Jorge Rojas, actual embajador en Bruselas y amigo personal del presidente Gustavo Petro, de quien fuera su secretario privado y de Gobierno durante la alcaldía de Bogotá, suena como el reemplazo de la recién destituida Laura Sarabia. Muchos apuntan a que Rojas sería el hombre de confianza que necesita el mandatario, tras el escándalo que sacudió el Gobierno y derivó en investigaciones del Consejo Nacional Electoral y la Comisión de Acusaciones de la Cámara.
En esta entrevista con El Espectador, el embajador habla de esos rumores y de los avances que ha alcanzado con Bélgica y la Unión Europea en materia de paz, comercio y transición energética.
¿Puede confirmarle a los lectores de El Espectador y a todos los colombianos si el presidente Petro le ha propuesto que regrese a Bogotá para ser su Jefe de Gabinete?
Soy embajador de Colombia ante la Unión Europea, Bélgica, Luxemburgo y la sede de la OTAN. Ese es mi trabajo. Estoy empeñado en que las relaciones bilaterales entre Colombia y los gobiernos de Bélgica y Luxemburgo, así como con los 27 que componen la Unión Europea (UE), sean cada día más fructíferas. Trabajo para ampliar convenios, acuerdos comerciales, y que en los países de la UE nos den todo el apoyo al proyecto de paz y que contribuyan a llevar a la realidad el proyecto económico de cambio de deuda por acción climática
¿Es decir que Petro no le ha propuesto ser su mano derecha en este gobierno, en reemplazo de Laura Sarabia?
No, el presidente no me ha llamado. Los rumores que se expanden como una verdad son solo eso: rumores. El presidente me transmitió, al nombrarme como embajador en Bruselas, la importancia que las relaciones con la UE tienen para su Gobierno, entre otras cosas, por la visión de país que se genera alrededor del Plan Nacional de Desarrollo. La UE es vital para Colombia en términos de construcción de la paz, de transición energética, y sobre todo de la lucha contra la crisis climática. Ser embajador aquí en Bruselas es de una enorme responsabilidad que no me hace perder mi condición de defensor de derechos humanos, de luchador por la paz, por la justicia social y la justicia climática y que me compromete a hacer una labor exigente en bien de las relaciones bilaterales.
¿Y si el presidente lo llamase para ir a la Casa de Nariño, se iría a trabajar en equipo como lo han hecho los dos desde hace al menos 30 años, y tal como lo hicieron en la Alcaldía de Bogotá?
No doy respuestas futuribles a preguntas futuribles. Si llegara esa propuesta, pues ya lo estudiaría en el momento en que la recibiera. De momento, mi labor como embajador requiere de todos mis esfuerzos. Estoy centrado en cumplir con lo pedido por el presidente Petro, que no es otra cosa que conseguir que para la agenda política de la UE, Colombia sea prioritaria.
Como amigo, político y embajador, ¿qué piensa de este momento, duro, para el presidente Petro?
Desde siempre, Gustavo Petro se ha crecido frente a las dificultades. Esa fuerza la encuentra en la tranquilidad de su conciencia por su saber actuar. La coherencia que siempre lo ha acompañado hace que su lucha sea paralela al compromiso con los más débiles. Mi amigo, compañero, mi jefe y ahora presidente, cuantas más dificultades encuentra, más se esfuerza en conseguir un país justo para todos los colombianos.
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En los cuatro meses de embajador se ha desplazado a Colombia con delegaciones de la UE y con el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell. ¿Están las relaciones de Colombia con la UE pasando por un momento especial?
Las relaciones son muy activas. En diciembre del año pasado se realizó un diálogo de alto nivel entre Colombia y la UE con resultados muy positivos. Posteriormente visitó Colombia la Comisaria Europea de Interior, la señora Ylva Johansson, quien demostró estar muy interesada en la problemática del narcotráfico, en la interdicción, y de esos asuntos que empiezan a preocupar fuertemente a estados como Bélgica o Países Bajos. Las conversaciones con ella han sido un reconocimiento a la nueva política que la administración Petro está desarrollando y que básicamente consiste en desmantelar los cargamentos de droga en altamar, la interdicción de drogas que apunta directamente al corazón del narcotráfico porque además ataca sus finanzas y el lavado de activos.
No nos hemos quedado en perseguir a los campesinos que siembran coca como ha sido tradicional. En ese sentido, la visita in situ de la señora Johanssen ha sido de gran calado. Posteriormente, se realizó la visita de Josep Borrell, el Alto Representante de Asuntos Exteriores de la UE, lo que evidencia la importancia de las relación de la organización de los 27 con nuestro país. También han venido a Bruselas el ministro de las TIC, Mauricio Lizcano y el de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña Mendoza. En Europa se sabe que las relaciones de Colombia con la UE son muy importantes, al tiempo que se reconoce que el presidente Petro es imprescindible para la UE por el liderazgo que está ejerciendo en la región.
