“El mercado estadounidense difícilmente se puede reemplazar por el chino”: García-Peña

¿Cómo está manejando en Washington todo este debate para Colombia sobre los aranceles y la diversificación de aliados?

Es una discusión que estamos teniendo en Colombia y en el mundo entero. Creo que los anuncios del Gobierno del presidente Donald Trump están alterando los mercados internacionales. Cada país está viendo cómo asume y maneja la situación. Colombia es de los países menos afectados en cuanto que no fueron medidas dirigidas a Colombia específicamente, sino que fueron para otros países que tuvieron aranceles del 10 %, que fue como la base para el resto del mundo. Estamos analizando cuáles son esos efectos. Colombia y el resto del mundo están viendo cómo, en la medida en que se van aislando y cerrando los mercados en Estados Unidos, se buscan alternativas.

¿Qué rol está jugando usted para buscar esa diversificación de socios?

Esa tarea les corresponde al Ministerio de Relaciones Exteriores y al Ministerio de Comercio. Estamos concentrados aquí en cómo trabajar con Estados Unidos para resolver en lo posible los temas que se puedan resolver y asumir también discusiones claras de cómo el comercio entre estos dos países le ha beneficiado tanto a Estados Unidos como a Colombia. Estamos haciendo discusiones inteligentes, prudentes, para mostrar que el comercio va en ambas direcciones.

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¿Hay algún producto colombiano sobre el cual usted haya recibido algún tipo de petición para proteger o promover en medio de esta situación?

No, pero sí hay una conversación fluida incluso desde antes de los anuncios. Hay unos temas que tienen que ver con cómo se interpreta eso que ellos llaman las barreras arancelarias, pero aún no hemos llegado a esa etapa de los productos.

¿Esto afecta las revisiones que ambos países confirmaron se estaba haciendo sobre el TLC?

No. Por ahora no hay ninguna decisión en esa dirección.

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¿Hay molestias o ruidos en Washington por el acercamiento que está teniendo Colombia con China?

La palabra ruido es un poco ambigua. El mercado estadounidense difícilmente se puede reemplazar por el chino u otro, pero es parte de la conversación normal. Yo no diría que exista ruido o que eso sea un elemento perturbador.

Algunas voces hablaron de tensión por elegir los aviones Gripen suecos sobre los F-16 estadounidenses…

En el caso de los aviones nada, hasta ahora no hemos recibido ningún comentario. Creo que son temas que se manejan por aparte y que no deben para nada afectar la relación.

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¿Por qué el mercado estadounidense no es reemplazable?

Por ejemplo, un producto concreto es el de las flores, que es la principal exportación que tenemos por encima del café o de los productos exportados no minero-energéticos, y es un mercado que por varias décadas se ha pensado específicamente para el mercado estadounidense. Ese es un solo ejemplo de cómo difícilmente podríamos pensar en que con China u otro país podamos reemplazar ese mercado de un día para otro. Pero, efectivamente, diversificarlo no implica desconocer que el mercado con los Estados Unidos tenemos que mantenerlo; pero esto de diversificar es algo que viene antes de los anuncios de los aranceles del presidente Trump. Colombia, y yo creo que es una actitud que tenemos todos en América Latina, tiene que buscar otros horizontes y eso va a continuar.

¿Ya se solventó la polémica que se generó por las declaraciones de la secretaria de Seguridad, Kristi Noem, sobre su reunión con el presidente Petro?

El presidente después explicó con claridad los diferentes temas que se trataron. Pero el resultado final fue muy positivo en cuanto a que entendimos que hay temas donde tenemos diferencias, pero también tenemos grandes coincidencias para trabajar juntos. Yo en particular destacaría el enfoque que tenemos y que hemos construido con Estados Unidos en la lucha contra las drogas; hemos entendido que la lucha no debe estar dirigida contra los campesinos productores de coca, sino contra los carteles y las organizaciones criminales narcotraficantes. En eso hay una inmensa coincidencia. Tenemos que combatir a los narcotraficantes, ir contra los precursores, contra el lavado de dólares e incrementar la incautación de cocaína.

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¿El impasse se superó?

Tenemos grandes coincidencias y están reconociendo el papel que juega Colombia en la lucha contra el crimen organizado. Como toda reunión, hay discusiones y hay intercambios de opiniones y diferencias, pero el resultado final y más importante es una agenda, una ruta de trabajo en la que identificamos esos temas donde el interés nacional colombiano y el interés nacional estadounidense coinciden y podemos seguir trabajando.

Pero, embajador, ¿las relaciones entre Bogotá y Washington están o no tensas?

