Julio Sánchez Cóccaro no solo es actor de teatro, cine y televisión, también se ha desempeñado como director, músico y bailarín. Creció inmerso en el mundo del arte dramático desde temprana edad, influenciado por el también actor Omar Sánchez, su padre, y la actriz Yadira Sánchez, su hermana. Su carrera inició con la película sueca “El Gamín”, en 1976. Más adelante participó en producciones televisivas como “Pandillas, guerra y paz”, “Amar y vivir”, “Hasta que la plata nos separe”, “La niña”, “La Madame” y “Rosario Tijeras”.
¿Cómo es trabajar con sus hijos y su esposa?
Más allá de su éxito individual, sus más de cuatro décadas de trayectoria están entrelazadas con su vida familiar. Desde hace casi 30 años trabaja en proyectos creativos junto a Patricia Ordóñez, su esposa y Variel, Adrián y Shady, sus hijos, no solo compartiendo el escenario, sino también construyendo experiencias pedagógicas y artísticas.
“Nosotros trabajamos de toda la vida en familia porque tuvimos una empresa muy exitosa que se llamaba “De crisálida a mariposa”, donde dábamos talleres para adolescentes, actores y empresas. Cada uno de mis hijos ejercía su responsabilidad como si fuera un adulto”, afirmó.
Esta dinámica familiar estableció las bases para lo que más tarde se convertiría en su exitosa transición al mundo digital. “Ahorita trabajar en familia en esta nueva etapa que es con las redes, con lo que redescubrimos, ha sido muy divertido y maravilloso, porque es un nicho del que no teníamos mucho conocimiento, pero que hoy en día nos genera ingresos y aparte de eso nos divierte y nos pone a estar juntos, que eso es chévere. Siempre tiene que haber una disculpa para estar juntos y en este caso es trabajar con las redes, es un trabajo muy bonito y la verdad nos la llevamos muy bien. No hemos tenido inconvenientes, al contrario, siempre estamos riéndonos”.
Un legado de disciplina
Sus hijos han seguido el camino del arte, inspirados por el ejemplo y la pasión que el artista les inculcó desde pequeños. Al igual que Julio, crecieron entre bambalinas, luces y ensayos, pero también en medio de conversaciones profundas sobre el valor del arte y la disciplina que exige. “Me siento muy orgulloso de la familia que tengo y de cómo hemos vivimos las cosas con ellos, con intensidad y educación, eso es bien bonito. Cuando montábamos teatro y hacíamos ese tipo de obras musicales, mis hijos tenían muy clara la diferencia entre el papá y el director. Era muy gracioso porque mientras ensayábamos y yo dirigía, yo era de un temperamento fuerte y ellos me decían, ‘¿señor, podemos hacer tal cosa?’, me decían ‘señor’ allá en el ensayo y en las funciones, pero salíamos de la obra teatral y me decían ‘oye, papá, ¿qué te pasó a ti? ¿Por qué me regañaste por esto?’ Ellos eran chiquitos y entendían perfectamente la diferencia del respeto por el teatro, por el director, por el que maneja los hilos conductores de las cosas y el papá que es el papá y con el que ellos podían hablar".

Julio Sánchez Cóccaro, actor colombiano.
Las redes sociales se han convertido en el nuevo escenario donde la familia Sánchez Cóccaro brilla con luz propia. Su incursión en el mundo digital no solo ha sido una forma de adaptarse, sino que ha resultado ser una verdadera revelación. “Aunque a veces mamo gallo diciendo que las redes son una gran mentira y que la gente cuenta lo que quiere contar, realmente nosotros somos nosotros ahí en las redes, así es nuestra relación, con Variel, con Adrián y con mi hija somos súper cómplices, y con mi esposa también, así somos y eso lo hemos construido en la vida. Aparte de ser papá, soy amigo en momentos importantes de sus vidas”.
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Así fue la transición de Julio Sánchez Cóccaro a las redes sociales
Aunque estaba acostumbrado al ritmo y la estructura del set televisivo, el cine y las tablas, también descubrió en el mundo digital una manera más libre, espontánea y cercana de conectar con su audiencia. “A nosotros la tecnología nos agarra a patadas, a mí todavía la tecnología me atropella. Esa transición no ha sido fácil, pero me ha fascinado. Los jovencitos hoy en día no me reconocen por lo que yo haga en televisión, me reconocen por las redes, y yo no soy Julio Sánchez Cóccaro, yo soy el papá de Variel, no importa, de verdad que ha sido un hallazgo increíble. Nosotros no pensábamos entrar en ese mundo, y cuando llegó la pandemia, las redes fue lo que funcionó, lo que empezó a manejar la vida y lo que nos ayudó también económicamente y ahí estamos. Las redes se convirtieron ya en un trabajo importante para nosotros, es parte de nuestra vida, nosotros tenemos reuniones semanales para trabajar con las redes".
Este cambio de las cámaras al celular, de los guiones a la vida cotidiana compartida, no solo le permitió reinventarse en su carrera, sino que también fortaleció los lazos con su familia y le ayudó a descubrir una nueva manera de vivir el arte. “Es la migración que hay hoy en día. Nosotros migramos a los medios digitales y es lo que estamos haciendo y me encanta que me digan que soy el papá de Variel porque quiere decir que el trabajo estuvo bien hecho. Estoy orgulloso, me encanta que eso pase y también ayudarles a mis hijos a que tengan un reconocimiento a través de las redes me parece chévere, y que Variel sea de alguna manera la cabeza, me parece increíble porque él es súper generoso, súper bonito. Me siento súper orgulloso de que me digan que soy el papá de Variel, semejante actor tan berraco. A mí me pasó exactamente lo mismo con mi papá y llegó un momento, cuando yo empecé a crecer, como a partir de los 14 o 15 años, en que ya le decían ‘tú eres el papá de Julio’”.
Aunque está dedicado a las redes, el bogotano continúa con sus proyectos en teatro, televisión, y por supuesto, en el mundo digital. “Estoy arrancando con un proyecto de Caracol TV y voy a sacar mi canal de Youtube y un podcast muy interesante con gente súper chévere, se van a morir con los invitados que va a tener. De eso se trata, que la gente se divierta, que comunique uno cosas bonitas, esperanza y amor”.
“Dulce tentación”, el proyecto teatral de Julio Sánchez Cóccaro
Actualmente, el actor protagoniza la obra de teatro “Dulce Tentación” en el Teatro Belarte, una adaptación para Estados Unidos y Colombia de la obra francesa “No te vistas para cenar”, de Víctor Hugo Morán. “Es una comedia que lleva muchos años, pero ha tenido varias etapas, es muy chistosa. Mi personaje es Miguel, que es el que arma todo el enredo. La gente se ríe muchísimo de los enrollados tan tremendos. Al final tratamos de dar un mensaje bonito para las parejas, porque pues no se trata de hacer solamente una comedia de infidelidad, sino de demostrar que eso no vale la pena en ningún momento. El tipo de humor que yo manejo ahí es muy parecido al mío, la ironía, el sarcasmo, ese tipo de cosas que me encantan ahí las puedo volver parte de mi personaje”.

