La irrupción de las mujeres en la campaña presidencial en 1974

En 1974, a la vez que era senadora, María Eugenia Rojas se convirtió en la primera mujer en aspirar a llegar a la Casa Nariño. Pese a la fuerza política de su papá, el expresidente Gustavo Rojas Pinilla, y de su partido, la Anapo, apenas sacó el 9% de los votos. A la vez, el Congreso fue el reflejo del esfuerzos de muchas mujeres de llegar a puestos de poder.

Natalia Tamayo Gaviria - @nataliatg13
29 de marzo de 2020 - 09:17 p. m.
María Eugenia Rojas se enfrentó contra los otros dos delfines políticos en las presidenciales de 1974: Alfonso López Michelsen, hijo de Alfonso López Pumarejo, y Álvaro Gómez Hurtado, hijo de Laureano Gómez.  / Archivo
María Eugenia Rojas se enfrentó contra los otros dos delfines políticos en las presidenciales de 1974: Alfonso López Michelsen, hijo de Alfonso López Pumarejo, y Álvaro Gómez Hurtado, hijo de Laureano Gómez. / Archivo

La composición legislativa del último período del Frente Nacional evidenció la división en que quedaron las colectividades políticas tras el agitado debate de 1970. Tanto en Senado como en Cámara, quedaron claros los matices conservadores pastranistas,  afines al Gobierno; rojistas en apoyo al expresidente Gustavo Rojas y su hija María Eugenia; y seguidores de Belisario Betancur y Evaristo Sourdís, los otros dos candidatos derrotados. En cuanto a los liberales, la división entre el oficialismo y el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) ya había quedado en el pasado. 

En el ocaso del Frente Nacional, resultaron electas cuatro senadoras principales y tres suplentes. Una vez más repitieron sus curules Bertha Hernández, por el conservatismo pastranista, es decir, en apoyo al gobierno de Misael Pastrana; y María Eugenia Rojas, que terminó aspirando a la Presidencia de la República en 1974. Con ellas, se sumaron Josefina Valencia de Hubach, la misma lideresa caucana que fue constituyente en la era Rojas, gobernadora del Cauca y ministra de Educación. Valencia ingresó al Congreso en apoyo a las listas de la Anapo. 

La cuarta congresista titular fue Hilda Martínez de Jaramillo, respaldada por una fracción independiente en el departamento del Tolima. Esposa del exministro y excongresista Alfonso Jaramillo Salazar, su voz siempre fue referente político en un departamento donde los partidos tradicionales tenían controlado al electorado. Dos de sus hijos, Mauricio Jaramillo y Guillermo Alfonso Jaramillo, también le apostaron a la política. El primero como congresista durante varios períodos; y el segundo como gobernador del departamento y alcalde de Ibagué. 

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Por su primer paso por el Senado como suplente, Martínez se recuerda siempre con la Constituticón bajo el hombro, especialmente cuando perteneció a la Comisión Primera, en reemplazo de Darío Echandía que fue nombrado ministro de Justicia en 1967. "Todos los miembros eran abogados constitucionalistas, yo era una profesora y tenía que estar a la par de ellos. Al principio fui muy temerosa y le pedía a un compañero que hiciera las proposiciones que se me iban ocurriendo y cuando vi que estas eran aceptadas las empecé a formular yo misma", recuerda para El Espectador la mujer que rechazó ser gobernadora del Tolima porque "no quería estar de primera que Alfonso" y también el Ministerio de Comunicaciones, por la misma razón. De los proyectos legislativos de mujeres que rememora apoyar con más ahínco fue el de vetar el servicio militar para estas. 

La era Pastrana marcó un retroceso en una de las iniciativas más audaces del gobierno Lleras: la reforma agraria. Fue así como, en asocio con los agricultores del país, sacó adelante el que se conoció como el Pacto de Chicoral, que fijó nuevos criterios respecto a la calificación de los predios y se limitó la figura de la expropiación. La Asociación Nacional de Usuarios Campesinos no estuvo de acuerdo con esta concertación, lo cual marcó una división entre la línea Armenia, de corte gubernamental, y la línea Sincelejo, para tratar de sostener lo alcanzado en la reforma agraria. 

Además, desde el comienzo del gobierno Pastrana se produjo una intensa agitación universitaria en Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga y Barranquilla, entre otras ciudades. Varias instituciones fueron cerradas u ocupadas por la Fuerza Pública. La crisis fue encarada por el ministro de Educación Luis Carlos Galán, que a sus 27 años debutó en el sector público en apoyo a las tesis del expresidente Carlos Lleras. Pero ni siquiera su liderazgo pudo contener las protestas, que el primer mandatario atribuyó a la subversión y, en concreto, al Ejército de Liberación Nacional (Eln). 

