluso impactan los resultados de la población”.

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Lo claro es que estas elecciones presidenciales no se están jugando solo en la plaza pública, pues ya no es necesario, y así lo ha demostrado Rodolfo Hernández. De acuerdo con Jorge Alberto Palomino, doctor en ciencias sociales de la Universidad Javeriana y experto en redes sociales, lo particular de esta contienda electoral y los constates ataques entre campañas es que “las redes son un espacio hostil para conseguir votos”. Para el académico, los políticos se valen de los algoritmos, que muestran a los consumidores más y más de lo que les gusta, justamente para “decir lo que las personas quieren escuchar”. Sin embargo, los lenguajes para ganar en redes sociales, dice Palomino, son muy conflictivos, pues “la forma como se va a defender una idea es a través de la agresión, porque estoy totalmente convencido de que tengo la razón, solo porque es el tipo de información que consumo”.

Tesis que complementa Penso, quien asegura que “las redes sociales se han venido consolidando, especialmente después de la pandemia, como la nueva plaza pública en donde se generan y se confrontan las diferentes y distintas corrientes de opinión”. Esta particularidad de las redes, y ahora de la política a través de ellas, es que por su alcance “no solamente todo el mundo está en plena capacidad de acceder, sino incluso en convertirse en protagonista y generador de opinión. Entonces, se ha convertido en un escenario interesante para el debate político”.

Para entender cómo fue que la Presidencia pasó a jugarse en lo digital, Palomino explica que “es gracias a todo el estallido social y el paro nacional en el que las redes sociales y los jóvenes fueron protagonistas, que los políticos se dieron cuenta de que la estrategia debe pasar por ahí para conseguir los votos”. De acuerdo con el experto, que la política se traslade a redes como TikTok, Twitter e Instagram, entre otras, no es solo algo que ocurra en Colombia, es “un problema y un cambio global. Las redes sociales son una herramienta tecnológica que ha cambiado profundamente las formas en las que los ciudadanos participamos de los debates democráticos, porque ahora tenemos acceso a una gran cantidad de información a la que no accedemos tan libremente, pero la red social tiene el disfraz de la libertad”.

Que el lenguaje usado en estas elecciones sea tan agresivo y que las tácticas sean tan “sucias”, concuerdan los expertos, se debe en gran medida al adiestramiento para las redes sociales. Palomino manifiesta que, además de usar palabras y discurso de combate, también es fundamental que “las redes sociales son breves: TikTok, Twitter, Instagram o el que sea, funciona a través de un lenguaje corto y breve”. El analista resalta que en estas plataformas en las que ahora se mueven los políticos “no hay espacio para las grandes argumentaciones y genera que empiecen a exponer sus ideas de forma muy rápida, llevando a que muchas veces no se comprenda la profundidad de sus propuestas. Nos quedamos con estas frases tipo eslogan que circula en las redes y que gracias a los algoritmos empezamos a repetir, dependiendo de nuestros propios intereses”.

Así las cosas, la agresividad de las palabras y acciones son un recurso para sumar votantes que están inmersos en las redes sociales, dicen los expertos. El dominar estos lenguajes puede sumar o restar a la hora de atraer a más votantes y es por eso, de acuerdo con las voces consultadas por El Espectador, que los dos candidatos que siguen en contienda, Gustavo Petro por el Pacto Histórico y Rodolfo Hernández por la Liga de Gobernantes Anticorrupción, han apelado a estrategias que les permitan catapultarse como la mejor opción en redes. De hecho, concuerdan las fuentes consultadas por este diario, que el exalcalde de Bucaramanga es quien mejor ha dominado esta forma de hacer políticas, porque tiene los elementos que vencen en redes: frases cortas, agresividad y lenguaje popular, entre otros.

Para Mario Morales, columnista y experto en comunicación, “existe amplísima diferencia discursiva entre los dos candidatos”. Según explicó, el discurso que emplea Hernández “entra en el entretenimiento de las audiencias digitales, apela a la rabia y la indignación. Apela a la estrategia de las redes sociales. Cumple la función de divertir. Se entretienen. Lo que comenzó como un chiste se volvió un producto publicitario”. Penso respalda esta postura al recalcar que “Hernández surge precisamente a raíz de la exposición que le brindan las redes sociales y, por supuesto, el posicionamiento de un buen mensaje, un mensaje que conecta con la audiencia y un mensaje que es corto, conciso y contundente”.

La escala de un candidato que ha sido polémico por varias de sus declaraciones sobre el rol de las mujeres en la sociedad, el funcionamiento del Estado o el cumplimiento de las leyes se pueden entender porque eso, que normalmente sería su talón de Aquiles, en redes ha sido su salida a flote. “El mensaje de Hernández conecta con lo que la gente en este momento histórico del país estaba reclamando, que era una posición clara anticorrupción, él logro entenderlo, pero además lo proyectó de una manera muy eficaz en cuanto a que siempre fue repetitivo o ha sido repetitivo, constante, simple en ese mensaje”, explica Penso.

“La estrategia, en el caso de Rodolfo, es convertirse en el centro y protagonista de su campaña, en el hombre que lo hace todo, no hay espacio para otro que lo ayude. Su lenguaje popular hace que conecte muy fácil con las personas, algo que se vio en el caso de Estado Unidos con Donald Trump”, dice Jorge Palomino. En el caso Petro, manifiesta el experto, “normalmente a él le gusta su ejercicio de argumentación y no es el mejor para ser conciso. Ahí es donde necesita a otros que logren producir contenido, que logren entender el lenguaje de las redes y hacerlo por él, para aterrizar su discurso en el lenguaje de redes”. Ahora, a contados días de la segunda vuelta donde se conocerá al sucesor de Iván Duque, señala Palomino, solo queda esperar y “ver cuál estrategia funcionó mejor”.

Jhordan C. Rodríguez

Por Jhordan C. Rodríguez

Periodista y creador de contenido con más de cuatro años de experiencia cubriendo fuentes de poder político y judicial.@JhordanR11jrodriguez@elespectador.com
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