Alianza Verde esquiva diferencias internas para mantener cuotas en gobierno Petro

La llegada de Antonio Sanguino al Ministerio del Trabajo selló las movidas de Alianza Verde en el Gobierno y dividió las fuerzas en el interior de un partido que ha dejado la posibilidad de una escisión sobre la mesa, sin mayores avances. Con una fuerte representatividad en el Ejecutivo, la colectividad también está pensando en sus apuestas para 2026 y las posibilidades de unirse al frente amplio que proyecta el petrismo.

Pero para llegar hasta ahí, fue necesario primero un encuentro entre quienes se perfilan como los más “cercanos” al progresismo del presidente Gustavo Petro en el Congreso. Días antes del consejo de ministros televisado que desató una ola de renuncias sobre el despacho presidencial, cuatro congresistas verdes llegaron a la Casa de Nariño: los senadores Ariel Ávila y Andrea Padilla, y el presidente de la Cámara, Jaime Raúl Salamanca, con la representante Olga Lucía Velásquez. Allí, reunidos con el presidente, hablaron de las reformas, el futuro de los proyectos en el Legislativo y de un asunto que giró alrededor de la representatividad de la colectividad en el Ejecutivo.

Esto conecta con el sector de los verdes que más ha llamado la atención sobre esta materia y ya habría concretado compromisos para mantenerse en la coalición de Gobierno. Se trata de los leales al gobernador de Boyacá, Carlos Amaya —quien aparece en fotos con el mandatario en su gira por el Medio Oriente y le dijo a El Espectador que había “coincidido” con él—, una de las figuras más reconocidas del partido por el poder regional que ha acumulado. Se le ha vinculado, además, con la elección de Salamanca como presidente de la Cámara, pues fue el candidato por el que el Gobierno se movió contra la representante Katherine Miranda, férrea opositora de Petro, y ahora con la posesión oficial de Paula Andrea Cepeda, quien trabajó en varias ocasiones como asesora la Gobernación de Boyacá, como gerente del ICA.

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Su poder no es tan reciente, pues incluso después de irse con el opositor del Pacto en la carrera presidencial, Rodolfo Hernández, logró atornillar a Sandra Ortiz como consejera de las regiones en el “Gobierno del cambio”.

Eso sí, no es el único con intereses dentro del Ejecutivo, pues la historia de los verdes con Petro se remonta a un pasado común de varios de quienes fungen (o fungieron) como directores de la colectividad. Tanto Carlos Ramón González como Antonio Navarro-Wolff estuvieron en el M-19 y el primero —quien trabajó al lado del presidente como director del Dapre y llegó a ser la cabeza de la Dirección Nacional de Inteligencia— le dio el guiño al ahora jefe de Estado para participar en una consulta de “alternativos” que buscaba configurarse en 2022.

Y esos que se acercaron al presidente en campaña también han sido premiados: la lista pasa por vínculos en la Cancillería, con el nombramiento de Camilo Romero como embajador de Colombia en Argentina —con carta de renuncia ya presentada por aspiraciones electorales— y el del ahora senador León Fredy Muñoz como el jefe de la embajada colombiana en Nicaragua, ambos puestos buscando reemplazo que todavía no se ha concretado. Están también en el sector de educación, la cabeza del Sena, Jorge Eduardo Londoño, y quien fue el director del Icetex hasta febrero de 2024, Mauricio Toro.

Esas cuotas llegaron hasta la discusión de la reforma a la salud en sesiones extras y fue el argumento que se usó en una recusación presentada ante la Comisión de Ética en la que se señalaba un “conflicto de intereses” por esa sombra verde sobre algunos puestos del Ejecutivo.

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Por allí habría llegado también la ministra de Transporte, María Fernanda Rojas, y el ahora ministro Sanguino, imputado por la Fiscalía por un posible caso de corrupción de cuando fue concejal del Polo Democrático relacionado con el escándalo de la contratación en Bogotá, aunque él asegura que es inocente. Y para quienes no ven con buenos ojos esa relación de verdes con el Gobierno —pues ya les costó unos nexos con el escándalo de la Unidad para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd) en cabeza del senador Iván Name y Ortiz— se trata de otra movida del ala más petrista para sellar esas distancias que se han formado dentro del partido.

Justamente, ese nuevo ministro de Trabajo también terminó teniendo implicaciones para una de las figuras más representativas de los verdes, Claudia López, quien abandonó el partido en mayo, junto con Antanas Mockus, tras el escándalo de la Ungrd. Aunque la exalcaldesa de Bogotá ha tratado de desmarcarse de ese pasado más cercano al progresismo de Petro, terminó salpicada por la oposición como la posible “gestora” de la llegada de Sanguino. Y para muchos, esa unión entre verdes y el presidente también podría “manchar” esas aspiraciones presidenciales de López.

Cuando El Espectador buscó a la candidata en ciernes sobre su posible nexo con el mintrabajo, ella no respondió. A través de sus redes sociales, donde suele ser activa, tampoco se ha pronunciado al respecto.

Como ella, los integrantes del partido Verde que ahora se arrepienten de haber apoyado la campaña Petro presidente también están a la espera de una decisión de la agrupación para terminar de sacudirse de su pasado como “alfiles” del jefe de Estado. Y la posibilidad de una escisión, que lleva cerca de un año rondando los pasillos del Capitolio, todavía está lejana.

Esa determinación solo podría ocurrir en el Congreso del partido, un tema de especial consideración teniendo en cuenta que este lleva posponiéndose desde el año pasado y al parecer mucho ha tenido que ver con el magistrado del Consejo Nacional Electoral Cristian Quiroz (Alianza Verde), quien ha tenido varios de los expedientes contra el partido, entre esas el aplazamiento de este evento.

Precisamente, la magistrada Alba Lucía Velásquez (Pacto Histórico) recusó a Quiroz al ser el sobrino de Rodrigo Romero Hernández, director ejecutivo nacional y representante legal de la colectividad verde. El caso será votado próximamente por conjueces, que definirán si el magistrado debe o no repartir sus procesos por posibles conflictos de interés.

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Hasta ahora, ninguno de los congresistas tiene pistas sobre cuándo podría desarrollarse el Congreso y se mantiene lejana la oportunidad de que puedan configurarse dos partidos diferentes de Alianza Verde. Eso sí, por lado y lado han notificado que no se van a quedar quietos para enfrentar las elecciones de 2026.

Hasta ahora, ninguno de los congresistas tiene pistas sobre cuándo podría desarrollarse el Congreso y se mantiene lejana la oportunidad de que puedan configurarse dos partidos diferentes de Alianza Verde. Eso sí, desde partidos como el Conservador, el Liberal y La U también están enfrentando divisiones internas por las cuotas burocráticas en la Casa de Nariño y el ministro del Interior (e), Gustavo García, ya está haciendo las cuentas para determinar cuántos votos le quedan al Gobierno en estos 18 meses.

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