Hay un tema muy interesante que para Estados Unidos es importante y es Haití, que tiene un lugar de tránsito de drogas y de situaciones muy difíciles. El presidente Petro ha sido muy claro en que Colombia quiere jugar un papel de mayor liderazgo ahí y es algo en lo que se puede coincidir. Pero miren, con el acuerdo de paz del gobierno de (Juan Manuel) Santos también hubo tensiones sobre la interpretación y con el compromiso frente al tema de la paz; después, cuando llegó (Joe) Biden, hubo tensiones con (Iván) Duque sobre el mismo tema de la paz: Biden insistía en implementar el acuerdo de paz, Duque en que no.

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Se vislumbra un momento tenso…

Es decir, siempre ha habido diferencias y discusiones, pero siempre también se logran resolver asuntos. Colombia y Estados Unidos siempre hemos logrado por canales diplomáticos identificar cuáles son las áreas donde podemos trabajar juntos.

¿La decisión de considerar terroristas a grupos ligados al narcotráfico podría afectar la paz total? Eso tocaría al ELN, al Clan del Golfo y, entre otros, a las disidencias…

Yo creo que no. En primer lugar, porque desafortunadamente la sociedad fue testigo de lo que pasó con el ELN en Catatumbo, que llevó a la decisión del presidente de suspender los diálogos. No se ve que un escenario de negociación política sea posible. Hoy el énfasis está en combatir a estos grupos que han atacado a la población civil; entonces, curiosamente, ahí puede haber más bien coincidencias que diferencias. Con el Clan del Golfo nunca se formalizó un proceso de conversación, todo lo contrario.

¿No ve una afectación?

Es que tenemos que combatir mientras estos grupos no se acojan a procesos de paz que sean viables. El Gobierno colombiano está todo a su derecho y en su deber de ejercer el uso legítimo de la fuerza.

¿Hay riesgo de que descertifiquen a Colombia en su lucha contra el narcotráfico?

Apenas comenzó el proceso; la decisión debe darse en septiembre. Sigo con la misma convicción de que si realmente juzgan a Colombia por lo que se ha hecho en la lucha contra el narcotráfico, porque los resultados son contundentes, merece la certificación. Pero también sería altamente irresponsable decir que estamos descertificados. Es un tema que seguirá discutiéndose, pero lo que hemos demostrado son resultados.

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El almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, llega este jueves a Colombia. ¿A qué viene?

El Comando Sur es un ejemplo importantísimo de cómo, a pesar de los cambios que ha habido en términos políticos en Estados Unidos y en Colombia, se ha ido fortaleciendo y evolucionando la relación entre instituciones y fuerzas de ambos países. Desde allí han ayudado en asuntos ambientales, como cuando tuvimos los incendios en los cerros de Bogotá y en otras regiones; fue gracias a esta cooperación con el Comando Sur que se permitió la ayuda para a manejar el tema de los incendios.

¿Tiene una agenda definida?

Nuestra agenda tiene que ver con muchos aspectos que van más allá de lo que es la lucha contra el narcotráfico, aunque vamos a seguir trabajando en temas de seguridad. Esta relación ha evolucionado, por ejemplo, en la incautación de cocaína. El hecho de que el almirante Holsey haya decidido viajar a Colombia muestra esa relación histórica.

¿Hay avances en materia de atención a los temas de migración?

En Estados Unidos hay cerca de 28.000 colombianos que tienen algún tipo de orden de deportación por su situación irregular. Lo cierto es que el impasse que tuvimos al comienzo del gobierno Trump resultó en un acuerdo. Desde Colombia estamos mandando aviones para recoger a nuestros compatriotas y eso ha venido fluyendo; se ha cumplido todo lo que se pactó. Por ejemplo, que los agentes consulares nuestros puedan visitar y hablar y caracterizar a quienes vienen para que cuando lleguen a Colombia sepamos de dónde son y qué necesidades tienen. De los más de 1.500 que ya han regresado, ninguno tiene antecedentes penales. Colombia está colaborando con Estados Unidos en su decisión y Colombia está haciendo lo necesario para que ellos puedan regresar de una manera digna y respetando sus derechos humanos.

Embajador, ¿qué pasó con la cita que se le pidió a la canciller Laura Sarabia con el secretario de Estado, Marco Rubio, y con un eventual encuentro Petro-Trump?

Ambas cosas se están trabajando. Nosotros no tenemos afanes en cuanto que sabemos que son parte de decisiones que tienen que ver no solamente agendas, sino con situaciones aquí y allá. Pero, mientras se fijen esas fechas y los encuentros, hay reuniones permanentes.

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