¿Podría hablarnos de los aspectos más relevantes de la visita del señor Borrell a Colombia y su importancia en las relaciones bilaterales?
Hubo un acercamiento a la temática de la paz, el apoyo de la UE a los esfuerzos de paz total que básicamente buscan pasar la página de la violencia con la asunción de una era de paz. En segundo lugar, hay diferencias entre las relaciones de la UE y Colombia vistas desde el Acuerdo Comercial (TLC). La UE debe saber que tenemos preocupaciones con su propuesta de Pacto Verde, que si bien respaldamos, debemos advertir de que debe ser gradual, que la transición debe ser escalonada, y que hay una corresponsabilidad porque no se trata de hacerle un gran daño a las exportaciones agroindustriales de Colombia en función de los temas de deforestación que ha planteado la UE. Eso lo queremos discutir y están también los temas de la alianza digital: la UE ha sido muy activa en este campo. Los temas de seguridad social e inclusión social que también nos corresponde desarrollar en el marco de la crisis alimentaria. La visita del señor Borrell a Colombia ha sido fructífera y los resultados poco a poco se irán viendo en la relación bilateral.
Este 17 y 18 de julio se realizará en Bruselas la Cumbre UE-CELAC. ¿Qué pretende obtener Colombia en esta cumbre en materia individual y regional?
Hace ocho años que no se realiza un acercamiento entre la UE y América Latina y el Caribe. Esta Cumbre se desarrolla en un momento difícil por la guerra en Ucrania contra la invasión rusa y todos los efectos que esto tiene en el ámbito europeo y a nivel global. Quisiéramos que fuese una aproximación en función de la integración de nuestra región con Europa, de la lucha común contra la crisis climática y de la corresponsabilidad que tenemos frente al mundo; que no se plantee como una prevención frente a la presencia de China en el continente, porque si se desarrollara de esta manera, pareciera que todo giraría en estar a la defensiva de, y no en virtud de.
¿La Unión Europea insistirá en buscar el apoyo a Ucrania de los países que integran al CELAC? ¿Cuál sería la posición de Colombia específicamente en este tema tan delicado en este momento para el mundo?
Rechazamos, por supuesto, las invasiones y las agresiones. En América Latina se escuchan voces potentes en función de la paz que aquí en Europa todavía no se entienden. Nuestra región es una víctima de esa guerra que no ha provocado y de la cual no participa. Los precios de los alimentos se han disparado, en muchos casos rozando la exageración. La guerra genera hambruna y nosotros quisiéramos que hubiese una salida distinta, porque no podemos permitir que se convierta en un conflicto que se prolonga justo en el peor momento de la humanidad.
Pensamos que hoy el mundo debería estar concentrado en los efectos del cambio climático. Los científicos acaban de alertar de que en los próximos cuatro años existe un 60 % de posibilidades de que la temperatura del planeta pase el umbral de 1.5º, esto supone una noticia grave y preocupante para el futuro inmediato de la humanidad. Y si la humanidad se concentra en una guerra en lugar de dedicar sus esfuerzos en salvar el planeta, estaríamos tomando el rumbo equivocado. Ahora estamos como en el Titanic: la orquesta sigue tocando a pesar de que ya se advierte la tragedia.
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¿Y cómo trabaja la embajada colombiana en Bruselas para aunar esfuerzos y llegar con propuestas unificadas a la Cumbre?
La tarea fundamental inmediata es que la Cumbre UE-CELAC sea un éxito, pero no solo para la UE, sino también para los países de América Latina. Con las embajadas que representan esta región, nuestro trabajo principal ha consistido en contribuir a potenciar los procesos de integración de los países que componen la CELAC. Si no logramos una voz unificada frente a la UE, vamos a tener dificultades y, con seguridad, a perder más oportunidades.
¿En Colombia, está subvalorada la importancia de la relaciones con la UE? Es decir, en los medios y el imaginario colectivo solo se le da importancia a la relación con Estados Unidos. ¿Pudiera afirmarse que se ignora que la embajada de Bruselas es la segunda más importante para Colombia?
He observado que existe una suerte de desconocimiento y de desinterés en algunos sectores de opinión. La UE está compuesta por 27 estados integrados alrededor de una plataforma política, social, cultural, económica, que es de suma importancia para Colombia: es nuestro segundo socio comercial, nuestro referente en valores específicos, en valores como democracia, paz y derechos humanos. Una de las tareas de esta embajada es recuperar el rol de la UE frente a Colombia y asegurar que entienda el liderazgo que hoy tiene Colombia en los temas comunes. Si solo miramos en la óptica hacia Estados Unidos, que sin duda alguna es un aliado muy importante, si no entendemos este mundo multipolar en el que la UE tiene un papel muy importante, pues va a ser muy difícil que avancemos. La importancia que se le da en la Cancillería colombiana a esta embajada en el actual gobierno marca la diferencia. En la opinión pública de Colombia debe haber un viraje para valorar la trascendencia de Europa en nuestras relaciones internacionales.
