Un inoportuno silencio se apoderó de la Casa de Nariño tras las denuncias por violencia sexual que involucraron al profesor Víctor De Currea-Lugo, quien estuvo a muy poco de ser embajador de Colombia en Emiratos Árabes Unidos. Aguafiestas, inquisidoras, aves de rapiña, insoportables, generadoras de odio y otros adjetivos violentos fueron usados en contra de mujeres y feministas que se atrevieron a cuestionar la reserva del presidente Gustavo Petro y que le recordaron que en la campaña había dicho que las mujeres serían prioridad en “el gobierno del cambio”.
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Frente a ese llamado de atención, el primer mandatario sugirió que las críticas no eran justas porque su gobierno trabaja en la reglamentación del Ministerio de la Igualdad y porque “la vicepresidenta es mujer, la mitad del gabinete son mujeres, las políticas públicas son destinadas, en su mayoría, a la mujer y por tanto el presupuesto”.
Sin embargo, la molestia no tenía que ver con eso: “Uno de los pilares de su programa de gobierno es cero tolerancia con cualquier forma de violencia contra las mujeres, niños, jóvenes y poblaciones diversas (…) si consideran que cualquier crítica es un ataque, está muy mal. Buscamos fortalecer el proyecto político progresista, que debe acoger nuestras reivindicaciones”, dice Ángela María Robledo, feminista y exrepresentante a la Cámara.
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Igualmente, hay quienes argumentan que Petro no se puede escudar en la paridad política porque es lo mínimo. La misma Ley de Cuotas, en una acción afirmativa, establece que al menos el 30% del gabinete debe estar conformado por mujeres. Según la representante Jennifer Pedraza (Dignidad) “la participación política es un avance, pero no eso todo lo que queremos alcanzar. De hecho, la paridad es un medio para alcanzar otros fines”. A su vez, para Viviana Bohórquez, abogada feminista y directora del grupo Jacarandas, la paridad en el gobierno Petro “es un intento, porque si miramos los otros cargos del Estado, falta mucho para alcanzarla”.
Así pues, las quejas de las mujeres han generado incomodidad entre el Gobierno y los sectores que le apoyan, sin embargo, esa no era la repuesta que esperaban, pues buscan que los errores sean reconocidos y corregidos. De acuerdo con Bohórquez, esa actitud “demuestra lo poco aliado que es este gobierno. Debería escuchar para mejorar; en este caso, les cuesta entender los reclamos. Hay una ilusión en creer que, por ser de izquierda, eso te hace más feminista y no es así. Se requiere una postura crítica y mayor compromiso”.
Silencio e inacción
Para feministas y organizaciones de mujeres, el silencio no se reduce solamente al caso de De Currea-Lugo: hablan del incremento en el país de las violencias basadas en género, la denuncias por violencia sexual en el Congreso y otros nombramientos que ha colado el presidente. Según la Fundación Feminicidios Colombia, el año pasado (2022) se registraron 251 feminicidios por lo que varias mujeres pidieron declarar emergencia nacional por violencia de género: “Cada semana había un feminicidio y este año vamos contando con el de Valentina Trespalacios. Aunque incluso congresistas del Pacto Histórico se lo pidieron a Petro, no hubo poder humano para que el Gobierno adoptará medidas adicionales”, señala Pedraza.
Respecto a los casos de violencia en el Congreso, las mujeres ya advierten que el protocolo que se acaba de implementar para tratar de abordar este tipo de casos podría quedarse corto, pues no tiene un mecanismo efectivo de sanción disciplinaria para legisladores y no hay una entidad pública e imparcial que garantice las denuncias. Para Bohórquez, “es necesario que ese protocolo que saque del Legislativo, es un tema que debió llegar al Ejecutivo y en el que Petro debió ser más firme”. Igualmente Danne Belmont, de la fundación Grupo de Acción y Apoyo a Personas con Experiencia de Vida Trans (GAAT) dice que “deben implementarse acciones de reparación y condiciones para que no se vuelvan a repetir las violencias para las mujeres y sectores de LGBTQ+”.
