Inesperado cambio de postura en el CNE le dio nuevo aire al petrismo para 2026

El oficialismo vio cómo en menos de 24 horas una decisión clave para su campaña y sus objetivos electorales dio un giro de 180 grados en el Consejo Nacional Electoral (CNE), aprobándose por unanimidad la creación del partido Progresistas. Pero detrás de esta decisión de último minuto del magistrado Alfonso Campo (Partido Conservador), quien cambió su ponencia de negativa a positiva, habría una serie de diálogos, como varios militantes de la izquierda, y fuentes del mismo CNE, lo contaron extraoficialmente. Estos impactarían la fusión del Pacto en partido único.

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Este martes, el panorama no pintaba positivo para el petrismo luego de que Campo radicara una ponencia pidiendo negar la escisión del Mais y la creación de Progresistas por los procesos sancionatorios en contra del movimiento indígena, pero en cuestión de horas, el conservador cambió de postura y los nueve magistrados terminaron votando positivo al recurso.

En todo caso, el proyecto de izquierdas sabe que el escenario político puede cambiar fácilmente y, por ello, tiene plan b, c y hasta d si el ente electoral vuelve a negar o poner en zozobra sus planes electorales para 2026.

Una vez chuleado lo del Mais, el próximo paso es que la sala plena, conformada por nueve magistrados con voz y voto, les apruebe la fusión del Pacto Histórico. El caso reposa en el despacho del magistrado Altus Baquero (Partido Liberal), quien llegó este miércoles al Congreso para celebrar la victoria de su anterior jefe en la Defensoría, Carlos Camargo, quien fue elegido con 62 votos como magistrado de la Corte Constitucional.

Baquero, quien podría tener lista la ponencia la próxima semana, ha acompañada al Gobierno en varios momentos, pero ha dejado claro en reiteradas ocasiones que no es de la línea petrista. La conversión al partido único es clave para que el proyecto progresista pueda realizar su consulta interna en octubre sin mayores contratiempos y a la manera que desea.

En todo caso, militantes de la izquierda le contaron a El Espectador que tienen varios caminos contemplados y que pueden ir agotando a medida que el Consejo Nacional Electoral los apruebe o decline. Igualmente, casi que todos tendrían que contar con el concepto previo de la entidad electoral y unos son más agotadores que otros e incluso, como varios mencionaron, unos más “ortodoxos” que otros.

Para evitar el desgaste que supondrían estas rutas alternas, la izquierda le está apostando en primera medida a la aprobación de la fusión del Pacto y para ello no descarta explorar las negociaciones con los nueve magistrados del CNE, sobre todo con cuatro togados que no le han camino a varios asuntos del Gobierno: Maritza Martínez (Partido de la U), Alfonso Campo (Partido Conservador), Benjamín Ortiz (Partido Liberal) y Álvaro Hernán Prada (Centro Democrático), los dos últimos investigadores de la campaña Petro por haber presuntamente violado el tope de gasto en más de $3.000 millones.

Al interior del Pacto señalan que desde este martes, cuando Alfonso Campo radicó la ponencia para negar la escisión del Mais, varias personas empezaron a moverse con fuerza para conseguir los votos, o en su defecto, para que Campo cambiara de postura.

Y es que la ponencia negativa de Campo tomó por sorpresa, pues meses antes había redactado e incluso radicado una ponencia positiva que decidió retirar sin dar mayor explicación del porqué. Finalmente, optó por irse a la sala plena con el primer recurso.

Lo cierto es que esta determinación podría terminar siendo un precedente jurídico importante que influenciaría la fusión del Pacto Histórico como partido, medida necesaria, pues las fuerzas que integran el Pacto no pueden volver a hacer coalición al haber superado el umbral del 15 % de los votos válidos de 2022.

Oficialmente, los militantes del Pacto indican que la determinación de Campo fue justa y que irse por una ponencia negativa lo dejaba “mal parado”, pues ya en anteriores oportunidades se aprobaron las divisiones de colectividades pese a tener procesos sancionatorios en su contra, que fue el argumento de Campo para negar la petición de la senadora María José Pizarro para que se creara Progresistas. De hecho, recuerdan que así fue con el Polo Democrático y el Moir (Movimiento Obrero Independiente Revolucionario).

Y extraoficialmente, estas mismas fuentes admiten que ha habido conversaciones con varios magistrados de la entidad y los partidos que representan. Y al parecer, también diálogos sobre el presupuesto de la entidad, pues $600.000 millones siguen aplazados por orden del presidente Gustavo Petro ante las dificultades financieras de este año, tema que generó fuertes tensiones entre el Ejecutivo y el saliente presidente de la entidad, Álvaro Hernán Prada.

“Devolver” esos $600.000 millones sería una de las posibilidades sobre la mesa para que haya más simpatía entre ambos sectores. Además, ha crecido la versión de que realizar la consulta interna que pide el Pacto para el próximo 26 de octubre, y que costaría alrededor de $700.000 millones, también podría beneficiar al órgano electoral.

Al asunto del presupuesto, dicen, respondería el pronunciamiento que hizo Petro el pasado 20 de agosto en el evento que organizó la Corte Constitucional: “Yo pienso desaplazar la partida del Consejo Nacional Electoral para que ayude a que se controlen los softwares”.

Pero si las conversaciones no surten efecto y la fusión del Pacto se ve truncada, el petrismo se está preparando para otros escenarios, pues si algo tiene claro es que debe tener todo resuelto para antes de noviembre, cuando inician las inscripciones de los candidatos al Congreso, el escenario al que Petro le está apostando para obtener mayorías.

La agrupación confirmó que ya tiene un listado con 165 aspirantes al Senado y 401 a la Cámara, pero todavía es incierto si podrán o no cobijar todas estas aspiraciones bajo el rótulo de Pacto Histórico. Si niegan la fusión del Pacto, podrían realizar igualmente la consulta, pero en ese caso cada partido que integra la coalición construiría su propia lista con candidatos y el ciudadano elegiría el tarjetón que desea votar.

También tienen en mente que el Polo Democrático, que recientemente hizo cambios en sus estatutos, renuncie a su nombre para adoptar el de movimiento político Pacto Histórico. Luego, los partidos Colombia Humana, Unión Patriótica, Partido Comunista y otros renunciarían a sus personerías jurídicas para irse con el Polo una vez asuma el nombre de Pacto. Pero esto tendría que pasar por el Consejo Electoral.

Si nuevamente les niegan este camino, desde ya maquinan otra ruta que califican como poco “ortodoxa”: solo un partido presentaría una lista y los demás serían demandados por sus mismos militantes argumentando una violación a sus derechos de elegir y ser elegidos, pidiendo quedar en libertad para llegar a otros movimientos, en este caso el que presentó lista.

Las marchas y movilizaciones no están descartadas y de hecho, previo a conocerse el giro de Campo, estaban convocando a un plantón para este viernes 5 de septiembre frente a las instalaciones del CNE. Las posibles negativas de la entidad entrarían en el relato del presidente Petro de persecución y bloqueo a su proyecto, por lo que también se presentarían recursos ante tribunales internacionales.

Ya tienen una medida cautelar presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que Baquero presente con prontitud la ponencia para la fusión. El oficialismo juega con varias cartas, pero espera no quemarlas todas y que su campaña electoral fluya sin mayores contratiempos. Igualmente, si es lo contrario, la izquierda sabrá sacar provecho político y agitar su discurso de bloqueo.

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