El Centro Carter está elaborando su informe sobre las elecciones del pasado 19 de junio, día en que se llevó a cabo la segunda vuelta presidencial que dio como ganador a Gustavo Petro (Pacto Histórico). El documento consignará todo lo que logró evaluar la organización, que observó las tres elecciones de este año y fue una de las más de 50 que lo hizo en la segunda vuelta presidencial.
Invitado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y la Registraduría, el Centro Carter desplegó entre el 12 de mayo y el 24 de junio un grupo de expertos liderado por Jennie Lincoln, directora para América Latina y el Caribe de la organización norteamericana. Más que la votación, el proceso de transmisión de resultados y el movimiento en las urnas, el análisis que hicieron se centró en el marco legal y administrativo de las elecciones, sobre todo en lo relacionado con la transparencia del proceso, y en la implementación del Acuerdo de Paz en lo referente a reformas electorales.
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La primera conclusión del Centro Carter es que las jornadas de votación se desarrollaron de forma ordenada. Destacó también la participación del 58 %, la más alta desde las presidenciales de 1998, la disposición de mesas de votación en prácticamente todo el país y que los resultados de se entregaron y aceptaron de forma rápida. Claro, hay temas por mejorar en temas de transparencia, financiación, seguridad y el papel de las redes sociales.
“El proceso electoral se desarrolló en un entorno marcado por una polarización extrema y un creciente deterioro de la situación de seguridad, que durante la campaña preocupó gravemente”, aseguró Lincoln, en referencia a los problemas de seguridad y amenazas que denunciaron tres de los candidatos presidenciales (Gustavo Petro, Rodolfo Hernández y Federico Gutiérrez), y que en el caso de los dos aspirantes que disputaron la segunda vuelta los obligó a menguar sus apariciones en plazas y otros eventos públicos. Además, lamentó la muerte de una jurado de votación, un testigo de mesa, un defensor de derechos humanos y varios soldados del Ejército durante la primera y segunda vuelta.
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Para la organización, el sistema electoral logró sobreponerse a los temas de seguridad y a la desconfianza que se generó por las irregularidades durante el preconteo de las del 13 de marzo (legislativas y de consultas). “La confianza en el sistema electoral atravesó su peor crisis de legitimidad en décadas. A pesar de las incertidumbres en el período preelectoral, el Centro Carter felicita a los colombianos por la elección presidencial que culminó con éxito, con unos resultados presidenciales aceptados por todos”, señalaron.
En cuanto a los temas por mejorar el Centro Carter destacó el actual diseño institucional electoral, los retrocesos en transparencia y acceso a la información y los fallos en la estrategia de comunicación por parte de las autoridades electorales. Todo esto pudo haber derivado en desconfianza en el proceso electoral y las sospechas de fraude que se mencionaron incluso durante la misma jornada de votación del pasado fin de semana.
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Para que los futuros procesos electorales tengan más garantías, el Centro Carter recomendó rediseñar la arquitectura institucional electoral, priorizando criterios técnicos y profesionales, con una autonomía de presupuesto y descentralización territorial. También sugirió adelantar las reformas al Código Electoral que tenga como prioridad clarificar las inconsistencias y deficiencias de la actual ley, cuya modificación se cayó por decisión de la Corte Constitucional.
Otras preocupaciones que se consignarán en el informe tienen que ver con financiación de las campañas y la transparencia que esto implica. Al respecto, la organización recomienda “que este debate incluya la posibilidad de incrementar la financiación pública, directa y/o indirecta, la adopción de medidas para la entrega efectiva del anticipo estatal, y las posibles restricciones a la financiación privada”.
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Esto, con el fin de mejorar el control y aumentar la transparencia, para lo que también se aconsejó dar toda la información necesaria a los diferentes actores del proceso sobre las tecnologías electorales y los mecanismos para proteger la integridad de los sistemas.
Y una última preocupación sobre el papel que jugaron las redes sociales en la campaña, con la desinformación que esto implicó, se podría revertir mediante programas de alfabetización y verificación de los hechos que no esté mediada por ideologías políticas ni partidos. También se sugirió una colaboración entre el CNE y las plataformas de las redes sociales, así como un monitoreo a los medios de comunicación tradicionales y el uso de formatos digitales y redes sociales.