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Nombramientos que dejaron mucho que pensar
Aunque ya han pasado algunos meses desde varios nombramientos, las mujeres siguen inconformes con varios de ellos. Por ejemplo, insisten en que Cielo Rusinque no era la persona indicada para el Departamento de Prosperidad Social (DPS), pues ha sido cercana a Hollman Morris, a quien defendió de denuncias por violencia intrafamiliar, y a Fabián Sanabria, el profesor de la Universidad Nacional que fue acusado por abuso sexual. “Es una entidad que tiene muchísima responsabilidad sobre población diversa y en donde el feminismo hace mucha falta”, agrega Bohórquez.
Por otro lado, la profesora y feminista Mónica Godoy, de la Universidad Nacional, señala que en ambos casos (el de Morris y Sanabria), el presidente también se mantuvo tímido en el pasado: “Cuando la persona que está siendo cuestionada por presuntos casos de violencia sexual o de género es amiga o afín ideológicamente, su violencia no es tan grave y se minimiza la denuncia inmediatamente”. Igualmente, la excongresista Robledo refirió que “así como en su momento Gustavo Petro debió haberse manifestado sobre Hollman Morris; la Cancillería debe hacerlo ahora sobre De Currea-Lugo” y que no puede volverse un acto repetitivo.
Al la llegada de Rusinque al Gobierno, se suma la de Concepción Baracaldo en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF): “No pueden haber nombramientos con base en amiguismos. Es una gran falla y ahí se están cometiendo errores graves”, recalca Bohórquez, quien también le suma el nombramiento de Danilo Rueda como alto comisionado para la Paz. “Es un acto revictimizante que no reconoce a las nueve mujeres que denunciaron a Elkin Sarria por acoso sexual y laboral en Contagio Radio, medio del cual Rueda era director”, dijo en julio la organización Sisma Mujer.
Las mujeres siguen alertas a nuevos posibles nombramientos y advierten que “personas que están siendo cuestionadas e investigadas por delitos sexuales o por delitos de violencia de género no pueden llegar a cargos públicos”, enfatiza Godoy. Por el momento, la gerencia de RTVC Sistema de Medios Públicos todavía está vacante y mientras sea así, hay quienes dicen que allí todavía podría llegar Hollman Morris; las mujeres advierten que si ese llega a ser el caso, habrá una gran oposición respecto al tema.
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¿Algo positivo?
“La creación del Ministerio de la Igualdad es una gran apuesta, así como el Sistema Nacional del Cuidado, que, de cumplirse, será una política muy transformadora para la vida de las mujeres”, dice la representante de Dignidad, quien señala que las mujeres “dedicamos siete horas y 14 minutos a tareas del cuidado y los hombres tres horas 10 minutos, por lo que es muy importante una redistribución”; otro de los grandes retos será el Plan Nacional de Desarrollo (PND). Por otro lado, Danne Belmont reconoce que sí hubo un avance muy importante “para la inclusión de mujeres y sectores LGBTIQ+ en los debates nacionales” con la paridad política, pero que eso no es lo único.
En ese sentido, será muy importante que el primer mandatario reconozca que “las mujeres tuvieron un papel fundamental para que ganara la Presidencia. De hecho, muchas de las que votamos por él lo hicimos por el compromiso de género y con la vicepresidenta Francia Márquez”, dice Pedraza, Por otro lado, “tiene que aceptar que no tiene el conocimiento sobre género y se debe dejar asesorar frente a ciertos temas que necesitan conocimiento técnico”, complementa Godoy.
Angela María Robledo, quien fue formula vicepresidencial de Petro en las elecciones presidenciales de 2018, le contó a El Espectador que, respecto al caso de Hollman Morris, tuvieron una conversación muy interesante hace unos años, en la que este le dijo que “los hombres del progresismo tenemos que aprender mucho de las feministas”. Ahora, la pregunta de las mujeres es: “¿señor presidente, ha aprendido?.