Son muchas las implicaciones que tiene la decisión de Íngrid Betancourt de dar un paso al costado de la Coalición Centro Esperanza, anunciada el sábado pasado. De entrada, de cara a la opinión pública, representa un duro golpe para dicha alianza política, pues puede ser leída como una incapacidad de generar consensos, más allá de las discrepancias y los egos. Con los consecuentes costos en el tema electoral. Además, queda en el ambiente un tufillo de que algunos de sus miembros se niegan a rechazar apoyos de las maquinarias políticas tradicionales y la incertidumbre de lo que sucederá con los avales de Sergio Fajardo y Carlos Amaya, entregados por Verde Oxígeno, el partido que lidera Betancourt. Si bien el Consejo Nacional Electoral (CNE) determinó que se pueden dar varios avales en candidaturas presidenciales, ello aplica solo para los que están en una coalición.
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“Hay que mirar hacia adelante”, dice Fajardo, reconociendo que lo sucedido ha sido bochornoso. “Lamentamos, pero entendemos tu decisión, querida Íngrid. Eres una mujer muy valiosa para Colombia. Nosotros continuamos el camino en la Coalición Centro Esperanza, proyecto de unidad en el que creemos y hemos construido con mucho esfuerzo”, señala Amaya. Previo a la decisión de Betancourt, Juan Manuel Galán advirtió que no se podían tirar a la basura dos años de proceso y reconoció que estaban perdiendo credibilidad ante el país con lo que calificó como un “espectáculo infantil”, pidiendo seguir lo acordado y que cada uno asuma el costo de sus apoyos. ¿Qué sucedió? ¿Cuáles fueron las razones para que Íngrid Betancourt tomara esa postura tan radical? ¿Qué va a pasar con los avales de Oxígeno Verde, tanto para la Presidencia como los ya entregados para las listas al Congreso? Esto le respondió a El Espectador.
Su decisión es un fuerte revés para el centro político. ¿Qué pasó?
En realidad, la razón de ser de toda esta situación es la necesidad de que los colombianos salgamos del sistema en el cual todos nos hemos vuelto complacientes con la corrupción y las maquinarias. En una decisión simple, en la que se aplican los acuerdos de la coalición, que dicen que nadie puede llegar a inscribirse como candidato con el apoyo de maquinarias. En el momento de poner eso en blanco y negro sobre el papel, lo que quedó fue una mancha gris. Y yo no puedo trabajar con grises. Es un tema demasiado serio en un país descuadernado por la corrupción y si en campaña no somos capaces de tomar esa decisión, ¿entonces?
¿Usted habló de eso con Alejandro Gaviria y los demás miembros de la coalición? ¿Qué pasó en la reunión del viernes?
Eso sí se lo tienes que preguntar a la coalición. Ellos fueron los que tomaron las decisiones y yo solo pedí que se diera un tiempo prudencial para tomar las mías. Todo fue con mucho respeto, con mucha claridad sobre la posición de cada uno de nosotros, y con muchas ganas de que cada cual se sienta libre de moverse en función de sus prioridades. Mi prioridad es muy simple: para mí, el mayor factor de riesgo es que los colombianos nos hemos vueltos complacientes con la corrupción y eso implica que, si queremos liderar un país diferente, no podemos tener esas zonas grises, donde jugamos un poquito a ser complacientes con las maquinarias y la corrupción. Tengo claro que lo que hacemos en campaña define lo que vamos a hacer en el gobierno.
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¿Qué va a pasar con las listas al Congreso de su partido, Verde Oxígeno? Por ejemplo, el aval entregado a Humberto de la Calle…
Ellos continúan y no les vamos a retirar el aval. Vamos a expedir una resolución dándoles libertad para escoger y votar por el candidato presidencial que les parezca. La idea es que no haya una limitación, porque uno de los factores que puede ser complicado de manejar es el tema de la doble militancia. Y para evitar ese riesgo es que vamos a expedir esa resolución, que deja a cada una de las personas avaladas por Verde Oxígeno en libertad de votar por los candidatos de la coalición como quieran. Claro, puede votar también por mí, pero no es una obligación.
¿No es contradictorio que usted se vaya de la coalición, pero su partido siga en ella?
En realidad, eso no es trascendental para mí, en el sentido de que lo primero que quiero es que Colombia tenga un Congreso independiente y, lleguen como lleguen, lo importante es que lo hagan sin maquinarias. Eso es lo que va a definir la posibilidad de tener una gobernabilidad nueva en Colombia, que no dependa de los favores, de la corrupción, de los sobornos, de lo que llamamos “mermelada”. Esas listas son la oportunidad para el país de tener gente renovada e independiente, comprometida en la lucha contra la corrupción.
¿Y qué pasará con los avales anunciados para Sergio Fajardo y Carlos Amaya?
Ninguno de nosotros tiene todavía el aval ni está inscrito en la Registraduría. Ellos pueden tener la opción de que otros partidos de la coalición les den ese aval y eso ya se ha hablado; no va a ser un problema. Pero si ellos quieren tener el de Verde Oxígeno, pueden quedarse y habría que considerar una consulta interna entre nosotros, lo cual no se ha descartado. Sin embargo, creo que ellos quieren seguir consolidando su coalición. Nosotros, en cambio, queremos la libertad de seguir llevando esta lucha contra la corrupción de manera frontal y coherente, y que no esté maniatada a compromisos y transacciones. Es que todo mundo puede hablar de lucha contra la corrupción, pero lo que nos diferencia son los hechos.
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¿Ese tema de los avales se habló con Fajardo y Amaya, y con los demás precandidatos de la coalición?
Claro. Nosotros somos personas muy cercanas, yo los quiero y los admiro. Hemos tenido una diferencia que es fundamental porque si no, no hubiese tomado esta decisión, pero eso no invalida el respeto que les tengo a cada uno. Hablamos de todo esto, lo discutimos, miramos las diferentes opciones y evaluamos las consecuencias. Ahora, ellos tomaron su decisión y en función de ella, yo tomé la mía. Eso es parte de la libertad, actuar como cada cual siente en su conciencia.
Cuando usted llegó a la coalición, habló de unidad y del compromiso de llegar juntos para ser gobierno. ¿Qué piensa ahora?
La verdadera unión es la de todos los colombianos contra la corrupción y ese es el proyecto que a mí me anima. Lo que siento es una sensación de libertad y la tranquilidad de saber que tomé una decisión que está de acuerdo con mi conciencia. Cuando uno procede de esta manera, se siente cumpliendo con la coherencia de su vida. Siento que el motor de mi vida ha sido siempre situándome en esa coherencia. He tenido que pagar un precio muy alto por ella, pero es lo que me define. No me sentía cómoda y no puedo haber tomado la decisión de retomar la lucha política en Colombia y de alguna manera estar en contradicción conmigo misma. Siento que mi libertad es un patrimonio de los colombianos, en el sentido de que le costó mucho al país sacarme de las garras de las Farc. Esa libertad la tengo que poner al servicio de mis compatriotas, devolverles la posibilidad de actuar como ciudadanos liberados de las garras de la corrupción.