Durante más de veinte años de trayectoria en la televisión colombiana, Andrés Toro ha participado en diferentes producciones como “Nuevo rico, nuevo pobre”, “Distrito salvaje”, “El General Naranjo”, “El cartel de los sapos: el origen”, entre otras. Su pasión por la actuación nació durante su etapa escolar en un colegio militar en Bogotá, donde descubrió el gusto por las artes escénicas. Tras graduarse, se encaminó profesionalmente en el medio y comenzó sus estudios en Dirección de Televisión en el Politécnico Santa Fe de Bogotá. Más adelante, viajó a Los Ángeles, donde profundizó su formación actoral y fortaleció las bases de lo que hoy es una carrera sólida y reconocida.
Así es la nueva vida de Andrés Toro en Estados Unidos
Aunque su camino profesional en Colombia marchaba con éxito, en mayo de este año decidió mudarse a Florida, en Estados Unidos, y empezar de nuevo una nueva etapa tanto personal como profesional. El actor describe su experiencia llena de incertidumbres, aprendizajes y constantes adaptaciones. “Me ha ido bien, esto es una vida de muchos altibajos, este proceso migratorio es bastante raro en cuanto a las incertidumbres que trae la misma vida porque uno tiene cosas fijas, pero otras no tanto y son esas las que desestabilizan; son los nuevos ambientes, el contexto, las nuevas experiencias que uno empieza a tener. Es una montaña rusa, la adaptación tanto mía como de mi esposa y de mis hijos. Unos días está uno súper feliz, se va para la playa y ve el amanecer y el atardecer y está lindo todo y otro día estás diciendo: ‘¿cómo voy a hacer para pagar las cuentas?’ Hasta el momento estamos muy bien, entonces, vamos a seguir ahí, dándole, a ver qué pasa”, afirmó.
¿Por qué Andrés Toro se fue del país?
La decisión de migrar no fue impulsada por una situación económica adversa en Colombia, sino por un motivo mucho más profundo. “Mi esposa y mis hijos obviamente son el eje de todo. Lo hice por mi esposa que quiere homologar su carrera aquí en Estados Unidos. La mayoría de gente dice ‘¿Es que estaba muy mala la situación?’ No, de hecho, tenía trabajo, antes de venirme me salió novela. Me estaban proponiendo y me estaban pagando muy bien, pero así es la vida y creo que nosotros somos más de lo que hacemos o como la gente nos reconoce, entonces aquí estamos como familia tras un sueño que ella quiere lograr y está bien, y si tengo que hacer otras cosas está bien, la cosa es que no sé hacerlas y estoy aprendiendo, eso también hace parte de este nuevo trayecto, de esta nueva experiencia que también me parece bonita".

Andrés Toro, actor colombiano.
Los desafíos de empezar de cero
Aunque la adaptación no ha sido fácil, Toro ha tenido que diversificar sus fuentes de ingresos de manera creativa: “No me dediqué a armar closets, lo que mostré en redes fue porque le ayudé a un amigo, pero parece que para la gente fue muy raro. Sí hay teatro y hay cositas independientes que hay que mirar, pero acá no se produce mucho. Obviamente, tengo mi mánager y se mueve en Telemundo o Univisión, pero no hay mucha producción, realmente se hace una novela al año”.
En un entorno nuevo y con la incertidumbre que conlleva el cambio, ha sido todo un reto. Sin embargo, no ha dejado de trabajar: “Las redes son un capital que uno tiene ahí, donde puede empezar a hacer cosas y vender. Ahora tengo unas cuentas donde estoy vendiendo cosas. Estoy haciendo comerciales, cosas de locución, lo que sea, pero de cosas que tiene que ver con lo que sé hacer. Estoy haciendo videos y hago publicidad, aunque obviamente que eso ya lo venía haciendo. Cuando se trabaja freelance o por prestación de servicios, uno no es ese chequecito mensual que llega siempre a la misma hora y todo el tiempo, sino que este mes puede estar muy bueno y el otro de pronto no tanto y le toca a uno vivir el día a día, porque cada día trae su propio su propio afán".
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Mientras logra establecerse laboralmente en Estados Unidos, Andrés valora y disfruta cada aspecto de su entorno, incluso las cosas más simples del día a día. “Sería un desagradecido, nosotros estamos muy bien, yo vivo aquí y vuelvo y digo, esto no es ‘chicaneo’, porque es lo que menos quiero hacer, pero aquí vivir al lado de un lago y ver aves, tener un campo de golf al lado de tu casa con paisajes, o cuando estás aburrido te tomas un café mirando el lago, eso no lo tenemos tan fácilmente en nuestros países y aquí cualquiera lo puede tener y para mí es maravilloso. La hemos pasado bien, estamos aprendiendo, mis hijos empezaron el colegio, se están adaptando. Mi esposa está muy bien en el trabajo en el que está. Ahí vamos sin que uno lo conozca a nadie, uno vuelve y arranca y le da gracias a Dios porque se abren oportunidades y alternativas para vivir”
Una lección de humildad
Con esa pausa en su carrera en la televisión, también surgió un conflicto interno con su ego y cómo se percibe ante el público. “Aquí es darle una patada al ego, al orgullo y a la imagen y al quererse ver de cierta manera de acuerdo a cómo lo demanda el mundo, como dicen los demás que tú te tienes que ver. ‘¿Cómo así ¿Usted es actor, usted por qué se vino a pasar incomodidades? ¿Usted qué hace aquí? ¿Pero qué va a hacer? Está loco. Porque hay algo por dentro que quiere que siempre lo vean bien y que lo vean exitoso, de acuerdo con lo que la gente dice”, reflexionó.
Este proceso le ha enseñado sobre “la humanidad” del fenómeno migratorio y le ha permitido conectar con la esencia de las personas, y no solo con lo que se aprecia a simple vista. “Es como machacar el ego y el orgullo de decir estamos trabajando y eso te permite a veces hacer match con todos estos migrantes que vienen acá a luchar y a hacer de todo, les toca durísimo. Hay mucha humanidad aquí en este proceso y mucho que aprender desde la esencia, desde lo básico, no desde la superficie o a lo que nos dedicamos o cómo nos quieren ver, si no de verdad lo que tiene que ver con uno”.

