En lo corrido de 2022, los habitantes de Arauca no han tenido un día de sosiego, como lo reconoce el obispo de la Diócesis del departamento, el monseñor Jaime Cristóbal Abril: “Ya hace 15 días que constatábamos con preocupación la reactivación directa de la confrontación armada entre grupos insurgentes presentes en la región y que lamentablemente han ido dejando una estela de víctimas y sufrimiento, particularmente en la población civil, llevando a un agravamiento de la crisis humanitaria y social”, hizo como resumen el sacerdote en un comunicado con el que llama el cese de hostilidades contra los civiles.
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El monseñor les pide a las disidencias de las Farc y el Eln “dejar a la población civil por fuera de las confrontaciones y hostilidades” y recuerda la necesidad de aplicar el Derecho Internacional Humanitario.
“A los actores directos del conflicto nos permitimos pedirles parar el creciente torbellino de asesinatos, actos violentos y amenazas, a colocar en primer lugar el bien de la población civil que tanto dicen representar y defender, especialmente de los más débiles de nuestra sociedad, y a darse la oportunidad del encuentro para el diálogo directo, que pueda abrir caminos reales y concretos de superación de la actual situación”, fue el mensaje directo que el obispo les hizo a las guerrillas.
Así mismo, el comunicado se dirigió a las autoridades, comunidad internacional y a los habitantes del departamento. A los primeros les pidió proteger a los civiles y “concretar los planes de contingencia y de ayuda humanitaria requeridos, recordando siempre que es necesario buscar responder de manera más integral a la situación que vive nuestra región”.
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A la comunidad internacional los animó a seguir trabajando por la paz y haciendo presencia en los territorios más afectados por la violencia. Y, por último, a los habitantes les pidió mantener la fortaleza y a los líderes sociales los invitó a ser “prudentes en nuestros comentarios, evitemos todo juicio temerario, acusación o señalamiento que pueda poner en riesgo la vida e integridad de cualquier persona”.
Monseñor Abril concluyó su comunicado poniéndose a disposición para aportar en la superación de la crisis humanitaria que vive Arauca. Eso sí, bajo el compromiso de la paz y la justicia.
La primera semana del año para Arauca fue violenta. Al menos 27 personas murieron en medio de los enfrentamientos del Eln y las disidencias de las Farc. Lo que generó, así mismo, el desplazamiento de 170 familias, que suman más de 600 personas.