La izquierda mira con sigilo los últimos movimientos del presidente Gustavo Petro desde que se desató la crisis entre los altos funcionarios y ya pidió cita en la Casa de Nariño para concretar un encuentro con el mandatario. Con la sombra de las acusaciones de los “sectarismos” desde el progresismo, los militantes del movimiento que llevó a jefe de Estado al poder tratan de atajar las diferencias internas que desató la crisis en el Ejecutivo.
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Y es que, para concretar ese “frente amplio” que ha propuesto en varias ocasiones el mandatario, el Pacto Histórico ya aceptó que tendrá que recibir en sus filas a aquellos que no hacen parte del corazón del proyecto que llevó Petro a ascender al poder y que ya tiene cuotas propias en el “Gobierno del cambio”. Entre todo, esto último es lo que más disgusto ha generado en la bancada y las colectividades que integran la coalición oficialista, pues la representatividad que se les prometió en campaña no habría sido cumplida en su totalidad y ya generó recelo por lo que será la contienda electoral de estos 18 meses.
No es gratuito que la vicepresidenta Francia Márquez, quien fue una de las primeras en develar esas diferencias internas y asegurara que está aislada en el gabinete, le pidiera una cita privada al mandatario. La ministra de Igualdad no ha presentado su renuncia protocolaria y analiza su permanencia en el gabinete, permeada por las críticas a su cartera y esas distancias que habría entre ella y algunos de los altos funcionarios.
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En las dos semanas que siguieron a ese consejo de ministros televisado, las conversaciones entre el mandatario y su bancada han sido mensajes con respuestas cortas, sin mayor aviso de lo que vendrá para el gabinete. Sin pistas, tampoco, de cuándo se concretaría esa reunión que estaba prevista desde hace algunas semanas entre él, los congresistas y sus ministros.
Y todo ese secretismo que se mantiene en la Casa de Nariño con la bancada progresista también ha sido enfatizado por la cancelación del consejo de ministros que estaba previsto para este lunes —cancelado en medio de rumores por la salud del mandatario, negados por la Presidencia—, el segundo en ser televisado tras la orden de Petro de ser transparente con las decisiones que se toman en su gobierno. Pero eso no ha evitado, de todas formas, que voces como las de los senadores María José Pizarro e Iván Cepeda demuestren su descontento por la llegada de Armando Benedetti como jefe de despacho.
Eso sí, una sola línea conductora une a la bancada: existen diferencias entre el manejo y la elección de sus altos funcionarios, con evidencias de las contradicciones que permean a la izquierda, pero la decisión final es únicamente del jefe de Estado. Sea lo que sea, habrá respaldo.
Pero, junto a la recomposición ministerial, el Pacto ha estado volcado hacia una tarea a mediano plazo que tampoco deja de lado ese tema: la formación del partido unitario que, esperan, pueda llevarlos otra vez al poder en 2026. Y ya tienen en la mira la posibilidad de que aquellos que han sido más reticentes a unirse a esta nueva colectividad puedan llegar a dar el sí, así como a los que, después de esas negociaciones de Petro con los verdes, liberales y el Partido de la U, consideren unirse.
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“Miramos con expectativa la reconfiguración del gabinete, porque si se reconfigura en clave de ampliar la bancada de gobierno con perspectivas del ‘frente amplio’ de 2026, creo que se fortalecería muchísimo la opción progresista en Colombia”, indicó la senadora Clara López, cuya agrupación, junto con 11 otras, lanzaron Unitarios, otra coalición de opción progresista que se desmarcó de los intentos de un partido unitario del Pacto Histórico.
Y es que, con ese movimiento que surgió de las colectividades más pequeñas del progresismo de Petro —manifestando su respaldo inequívoco al Gobierno—, quienes buscan conformar esa agrupación única están tratando de negociar su entrada, aunque con obstáculos en el camino. Las diferencias que impiden que acepten ser parte de esa única colectividad residen, en gran parte, en la conformación de las listas, pues mientras de un lado las piden abiertas para garantizar una participación equilibrada, de otro plantean que solo la cerrada podrá garantizar la paridad entre los candidatos.
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De todas formas, Unitarios ha despertado los intereses de otras colectividades, pues sus lógicas de coalición permiten el mantenimiento de la identidad ideológica de cada uno de los partidos, así como de su personería jurídica (y con ello, todos los recursos). Además de ellos, el Pacto Histórico también estaría tratando de concretar conversaciones con Fuerza Ciudadana, del exgobernador del Magdalena Carlos Caicedo, e Independientes, del exalcalde de Medellín Daniel Quintero, que perdieron su personería jurídica, pero que sumarían votos a nivel regional. Y faltará todavía la voluntad de Soy Porque Somos, el movimiento de la vicepresidenta.
Pero entre las propuestas que resultaron de esos encuentros que se han concretado para ese “frente amplio”, la más apetitosa habría sido para los liberales, a los que el presidente, en pocas palabras, les ofreció el poder. Y es que en esa posible consulta interpartidista para las presidenciales que se realice en marzo de 2026, tanto Petro como la bancada han abierto la puerta para que quien sea elegido como el candidato único sea de un movimiento diferente al Pacto, y las toldas rojas que se han apartado del liderazgo de César Gaviria ven con buenos ojos la oferta de volver a poner un presidente después de 30 años.
Con el reloj corriendo, la izquierda tiene un poco más de un año para concretar no solo un partido único, sino un “frente amplio” que efectivamente le permita repetir una victoria en la Casa de Nariño y aumentar su votación en el Congreso. Y, entre todo, el mandatario espera que esas negociaciones le permitan avanzar en la aprobación de sus reformas y proyectos en el Legislativo, dejando así las pruebas de que el “Gobierno del cambio” cumplió con sus promesas de campaña.
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