La crisis universitaria llegó a tal punto que, en noviembre de 1971, después de una larga jornada de disturbios en la Universidad Nacional, hasta el propio ministro Galán tuvo que refugiarse en el Consejo Superior del centro docente, mientras los revoltosos le quemaron su vehículo oficial. En cuanto al Eln, incrementó sus ataques contra la Fuerza Pública, sobre todo en las regiones del Magdalena Medio y el nordeste antioqueño. Fue una época crítica por el escandaloso incremento del secuestro y la consolidación de una nueva organización subversiva: el Ejército Popular de Liberación (Epl). 

Además de estos temas alusivos al orden público, el Congreso del cuatrienio 1970-1974 tuvo que enfrentar también los debates por las innovaciones económicas desplegadas por el gobierno Pastrana. En particular, por la creación del sistema de ahorro conocido como UPAC, para promover los créditos hipotecarios entre las corporaciones de ahorro y vivienda. Entre las dudas por el crecimiento de la inflación y la inestabilidad económica de otros frentes del sector productivo, se fueron tomando bloques de confrontación política que, sin embargo, favorecieron al Ejecutivo. 

Las elecciones legislativas de 1972 marcaron una tendencia inequívoca. El triunfo fue de las listas encabezadas por Alfonso López Michelsen y Carlos Lleras Restrepo, ante lo cual ambos quedaron en la línea de partida como precandidatos del liberalismo a las elecciones presidenciales de 1974. En cuanto a la Anapo, literalmente se fue a pique. A pesar de los notables resultados electorales de 1970, dos años después no alcanzó siquiera al medio millón de votos. Este descenso político anticipó la dispersión, aunque María Eugenia Rojas no declinó su interés por buscar la Presidencia de Colombia.  

Ese mismo año surgió el Movimiento Amplio Colombiano (MAC), que derivó en la Unión Nacional de Oposición (UNO), liderada por Hernando Echeverri Mejía y Manuel Bayona Carrascal. A esa plataforma se sumaron el Partido Comunista y el MOIR, para enfrentar unidos el reto electoral de 1974. A su vez, la senadora María Eugenia Rojas, a finales de 1973 lanzó su campaña a la primera magistratura del Estado. Fue la primera vez que una mujer lo hizo en Colombia. Sin abandonar el Congreso, se concentró en su campaña política. Las demás mujeres se mantuvieron hasta el final del cuatrienio. 

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Además de Bertha Hernández, Josefina Valencia e Hilda Martínez, estuvieron en calidad de suplentes, Ofelia Ochoa de Correa, en la misma lista del senador conservador antioqueño Libardo Ramírez Agudelo; Ligia Concha, acompañando al dirigente conservador rojista del Cauca, Efraín Polanco; y Pepa Calderón de Lozano, que llegó al Congreso, en la circunscripción especial de Cundinamarca, como auxiliar del dirigente liberal y escritor Indalecio Liévano Aguirre. Fue un Congreso en el que se destacaron Hernando Agudelo Villa, J. Emilio Valderrama, Jaime Piedrahíta Cardona y Álvaro Uribe Rueda. 

En cuanto a la Cámara de Representantes, la participación femenina en el cuatrienio 1970-1974, fue mayor. Diez mujeres acudieron en calidad de cabezas de listas y 23 como suplentes. La mayoría de esos nombres fueron olvidados, pero en su momento representaron un liderazgo importante. Como principales, por ejemplo, repitió Alegría Fonseca, liberal pastranista que ya empezaba a destacarse por sus debates ecológicos y quien fuera la primera, de hombres y mujeres, en llevar un debate de control político sobre temas ambientales. En ese caso sobre un proyecto hotelero en el Parque Tayrona. A ella se le debe, por ejemplo, la Ley del Sistema Forestal para los Bosques, la del Parque Nacional de la Isla Góngora, entre otros. Además de ella, volvieron a la Cámara Belén Gutiérrez de García, del Huila;  Lucelly García de Montoya, en Quindío; y Gabriela Zuleta, en Caldas. 

La lista de las representantes principales la complementaron Margarita Tobón Valverde, liberal de Antioquia, con suplencia de Clara Inés Gregory; Alicia Ángel de Restrepo, por el conservatismo pastranista de Antioquia, con suplencia de Cecilia Vélez de Vélez; la dirigente liberal de Caldas María Teresa Mejía Mejía; la política rojista de Cundinamarca Georgina Ballesteros de Gaitán; la congresista conservadora Dolly Betancur de Suárez, con suplencia de Olga Duque de Ospina; y la dirigente liberal del Meta Fanny González, que apoyó el movimiento del expresidente Rojas Pinilla. 

