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¿Cuál es su ideología política?
Esa pregunta no necesariamente corresponde a mi ideología, sino al proyecto que planteamos. Una ideología es un conjunto de creencias, valores y apuestas. La creencia número uno es que el desarrollo es capaz de unir a Colombia. El segundo, disciplina para ejecutar todas las ideas. Y tercero, trabajo en equipo para resolver problemas complejos y capacidad de escuchar. Nuestra fuerza es sentar a Colombia en una mesa en la que entendamos que el desarrollo se construye cabiendo todas las personas y encontrando soluciones concretas a partir de lo que hay. Esto es el centro. Es una visión pragmática, moderada pero no tibia y una visión que se adapta a las realidades del país.
Candidato, cuéntenos una propuesta suya en específico.
Escuchando y recorriendo el país en flota, es natural que la prioridad de la gente sea la seguridad. Nuestra propuesta es traer a la seguridad como una de las cuatro patas de la mesa en que queremos sentar en Colombia: seguridad y justicia; un Estado eficiente, que convierte cada peso en progreso; una infraestructura y servicios públicos que conecta y da recursos para el desarrollo, y un sistema de protección social para proteger a la gente que trabaja, sin importar si es formal o informal.
¿A qué no le daría continuidad del Gobierno Petro?
Lo más importante es no darle continuidad a la visión de paz total. Las cuatro patas de la mesa, donde aparece la seguridad, nos muestran que necesitamos un esquema de paz donde la gente entienda que la paz es el desarrollo. No es rentable para el país seguir negociando con delincuentes sin mecanismos de verificación ni una expresión concreta de paz.
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¿Y a qué sí?
Hay una apuesta muy importante de este Gobierno, que es el resultado de construir sobre lo construido, que es el tema de cómo la política de vivienda también da protagonismo a mecanismos estatales. El Gobierno se quedó solo con la buena intención, paralizó a Mi Casa Ya, creyendo que podría hacer solo mejoramiento, pero nos dejó sin el pan y sin el queso. La buena intención de pensar en mejoramientos de vivienda le daríamos continuidad. Y creemos que el trabajo con las juntas comunales es el camino para lograr la capilaridad de los proyectos.
Si usted es elegido y se posesiona el 7 de agosto de 2026, ¿qué haría en los primeros 100 días?
Tenemos una respuesta bastante atípica. Pensar el país con las apuestas de los 100 primeros días es, en estos momentos de lo que pasa en Colombia, irresponsable. Nuestro propósito es llegar a decirle a la gente que debemos sentarnos a la mesa con disciplina, con trabajo en equipo con alcaldes y gobernadores y escuchando las realidades. Hoy no sabemos cuál es el país que vamos a recibir. Pensar entonces en esas prioridades con las prioridades que genera el Gobierno sería una irresponsabilidad. Llegaremos a poner las cuatro patas para resolver las tensiones con los recursos que haya y gobernar a Colombia a través de soluciones.
Todavía es muy temprano para hablar de alianzas, pero ¿con quiénes definitivamente no haría acuerdos y con quiénes sí?
Nuestros tres valores nos habilitan para pensar en convergencias. Nuestra posición de centro nos aleja de los extremos y nos permite legitimar conversaciones con espectros de izquierda y derecha que quieran aportar. No queremos conversaciones con los extremos: sería desdibujar nuestra apuesta de hacerle entender a la gente qué es el centro. Por el momento, cualquier ideología, cualquier posición personal asociada con extremos estaría por fuera de nuestra órbita. Y esperamos que, de aquí a diciembre, que las conversaciones que hayamos sostenido nos den luces para materializar una idea de convergencia para evitar que el país encuentre esta atomización de ideas. Que más que verla como algo malo, deberíamos ver el otro lado y es que significa que hay con quién gobernar a Colombia y a que hay futuro.
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¿Y cómo va al centro en estos momentos?
Las conversaciones que hemos sostenido muestran que en este país de egos y culto al yo, por primera vez aparece un interés superior de pensar por Colombia. Creo que el centro está entendiendo que en Colombia hay unos estigmas de tibieza, de ambigüedad, de “voltiarepismo”. Y es importante deconstruir esos estigmas para mostrar que es un centro que decide, que resuelve tensiones, que escucha, que se adapta y que parte de los principios de una democracia liberal. Sí hay una buena intención y estamos con toda la energía de escuchar para lograr que el centro sea una opción factible y que le permita a Colombia entender que hablar es importante, pero escuchar es indispensable.
¿Cree que la izquierda les tomó ventaja a la izquierda y a la derecha? Ya definieron el camino para las consultas de octubre y marzo
Ya está claro que los partidos tradicionales, como Liberal, Conservador, La U, Cambio Radical y Nuevo Liberalismo, están interesados en una consulta interpartidista en marzo y entiendo que harán una encuesta hacia diciembre e invitarán a actores relevantes, como nosotros, que ascenderemos en reconocimiento de la gente sobre nuestra propuesta. Estaremos atentos a cómo evoluciona nuestro panorama electoral para definir si participaremos en estos escenarios. Acá digo no “con toda por Oviedo”, sino “con toda por Colombia”, que el país tenga la opción de encontrar un camino para el desarrollo.
Las peleas entre Bogotá y el Gobierno Nacional son constantes: si hubiera sido elegido alcalde, ¿su relación con el Ejecutivo también sería así?
Habría sido todo lo contrario en la medida en que es importante entender que 8 millones de habitantes esperan más de un alcalde. Esperan un alcalde que recoja la basura, que empodere a las comunidades para mejorar la seguridad, que vea en el espacio público para sentir orgullo por Bogotá. Estaríamos trabajando en eso y, ahí sí, un rechazo generalizado a mensajes que quieren ser un “palo en la rueda”.
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¿Cómo cree que será este próximo año, cómo ve el ambiente?
Hay una incertidumbre muy grande. Y ese es un mensaje que enviamos a los “unionistas”, los “biempensantes” que piden unirse ya. Hay que recordar que Colombia tiene un presidente influencer, que ha demostrado que día a día define la agenda del país. Y que hay un segmento importante de candidatos dedicado a reaccionar, legitimando el interés del presidente a victimizarse. 2026 es un año bastante incierto. Elecciones habrá, pero sabemos que hoy, desde ya, tenemos un tono bastante irreverente del gobierno frente a ese proceso democrático para alimentar los temores. Hay un tono de provocación que seguirá alimentando la conversación.
Esta entrevista hace parte de #PrecandidatosEnBreve una serie de conversaciones cortas en video con quienes aspiran a llegar a la Casa de Nariño en 2026. A todos les hacemos las mismas preguntas sobre sus prioridades si llegan al poder y, además, incluimos algunas sobre temas coyunturales para conocer su visión frente a la actualidad del país.
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