Expresidente de Senado defiende decisión que archivó curules de paz en 2017
En noviembre de 2017, Efraín Cepeda, entonces presidente del Congreso, determinó que los 50 votos obtenidos en la conciliación en la cámara alta no eran los suficientes. Él se mantiene firme en su convicción.
-Redacción Política (politicaelespectador@gmail.com)
Desde que el actual presidente del Senado, Lidio García, anunció que reviviría las curules de paz, reversando una decisión administrativa tomada en noviembre de 2017, se han suscitado todo tipo de comentarios a favor y en contra. El Gobierno dijo que esta medida desestabilizaría el orden jurídico, mientras que Efraín Cepeda, quien fue presidente del Congreso, considera que esta tampoco es la estrategia para que las víctimas tengan representación en el Legislativo.
Lea también: Un fallo de 2019 no aplica para 2017: comisionado de Paz sobre curules para víctimas
“Recibo esta decisión con profundo respeto, pero no la comparto”, escribió el senador en su cuenta de Twitter. La explicación que da parte de las diferencias que hay de los quórums cuando se debate una ley estatutaria y un acto legislativo. “Debe tener mayor dificultad reformar la Constitución que hacer o reformar leyes”, comentó.
Cuando se desempeñaba como presidente del Senado, consultó el tema con su equipo jurídico que le indicó que la mayoría para que se aprobara dicho proyecto de acto legislativo eran 52 votos. “El artículo 375 de la Constitución es absolutamente claro y dice que en el segundo período de un trámite legislativo la aprobación requerida es el de la mayoría de los miembros de cada cámara”.
En contexto: Efraín Cepeda, el conservador que hundió las curules para las víctimas en el Congreso
En esa ocasión, el proyecto solo logró 50 votos y pese a que, como senador, según contó Cepeda, votó positivamente por la iniciativa, su equipo de abogados le manifestó que como presidente no debía declarar la aprobación de dicho acto legislativo.
A raíz de esta decisión, se desataron por lo menos dos acciones judiciales que defienden que los 50 votos que recibió la iniciativa eran los suficientes para conciliarla y pasarla a sanción presidencial. El argumento es que, pese a que la corporación la componían 102 senadores, la mitad se debía contar luego de descartar a los impedidos y las curules declaras sillas vacías.
Desde que el actual presidente del Senado, Lidio García, anunció que reviviría las curules de paz, reversando una decisión administrativa tomada en noviembre de 2017, se han suscitado todo tipo de comentarios a favor y en contra. El Gobierno dijo que esta medida desestabilizaría el orden jurídico, mientras que Efraín Cepeda, quien fue presidente del Congreso, considera que esta tampoco es la estrategia para que las víctimas tengan representación en el Legislativo.
Lea también: Un fallo de 2019 no aplica para 2017: comisionado de Paz sobre curules para víctimas
“Recibo esta decisión con profundo respeto, pero no la comparto”, escribió el senador en su cuenta de Twitter. La explicación que da parte de las diferencias que hay de los quórums cuando se debate una ley estatutaria y un acto legislativo. “Debe tener mayor dificultad reformar la Constitución que hacer o reformar leyes”, comentó.
Cuando se desempeñaba como presidente del Senado, consultó el tema con su equipo jurídico que le indicó que la mayoría para que se aprobara dicho proyecto de acto legislativo eran 52 votos. “El artículo 375 de la Constitución es absolutamente claro y dice que en el segundo período de un trámite legislativo la aprobación requerida es el de la mayoría de los miembros de cada cámara”.
En contexto: Efraín Cepeda, el conservador que hundió las curules para las víctimas en el Congreso
En esa ocasión, el proyecto solo logró 50 votos y pese a que, como senador, según contó Cepeda, votó positivamente por la iniciativa, su equipo de abogados le manifestó que como presidente no debía declarar la aprobación de dicho acto legislativo.
A raíz de esta decisión, se desataron por lo menos dos acciones judiciales que defienden que los 50 votos que recibió la iniciativa eran los suficientes para conciliarla y pasarla a sanción presidencial. El argumento es que, pese a que la corporación la componían 102 senadores, la mitad se debía contar luego de descartar a los impedidos y las curules declaras sillas vacías.