Las demás representantes, que participaron en la Legislatura 1970-1974, en calidad de suplentes, fueron María Teresa Arango, liberal de Antioquia; Alicia Vergara Chewing, dirigente belisarista de Atlántico; Hidela de Zuluaga, del electorado liberal de Boyacá; Gloria Álvarez Ayala, conservadora rojista; Tulia Araque de Castaño y Julia Restrepo de Franco, en vertientes opuestas de Caldas; Dilia Estrada de Gómez, que llegó a ser muy destacada en el conservatismo caldense; Judith Guzmán, liberal del Cauca; Laura Ledezma de Guío, conservadora en Chocó; y Esperanza Perdomo, del Huila. 

Finalmente pasaron por la Cámara de Representantes, Zoila Curvelo de Bernier, Cecilia García Bautista, Alicia Hoyos de Uribe, Leonor Marín de Silva, Anari Gutiérrez de Sicachá, Elena Apache Guzmán y Bárbara Victoria de Castaño. Con ellas, Luisa Copaban de Bernal, que llegó en la misma lista de Alberto Santofimio Botero; Lila Quiroga de Rubio, acompañando a Roberto Arenas Bonilla; Luz Castilla de Melo, junto a Luis Villar Borda; y la combativa periodista Consuelo de Montejo, que llegó al Congreso acompañando al dirigente liberal y periodista Fabio Lozano Simonelli. 

Esa Cámara de Representantes consolidó una generación política que, entre otros pesos pesados de la política, sumó a Roberto Gerlein Echavarría, Simón Bossa López, Alfonso Patiño Roselli, Rodrigo Marín Bernal, Hernando Turbay Turbay, Aníbal Martínez Zuleta, Miguel Escobar Méndez, Abelardo Forero Benavides, Alberto Zalamea Costa y Juan José Turbay. En la etapa final de la era Pastrana se puso en marcha un gran operativo militar conocido como la Operación Anorí, que diezmó al Ejército de Liberación Nacional, tanto en el Magdalena Medio como en el nordeste antioqueño. 

Durante este período, al que la representante Alegría Fonseca recordó no sentirse en ningún momento menospreciada, no se registraron grandes reformas en favor de las mujeres, más allá de los decretos presidenciales 1260 de 1970 con el que se eliminó la obligación a las mujeres casadas de llevar el apellido de sus esposos y el 2820 de 1974 en el que se les otorgó los mismos derechos que los varones. Sobre esta época en el Congreso,  “La primera etapa que estuve en el Congreso los hombres fueron muy respetuosos, igualmente, no tenían otro remedio ya que por el reglamento no había por qué discriminar a las mujeres a la hora de intervenir yhacer debates”

En ese contexto y ya por fuera del formato bipartidista del Frente Nacional, las elecciones presidenciales de 1974 enfrentaron a tres delfines políticos: Alfonso López Michelsen, hijo del expresidente liberal Alfonso López Pumarejo; el dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado, hijo del expresidente Laureano Gómez; y “La Capitana” María Eugenia Rojas, hija de Gustavo Rojas Pinilla. Con ellos, participaron en los comicios Hernando Echeverry Mejía por la Unión Nacional de Oposición; y los candidatos independientes Hermes Duarte Arias y José M. Córdoba. 

Como se sabe, con 2.929.719, correspondientes al 57.2% del electorado, el ganador fue Alfonso López Michelsen, del Partido Liberal. Con el 32.2% de los sufragios, le siguió en votos Álvaro Gómez Hurtado. La candidata de la Anapo, María Eugenia Rojas, apenas alcanzó 492.166 votos, es decir, escasamente el 9.73% del electorado. Este resultado marcó el comienzo del fin de la Anapo como opción de poder, y también el inicio del retiro político de su dirigente. Echeverry logró apenas 137.054 votos. Duarte tuvo 5.718 sufragios, y Córdoba solo seis votos.  

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En el ocaso del gobierno Pastrana, a escasos meses de entregar el poder, el 17 de enero de 1974 apareció un nuevo grupo guerrillero. Con el asalto a la Quinta de Bolívar y el robo de la espada del Libertador Simón Bolívar, hizo su carta de presentación el Movimiento 19 de Abril (M-19), reivindicando las dudas sobre el fraude electoral que quedaron en las elecciones presidenciales de 1970. Por esos mismos días empezó a circular en el país la revista Alternativa que hizo historia. Pero la euforia liberal fue más, pues se esperaba que “el mandato claro” de López respondiera a las expectativas de su alta votación. 

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Por Natalia Tamayo Gaviria - @nataliatg13

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