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Los giros en la exploración del gobierno Petro por lograr la paz con el Eln

La presencia de Venezuela como garante genera recelo. Todo parece estar puesto para arrancar los diálogos, pero antes hay temas claves a definir. La Iglesia católica cumpliría un rol clave.

Jhordan C. Rodríguez
16 de septiembre de 2022 - 02:00 a. m.
Israel Ramírez Pineda, alias “Pablo Beltrán”, uno de los jefes del Eln, aseguró que están en el proceso de “rehacer la delegación de diálogos”. / AP
Israel Ramírez Pineda, alias “Pablo Beltrán”, uno de los jefes del Eln, aseguró que están en el proceso de “rehacer la delegación de diálogos”. / AP
Foto: AP - Ismael Francisco

El gobierno de Gustavo Petro camina firme en la intención de avanzar rápidamente en los diálogos de paz que retomó con el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y ha dado luces de que todo está dispuesto para que las conversaciones lleguen esta vez a buen término. Las decisiones presidenciales de levantar órdenes de captura y extradición a los negociadores de esa guerrilla y la liberación de algunos secuestrados evidencian que, al menos por ahora, las cosas marchan en la misma dirección. Uno de los empujones para fortalecer esta exploración de paz la dio esta semana el mismo primer mandatario, quien le pidió a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, ser garante de los diálogos, algo que, como era de esperase, no en todos los sectores cayó muy bien.

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Desde que en agosto pasado el canciller Álvaro Leyva anunciara la intención de retomar las conversaciones con el Eln, arrancó en firme la propuesta de Petro de buscar lo que denomina la “paz total”, estrategia que abarca a todos los actores armados de Colombia. Y ha sido con el grupo guerrillero con el que más se ha avanzado en esa apuesta gubernamental, por ahora, en lo que corresponde a la fase exploratoria. Lo que viene para el proceso es entrar de lleno en la materia para que, finalmente, la mesa de diálogos se instale y las negociaciones empiecen, pero ineludiblemente, antes de que eso se concrete, hay que dar un lento tránsito para dejar sentadas unas bases con las que se arrancará la discusión.

Se espera que en los próximos días una delegación de la guerrilla viaje a Venezuela y, desde allá, tomar las decisiones con las que, de parte de la guerrilla, se iniciará la negociación. Para el senador Iván Cepeda, presidente de la Comisión de Paz del Senado y uno de los integrantes de la delegación que viajó a Cuba para reunirse con el Eln, lo que viene en el futuro inmediato es “una fase en la que se adecua la agenda, se actualiza e igualmente se deciden aspectos fundamentales, como la sede de los diálogos, el mecanismo o la forma en que se va a desarrollar la negociación y, de igual forma, los países que van a estar como garantes y cuáles como facilitadores, que son funciones distintas”.

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Que Venezuela se sume a la posibilidad de lograr un acuerdo con el Eln no es algo nuevo, pues como recuerda el senador Cepeda, también acompañó, en el gobierno de Juan Manuel Santos, el inicio de conversaciones, “primero en Quito (Ecuador) y luego en La Habana (Cuba), así que prácticamente se trata es de refrendar y de reanudar este papel de garante”. Ahora, aunque dentro del Congreso, mayoritariamente oficialista, fue bien recibida la participación del vecino país, en el de un aliado de antaño, Estados Unidos, no cayó tan bien, pues algunos legisladores de ese país consideran que la única garantía que pueden dar Maduro y su país es “darle refugio al Eln para hacer actos de terrorismo”, como lo aseguró Robert Menéndez, del Partido Demócrata.

El rechazo vino también desde los republicanos. La representante a la Cámara estadounidense, María Elvira Salazar, arremetió contra Petro, Maduro y el Eln, con duras palabras, al señalar que la decisión del mandatario venezolano de aceptar ser garante significa que “un terrorista le pida a un cómplice de terroristas que garantice el diálogo con terroristas en un país patrocinador del terrorismo. Lo único que se garantiza es más terror”. Aun así, con las relaciones diplomáticas recién restablecidas con el vecino país y próximos a la apertura de fronteras, algunos sectores esperan, sin estar confiados, que todo se dé para que el diálogo fluya y llegue a buen puerto, para así cerrar el capítulo de la guerra con el Eln.

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Mientras se define quiénes serán los delegados por parte de la guerrilla, el Gobierno debe sentarse a hacer lo mismo. El presidente Petro y el comisionado de Paz, Danilo Rueda, tienen la tarea de seleccionar a sus negociadores y poner sobre la mesa las propuestas para iniciar la discusión, las cuales, dicen voces cercanas a la Casa de Nariño, tendrán que irse desarrollando de acuerdo con el comportamiento del grupo armado durante la quietud que se avecina. En este aspecto, la Iglesia católica ha reiterado su disposición de ser parte del proceso, pues su masiva presencia en los territorios, dice, les permite hacer veeduría de que lo que se prometa por parte del Eln se cumpla.

“Por su presencia y conocimiento de los territorios, la Iglesia puede cumplir un papel de acompañante objetivo que genere confianza entre las partes y puede articular esfuerzos con otros actores de la sociedad civil”, recalca monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Soacha, quien por años ha denunciado violaciones a los derechos humanos por parte de la guerrilla en el Chocó. Para el clérigo, el Eln debe “demostrar que tiene verdadera voluntad de paz, renunciando a las amenazas que tiene sobre líderes y comunidades en diferentes regiones. Y debe comprometerse con el respeto integral al Derecho Internacional Humanitario”.

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