La llegada al poder del presidente Petro, ¿ha ampliado la visión estratégica en sus relaciones internacionales? ¿Ha cambiado la imagen de nuestro país en el espectro mundial?
El presidente Petro le genera mucha confianza a la UE porque aquí comprenden el discurso político y el plan de gobierno de su administración; En este lado del mundo coinciden en buena parte con su visión progresista del mundo, del medio ambiente, de la paz y en la visión suya para desarrollar en Colombia una democracia mucho más amplia. Se ha logrado afianzar una confianza entre la UE y Colombia. Incluso, la mejor expresión de esa construcción de confianza ha sido la visita del señor Borrell de casi una semana a Colombia y la conversación en Argentina sostenida entre Charles Michel, el presidente del Consejo Europeo, y Gustavo Petro, en la que se habló precisamente de la Cumbre UE-CELAC. Buscamos que esto revierta en beneficios reales y concretos, no solo en función de la paz y la productividad, sino también en el proceso de reindustrialización, en el impulso del turismo y de las relaciones culturales.
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¿Existe alguna diferencia entre las relaciones entre Colombia y la UE que realizaron gobiernos anteriores y esta administración Petro?
Hay una visión distinta de país. Por primera vez Colombia tiene un gobierno progresista distinto a los gobiernos que han sido tradicionales en los últimos 200 años. Eso es un cambio muy importante que aquí en la UE ya lo han percibido y lo ven con buenos ojos. Eso indica que hay una buena proyección para profundizar la relación entre Colombia y la UE.
Su trayectoria en derechos humanos, suponemos que le hace sentir muy cómodo en la cuna de los avances humanitarios del mundo como lo ha sido Europa.
Sin la UE hubiera sido imposible la diferenciación que desde un comienzo hizo Europa respecto al Plan Colombia a comienzos de este siglo, Europa puso distancia entre la mirada de Estados Unidos y del Viejo Continente. La UE tuvo una visión más social y más en función de la paz, y menos militarista y de agresión contra la naturaleza a través de las fumigaciones, que fue lo que imperó en Colombia durante varias administraciones. Con la UE compartimos esos valores de ellos; derechos fundamentales en medio de la crisis humanitaria que ha vivido nuestro país. Estoy familiarizado con esos temas, y ahora como embajador me corresponde potenciar una nueva relación en función de esos derechos humanos.
En sus cuatro meses como embajador, cómo ha promocionado los intereses del gobierno y del país ante las instituciones europeas?
Podemos destacar la visita del presidente de la JEP, Roberto Vidal. La embajada lo invitó para que pudiera presentar un informe sobre los avances significativos del JEP. La visita dejó muy buenos resultados en términos de apoyos económicos y políticos desde la UE, de difusión en los medios: se logró el compromiso de apoyo a la JEP como parte del ejercicio de construcción de paz en Colombia.
Con la visita del ministro Umaña, hubo avances con la UE y Bélgica en los asuntos comerciales con énfasis en las exportaciones agrícolas colombianas, pero también para impulsar la inversión belga, en el marco de la transición energética, de las energías limpias. Una de las preocupaciones que le manifesté al rey Felipe, en mi posesión como embajador, es nuestro deseo de trabajar en la exportación de hidrógeno verde porque Colombia tiene la potencialidad de producirlo en la Guajira.
Los colombianos en Bélgica, están muy contentos con la política de la embajada de abrir sus puertas para todos ellos...
El presidente ha sido muy insistente en advertir que en las delegaciones diplomáticas somos servidores públicos y que no debemos pensar como si hiciésemos parte de una aristocracia diplomática que se eleva de tal manera que no reconoce lo que somos como identidad, como pueblo, como país y como nación. Por eso las embajadas del mundo se abren al diálogo con los colombianos, con los sectores que jamás habían estado presentes, con las víctimas la embajada de Bruselas es de puertas abiertas. Aquí se reconoce en la identidad de nuestra diversidad, se reconocen sectores del país que han sido tradicionalmente excluidos por el color de su piel, o su origen rural o su condición de víctimas. Esta es una embajada abierta a la paz y para todos los colombianos. Aquí se habla con todos los sectores: con los empresarios, la academia, los sectores de opinión y pensamiento, y con las víctimas y sectores de derechos humanos.
Nuestra sociedad es diversa y no nos quedaremos viendo solo una parte de lo que somos como país como sociedad. La relación con nuestra gente en Bruselas ha sido muy fluida. Hay diálogos con muchos sectores que tenemos que potenciar en función de intentar mejorar las condiciones de vida de las personas que viven en aquí. El Consulado está haciendo un gran esfuerzo, también en función de las inclusión política y social que debe darse desde las embajadas frente a los colombianos que viven en el exterior.
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