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Jairo Camargo en el rol de un papá con Alzheimer: “Actuar no es psicoterapia”

Por Luz Alexi Castillo
10 de mayo de 2025
Jairo Camargo lleva 46 años de carrera en televisión.
Fotografía por: Felipe Marino editor fotografia

Jairo Camargo no necesita mayor presentación. El actor de 71 años, que de niño quiso convertirse en sacerdote, empezó actuando en teatro desde la adolescencia, y en 1979 comenzó su recorrido en la pantalla chica. Sus interpretaciones lo han ubicado como uno de los mejores del país. ‘Revivamos nuestra historia’, ‘Escalona’, ‘La Pantera’, ‘Dios se lo pague’ y más recientemente, ‘Pedro el escamoso’, ‘Darío Gómez’ y ‘Devuélveme la vida’ son solo algunos de los títulos de las decenas de producciones que lo han tenido dentro de sus créditos.

En ‘Cien años de soledad’ fue Apolinar Moscote, padre de Remedios y corregidor de Macondo. Este rol que recientemente le valió el premio Platino, en la categoría mejor interpretación masculina de reparto en miniserie o teleserie. No viajó a Madrid para recibir el reconocimiento porque estaba comenzando la temporada de ‘El Padre’, obra en la que encarna a un papá con Alzheimer. Entonces nuestra charla con él, fue justamente para hablar de sus historias personales en torno al tema y a su postura frente al mismo.

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¿Cómo recibió el Premio Platino por ‘Cien años de Soledad’?

“Con una enorme satisfacción, lo recibo encantado de la vida por mí y por el trabajo hecho con Laura Mora en la dirección, quien me sacó de mi zona de confort. A mí se me había olvidado que estaba nominado, como estoy solo ahora, Patricia (Tamayo) está en Alemania. Entonces de pronto, Patricia me llamó, yo estaba a punto de dormirme, porque estaba enfermo de gripa, y me contó. Yo grité. Como no tengo redes ‘fecales’, entonces, no me entero de nada”.

Ahora personifica a un papácon Alzheimer en la obra ‘El Padre’. ¿Este rol lo he hecho reflexionar sobre sus padres?

“Mi mamá tuvo Alzheimer. No murió por eso, por fortuna la mató una neumonía. Entonces no hubo mucho tiempo, ya estaba bastante malita, pero no hubo esa cosa, que de pronto empezara esa agonía. Se fue tranquila. Yo iba de vez en cuando a verla, ella no vivía aquí. Hice lo que podía hacer, que era estar ahí un ratico con ellos. Una hermana se encargó de ellos. Con mi mamá me pasó una vez que ella vino a Bogotá y estaba quedándose donde una hermana. Llegué a la casa, timbré y de pronto, me abrió mi hermana y mi mamá estaba sentada al lado de la puerta. Se quedó mirándome y me dice: ‘¿y usted quién es?…’. Al final, en su lecho, le dije que me perdonara tanta canallada y le canté una canción”.

¿Y cómo era su relación con su padre?

“Con el viejo teníamos una relación distinta, algo distante, pero muy divertida. Nos levantaron en una familia de 8 hijos, sin trabajo y esas vainas. Era un tipo muy legal, serio y muy responsable y chévere, liberal. (Me dijo), ‘Usted haga los suyo y vaya eche para adelante’. Nunca faltó respaldo para ninguno de nosotros. Él sí tuvo una demencia senil muy fuerte, porque además derivó en unas vainas físicas, orgánicas”.

En la obra su hija es Marcela Mar y en la vida real usted tiene una, ¿cómo ha sido esa relación?

“Es que la hija llegó en un momento en que empezaban muchas cosas. Yo estaba ingresando en el TPB, iniciando mi carrera profesional y luego empecé una carrera en televisión. Entonces esto era dándose codazos para salir adelante, para conseguir un lugar. Hacía temporadas de teatro. Salía por la mañana a las 9, la sacaba a la ruta, iba a ensayo hasta la una de la tarde, la recogía y a veces podía esperarla en la ruta. Yo al rato me iba otra vez al teatro y regresaba a las 11 de la noche. De hecho, cuando ella empezó y se echó a andar, esperaba hasta las 11 de la noche para venir corriendo”.

Jairo Camargo junto a Marcela  Mar.EFE/ Carlos Ortega

Jairo Camargo junto a Marcela Mar.EFE/ Carlos Ortega

Fotografía por: Carlos Ortega

Y ¿ahora?

“Estamos en lo que estamos, es decir, cada quien hágase cargo de lo suyo. Hay una relación”.

La construcción de personajes de Jairo Camargo

¿Se siente afectado personificando este rol en ‘El Padre’?

“No camino por ahí, no digo mentiras acerca de eso tampoco. Mi oficio es ese, el oficio de interpretar un personaje, estudiarlo, ensayar. Recurrir a lo que encuentre por ahí, o sea, las cosas de mi mamá, las de mi papá, las de otras personas que he conocido, el cine, la literatura, los documentales...Hay mucho de dónde agarrarse. Si yo lo hiciera desde mí, sería una terapia. Para eso pago otra cosa que se llama psicoterapia; el teatro o la actuación no es psicoterapia”.

¿Cuál cree que es la intención de la obra ‘El Padre’?

“El teatro tiene que inquietar, preocupar, incomodar, y esta obra precisamente hace eso, incomoda, hace que la gente se ponga mal. Y, pues claro, tiene que ver con la interpretación y todo. Es un tema muy bien tratado por este autor (el dramaturgo francés Florian Zeller)”

¿Por qué hay que ir a verla?

“Porque es un tema para el cual no estamos preparados. No estamos preparados para la muerte, no nos da la gana de prepararnos para morir y para aceptar la muerte de alguien cercano. En un país tan violento como este, la muerte no existe, aunque todos los días muera gente. Somos apáticos en ese sentido”.

¿Cuál es su posición frente a la posibilidad de sufrir un mal como el Alzheimer?

“Es lo que tengo claro y lo tenemos claro con Patricia. Al primer síntoma, voy para allá. ¿Para qué estar aquí, si no sirvo para nada si estoy jodiéndole la vida a Patricia, a mi familia? No nos vamos a dejar consumir, es una enfermedad”.

¿Dónde y cuándo ver a Jairo Camargo en ‘El Padre’?

La obra ‘El Padre’ es la ópera prima del escritor y dramaturgo francés Florian Zeller, ganador del Óscar a mejor guion adaptado, que también le dio un premio de la academia a Anthony Hopkins como mejor actor.El texto ahora es una pieza teatral, en Colombia está protagonizada por Jairo Camargo, Marcela Mar, Jacques Toukhmanian, Paula Castaño, Erik Rodríguez y Laura Junco, bajo la dirección de Klynch López.

Se presenta jueves y viernes a las 8 p.m. y sábados en doble función a las 5 y a las 8 p.m. en el teatro Nacional de la 71, de Bogotá. La trama de la historia explora la fragilidad de la mente humana y los límites del amor incondicional, en este caso sobre un padre que sufre demencia senil y su hija, quien es la encargada de cuidarlo.

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